El 15 de abril de 1957, hace 63 años, el llamado “Ídolo del Pueblo” nos dejó en aquel fatídico accidente aéreo. Pedro Infante murió convertido en leyenda. Dejaba tras de sí, una carrera artística consolidada; la cual despuntó en 1943, cuando tuvo su primer papel protagonista en la película: La feria de las flores (1943) de José Benavides Jr. y grabó su primer gran éxito musical: El soldado raso. Su carrera abarcó 61 largometrajes como actor y más de 300 canciones; todo esto antes de cumplir los 40 años. Infante triunfó en la “Época de Oro” del cine mexicano, donde fue contemporáneo de artistas como Mario Moreno “Cantinflas”, Jorge Negrete y María Félix. Trabajó con cineastas de la talla de Emilio “El Indio” Fernández, Rogelio A. González, o Ismael Rodríguez con quien realizó 16 películas. Su figura sigue siendo muy recordada; de hecho, la plataforma Netflix estrenó una película inspirada en el artista en diciembre pasado: Como caído del cielo.
Su funeral fue masivo; cuando llevaron su féretro al Panteón Jardín de Ciudad de México, se calcula que había más de 100 mil personas sólo en el cementerio y centenares de ellas se desmayaron de la emoción. Pedro Infante era de familia humilde; pero nunca olvidó su procedencia y siendo famoso, nunca dejó que se le subiera la fama a la cabeza. Su imagen no era respetada por todo el mundo. Desde algunos sectores acomodados, se veía al actor y cantante como alguien que únicamente era para la clase obrera. De hecho, en la magnífica novela corta de José Emilio Pacheco, Las batallas en el desierto, hay una parte en que la familia del protagonista habla de los gustos que deberían tener una familia de cierta posición como ellos. La madre del protagonista se refiere a Pedro Infante como alguien que tiene aspecto de chofer y que sólo gusta a las “gatas”, en referencia despectiva a las trabajadoras domésticas.
Pero hoy en día, el legado de “El ídolo de Guamúchil”, no es exclusivo de algún sector social, sino que forma parte de la historia de México y de América Latina. Infante siempre fue una persona sencilla, le gustaba recordar su juventud como carpintero, siempre tenía tiempo para saludar a sus seguidores y en muchas representaciones aceptaba la comida que le llevaban muchas de sus admiradoras.
La imagen de Pedro Infante como una persona cercana al pueblo, se debe también por las características de los papeles que interpretaba en el cine. Normalmente daba vida a personas sufridoras que hacían todo lo posible para salir adelante. En la famosa trilogía de Pepe el Toro, dirigida por Ismael Rodríguez: Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948) y Pepe el Toro (1952), interpreta a un hombre que va padeciendo desgracias –incluida la muerte de un hijo y después de su mujer– y que siempre acaba demostrando su entereza. Igual que otro de sus grandes éxitos: Un rincón cerca del cielo (1952) de Rogelio A. González, una película donde Pedro Infante actuaba junto con Marga López y en la que interpreta a un pobre hombre que intenta salir de la pobreza, pero cuando consigue algo positivo las desgracias le azotan.
En otras películas, interpretaba a personajes en mejor posición social, aunque debían enfrentarse a personas de su entorno –incluso familiares suyos– para poder progresar en la vida o para poder casarse con su enamorada; como en las dos películas que rodó también bajo las órdenes de Ismael Rodríguez: La oveja negra y No desearás a la mujer de tu hijo –ambas de 1949–; en ellas Pedro Infante tiene una difícil relación con un padre autoritario, jugador y alcohólico, con el que se disputa la buena administración de su finca y el amor de una mujer. El papel que interpretaba Infante en muchas obras, era el del “macho” mexicano por antonomasia; pero al mismo tiempo, era mostrado como una persona sensible. Eran personajes duros y aguerridos, pero que también eran capaces de llorar y emocionarse.
A diferencia de otros artistas de la época, que cantaban y actuaban, Pedro Infante consiguió el reconocimiento como actor. Otros, como Jorge Negrete, tuvieron una exitosa carrera, pero nunca consiguieron el apoyo de la crítica o de las academias de premios. Infante consiguió ganar el Premio Ariel al Mejor Actor en 1956 por la película: La Vida no vale nada (1955) de Rogelio A. González; fue su sexta nominación. Pero esta consagración le duró poco, ya que falleció el año siguiente en Mérida. Ese año se estrenó, póstumamente, la famosa película Tizoc: Amor Indio de Ismael Rodríguez, la cual ganó el Globo de Oro a la Mejor Película Extranjera e Infante obtuvo de manera póstuma el Oso de Plata al Mejor Actor en el Festival de Berlín de 1957.
La vida de Pedro Infante no estuvo exenta de polémica en su momento. Se casó dos veces, la primera con María Luisa León, con la que adoptó a una sobrina suya; y en 1953 contrajo nupcias con la actriz Irma Dorantes, con quien tuvo una hija. Para poder casarse por segunda vez, el cantante falsificó un documento de divorcio de su primera mujer; y poco antes de perder la vida, la Suprema Corte declaró ilegal el segundo matrimonio. Además, entre sus dos matrimonios, tuvo una relación con la actriz Lupita Torrentera –empezó cuando ella tenía 14 años– con quien tuvo tres hijos. Después de su muerte, se descubrió que él había tenido una hija cuando tenía 18 años.
Igual que en otras muertes de personas famosas, surgieron teorías sobre si su accidente había sido organizado por orden de algunos políticos de la época, o por haber tenido un romance con la mujer de alguno de ellos. Otra teoría afirmaba que “El Inmortal” no murió y que el accidente fue una mascarada para poder fingir su muerte, desaparecer y poder vivir de manera anónima.
El fallecimiento de Pedro Infante también coincidió con el fin de la “Época de Oro” del cine mexicano. En los años siguientes, la industria cinematográfica mexicana entró en un periodo de crisis. Después de la edición de los Premios Ariel de 1958, no se entregaron durante catorce años, hasta 1972.
Pero la figura de Pedro Infante pasó a ser leyenda y es admirada por mucha gente. Cada 15 de abril, su tumba es visitada por miles de admiradores y por bandas de músicos, que entonan sus más famosas canciones como: Mi cariñito, No volveré o Cien años.
Me encanta tu artículo, Infante fue una gran figura en el cine mexicano, su música siempre está presente cuando se celebran los cumpleaños (Las mañanitas) con su inigualable voz que sigue siendo escuchada por generaciones de jóvenes. Gracias