El expolio nazi

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Cuando una familia vende algo de gran valor bajo la presión de un grupo de criminales o para librarse de la muerte no está vendiendo, está siendo chantajeada. Miles de familias judías durante la pre guerra y la Segunda Guerra mundial vendieron o cambiaron sus obras de arte por pasaportes, evasión de un campo de trabajo o hasta por medicamentos o comida. Estas obras se tienen que restituir a sus dueños originales, es un acto de ética reconocer que fueron víctimas de un crimen.

La colección de arte encontrada en un departamento de Munich en el 2010 en posesión de Cornelius Gurlitt es producto de este expolio, es necio afirmar que adquirió la mayoría de las piezas, y que sólo algunas son embargos a museos de la purga de arte que ordenó Hitler con su persecución a lo que él llamó arte degenerado.

Estas piezas fueron adquiridas por chantaje. Es una colección valuada en un billón de euros, eso explica que el gobierno de Angela Merkel, tan afecto al dinero ajeno, se tardara tanto tiempo en dar a conocer la incautación de las piezas y que hasta la fecha se nieguen a poner en internet las fotografías de toda la obra. Parece que están esperando a que los posibles herederos mueran y no puedan reclamar las piezas.

Esta colección es producto de un crimen contra la humanidad, eso no lo quieren aceptar porque la legislación de 1998 de la Washington Conference principles on nazi-confiscated art, establece que se restituyen las obras confiscadas por el régimen y no habla de las obras adquiridas bajo presión. Con esta legislación se legitima un crimen, haber abusado sin escrúpulos de miles de familias no es un delito, es más, el producto de ese abuso es legalmente del ladrón.

Al margen de que exista una legislación injusta que permite que estas obras no sean regresadas a los herederos de los dueños, el gobierno de Angela Merkel se debería sentir profundamente avergonzado por dejar que esta situación injusta perdure. Esta colección exista es una vergüenza para la humanidad y así debería ser presentada, como consecuencia del Holocausto. Sin ese infame genocidio, sin ese gobierno y esa sociedad europea enferma de odio y racismo, Gurlitt no hubiera podido hacer esa colección. Así que no veo qué espera el gobierno alemán para confiscar, subir en internet esas obras y convocar a los herederos para que las reclamen. Obviamente de eso no existen recibos de venta, ese hombre ni siquiera puede comprobar que fueron compradas y si llegara a tener algún documento, este sería prueba de su crimen.

Decía Camus que Europa no podía ser la misma después del Holocausto, Adorno dijo que ya no podía escribirse poesía, y vemos que no aprenden, que tienen en sus manos hacer justicia y se niegan. Es explicable el aumento actual del antisemitismo, del odio, porque ese continente se no quiere asimilar la gran lección que fue ver hasta dónde es capaz de llegar la brutalidad y la naturaleza humana cuando niega a la ética.

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