¿Cómo elegir correctamente los estudios de posgrado?

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Estudiar una maestría o un doctorado en México o en el extranjero, muchas veces sólo es posible por medio de becas o financiamientos. Comenzar el camino de dos a tres años que representa este tipo de cursos es sumamente difícil, sobre todo por el aspecto económico, por lo que es necesario que la elección de posgrado garantice que la inversión retornará con creces a los propios bolsillos.

Ciudad de México.- Equivocarse al decidir el siguiente paso en la formación académica tiene serias repercusiones en los ámbitos laboral y económico. De acuerdo con un reporte del presidente de la Academia Mexicana de Ciencia (AMC) Arturo Menchaca, la problemática en México de los estudiantes con maestría y doctorado son los pocos recursos destinados a la ciencia, así como la falta de empleo.

Sin embargo, también es bien sabido que contar con estudios de posgrado es una gran apuesta para el mejoramiento de las oportunidades y el nivel del salario. Por ejemplo, el egresado del ITAM (Instituto Tecnológico Autónomo de México)  Roberto Carmona supo que conseguir empleo en una pizzería mientras hacía su maestría en la Universidad de Oxford, en Inglaterra, para apoyar los escasos recursos recibidos por becas —apenas diez mil pesos al mes—, valdría totalmente la pena.

Fue así que estando allá consiguió trabajo en PMI (Petróleos Mexicanos Internacional), con lo que duplicó su sueldo al regresar a México, dos años después.

La inversión que hicieron las instituciones (Secretaría de Energía y Universidad de Oxford) en Roberto Carmona para que cursara su primera maestría fue de 20 mil libras (434,710 pesos, al tipo de cambio actual), de las cuales él no tuvo que pagar nada. Sin embargo, no todos cuentan con la suerte y la preparación para aplicar a este tipo de becas.

Generalmente, los estudiantes que tienen acceso a apoyos institucionales son personas que han tenido muy altas calificaciones  desde la primaria hasta el doctorado. Cada año, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) otorga 700 becas para maestría y doctorado, mientras que la Conacyt (Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología) genera 1,500 doctores o maestros en el mismo periodo de tiempo.

Sin embargo, muchas veces estas becas no son suficientes para que los estudiantes puedan sobrevivir con ellas. Los apoyos de la UNAM ascienden en promedio a siete mil pesos mensuales en maestría y a nueve mil en doctorado; el Conacyt da seis mil 800 pesos a los estudiantes nacionales en maestría y también nueve mil en doctorado, aunque brinda apoyos mayores para becados en el extranjero, los cuales que ascienden a mil dólares mensuales.

Aún teniendo excelentes promedios y una vida académica intachable, sólo se acepta una de cada tres solicitudes de beca. Por ello, si se está considerando la opción de tomar un posgrado, es muy importante considerar todas las opciones posibles y asegurarse de que la elección tendrá un efecto positivo a largo plazo, así como estar consciente de que implicará un gasto físico, económico y mental impresionante.

Ante esto, sitios Pymex y Ciudadanos en red emiten ciertas recomendaciones a tomar en cuenta antes de decidirse por un programa de posgrado:

1. Enfocarse en aquellos cursos que incrementen el nivel de empleabilidad: Sobre todo si no se cuenta con financiamiento, más que con el propio sueldo o los ahorros, es importante concentrarse en cursos relevantes para el perfil laboral que se va persiguiendo, y sobre todo, para la vocación.

2. No olvidar que los cursos también son tomados en cuenta como experiencia curricular: el hecho de que no tengas experiencia profesional no significa que no puedas conseguir el puesto al que aspiras. De hecho, muchas empresas valoran los cursos seguidos, a pesar que no presentes experiencia de trabajo al respecto.

3. Estar pendiente de las nuevas tendencias: Por más que se miren con sorpresa o cierto recelo, es probable que  en el futuro se vuelvan campos de acción laboral muy solicitados. Un ejemplo muy notable es el avance que ha tenido el ámbito jurídico en el mundo digital, el cual años antes era considerado totalmente irrelevante.

4. La falta de dinero no tiene por qué ser una limitante: Si no se cuenta con el dinero para pagar una especialización, un diplomado, una maestría o un doctorado, no hay que desesperarse. Existen opciones más cercanas a las posibilidades reales, tales como talleres y conferencias, ferias profesionales, revistas especializadas o sitios web del rubro. Afortunadamente, la información se ha democratizado.

5. Aprovechar los contactos y las relaciones establecidas durante el posgrado: El entorno académico ofrece la posibilidad de conocer a personas con una basta experiencia en el campo de estudio, que pueden brindar, más allá de los conocimientos impartidos en clase, sus experiencias prácticas en el ámbito laboral. Del mismo modo, esto representa la posibilidad de establecer relaciones con profesionales que posteriormente puedan hacer la invitación a incorporarse a sus instituciones o equipos de trabajo.

6. Aprender  a combinar lo que ya se ha aprendido con lo nuevo: No asistir a los cursos sólo con la idea de obtener conocimientos teóricos. Aprovechar para mejorar otros aspectos relevantes como el trabajo en equipo, la actitud positiva, la construcción de redes sociales y laborales, la capacidad de reinventarse y la flexibilidad ante el entorno, entre muchas otras.

7. En la medida de lo posible, conservar el empleo actual: Lo más recomendable es detenerse a pensar dos veces antes de prescindir del empleo actual, aún cuando lo aprendido en la maestría vaya encaminado a mejores oportunidades laborales. La directora del Centro de Desarrollo Profesional del Instituto Tecnológico de Monterrey Alejandra Ramírez, indica que “si se tiene un sustento, se puede dejar de trabajar, pero si ese sueldo será la base fundamental para sobrevivir durante la maestría, lo mejor es conservarlo hasta que salga una mejor oportunidad”.

Por último, si la maestría o el doctorado se ven como el hecho obvio al concluir la licenciatura, esto ayudará a facilitar la obtención de becas y apoyos por parte de las instituciones educativas. Lo mejor es no dejar espacios vacíos entre una y otra, para no perder oportunidades. También, antes de inscribirse en cualquier escuela, es muy importante conocer y evaluar los planes de estudio, el profesorado, la bolsa de trabajo y las experiencias de los egresados.

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