No llevábamos ni una semana de estado de alarma, cuando Miguel Ángel de Rus nos propuso a algunos autores de Ediciones Irreverentes publicar en el blog de Sexto Continente relatos sobre el coronavirus. En poco tiempo, dos docenas de autores habíamos entregado nuestros cuentos, que fueron leídos por más de mil personas. Tan buenos resultados alentaron a Miguel Ángel a publicar nuestras obras en un libro en papel titulado Los relatos del coronavirus, aparecido en julio pasado.
A partir de ahí, me surgió la idea de escribir breves crónicas acerca de la evolución de la enfermedad en Madrid y empecé a mandar a mis amigos mis textos a razón de uno cada dos días. Sin embargo, llegué a la conclusión de que mi visión de los hechos era tan sólo una diminuta ventana acerca de esta tragedia que, por primera vez en la historia de la humanidad, detuvo al mundo entero al mismo tiempo; algo que no consiguieron ni la peste bubónica del siglo XIV ni la mal llamada gripe española hace 100 años.
Al tratarse de una enfermedad global, se requería de una visión lo más universal posible. Las crónicas del coronavirus reúne a 12 autores de seis países y tres continentes. Este libro arranca en la zona cero del coronavirus: China. Daniel Rodríguez nos habla de sus experiencias como extranjero en una China que, a principios de siglo, parecía estar en un proceso aperturista y, en la actualidad, cada día se muestra más autoritaria y xenófoba. En ese contexto, el coronavirus viene a ser un pretexto para reforzar la represión y el odio a los extranjeros. Desde Seúl, el profesor de la Universidad de Kyung Hee, Soo-hyun Hwang refiere las dificultades que conlleva compartir 60m² con 3 hijos y una esposa, al grado de obligarlo, ocasionalmente, a huir a su despacho en una facultad vacía o regodearse con un partido de béisbol.
Una de las primeras personas en compartir voluntariamente sus escritos sobre la materia, fue el doctor Manuel Cortés Blanco, epidemiólogo para más señas. Desde León, España, él nos habla de su agotador enfrentamiento diario contra la enfermedad, al mismo tiempo que busca entretener y explicar la situación a sus hijos. Sinceramente, no sé de dónde saca tanta energía para compaginar sus labores como médico y escritor. Por su parte, Pascal Buniet describe desde Tenerife cómo será la nueva normalidad; enmascarada, incompleta. Con unos ojos y el pelo como toda visión de los otros seres humanos. Al mismo tiempo, nos recomienda que, a pesar de todas las desgracias y el confinamiento, no dejemos de vivir nuestras vidas.
Desde Francia, el filósofo José Amezcua Bravo nos invita a reflexionar acerca de nuestra responsabilidad en el contagio de la enfermedad y de cuán libre somos o creemos serlo. Por su parte, también desde Francia, Cyril Jouhannet expone, en un diálogo entre dos ambiguos interlocutores, las consecuencias del proceder egoísta del ser humano en esta y otras crisis. No aprendemos.
Roberto Víctor Luna nos invita a contemplar Iztacalco, un barrio del Oriente de la Ciudad de México, desde la azotehuela de su departamento, al tiempo que hace un recorrido a través de la historia de su barrio. La psicología chilanga aplicada al coronavirus también está presente en su texto que tiene la facultad de hacernos agua la boca con sus recomendaciones gastronómicas. En contraposición, Susana Corcuera describe con gran maestría la vida en la lejana población rural de Estipac, donde el trabajo nunca se para, especialmente si la zafra está lista para ser cortada. Por su parte, el poeta sudcaliforniano Rubén Rivera Calderón nos habla de los tropiezos en un barco lleno de fantasmas que resulta ser su propia casa, situada en La Paz, capital del estado de Baja California Sur.
También está presente en esta antología otro escritor que ha combatido en primera línea la epidemia, desde otra trinchera diferente a la médica. Desde Nueva York, Fernando Morote nos habla de su labor desinfectando edificios en una de las ciudades más castigadas del mundo por el coronavirus, especialmente cruel con los latinoamericanos y los afroamericanos. Pese a su heroicidad, nadie le aplaude, sino que, por el contrario, lo miran con recelo.
Por último, Jorge Majfud expone su visión de los hechos a través de un original relato, narrado por un personaje de inquietante oficio. Al mismo tiempo nos habla del asesinato de George Floyd y su incidencia en la salud mental de Donald Trump.
Como pueden ver, hemos seguido aproximadamente el recorrido cronológico de la enfermedad. Cada uno de los autores ha aportado su visión acerca de la evolución de la epidemia en su respectivo país de residencia, así como la forma en que este virus les ha afectado en su vida cotidiana. No obstante, han conseguido dejar atrás los elementos que vemos a diario en las noticias (número de enfermos y muertos, medidas a tomar, avances en la búsqueda de la vacuna, etc.), para aportar una visión caleidoscópica acerca de la tragedia más importante que hemos vivido en décadas como especie. Espero que los lectores disfruten tanto de su lectura como yo compilando los textos.
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Me lo regalaron porque soy médico y lector de libros duros. Lo leí. Empecé por el relato del Nostradamus Majfud y seguí sin orden por el resto. Lo recomiendo.
Muchas gracias por leerlo y por su comentario.
Muchas graccias por leerlo y por su comentario.
Que un loco tenga el código nuclear en una maleta es de por si un relato aterrador. Me refiero a ese de “Pandora”.
Pues espérate a leer como están las cosas en China donde existen 600 millones de cámaras de reconocimiento facial. Es decir 1 por cada 2,5 habitantes.