¿Se ha vuelto Norcorea uno de los peores destinos para turistas?

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El trato restrictivo a los turistas y las violaciones a los derechos humanos no han sido impedimento para que el turismo a ese país haya aumentado en los últimos años.

Pekín, China.- Merrill Newman, un veterano de guerra de 85 años, visitó Norcorea acompañado de un amigo para revivir sus días de gloria. Tenía planeado un viaje de nueve días a una de las sociedades más conservadoras del mundo, un estado armado que mantiene a su población en la pobreza y es enemigo declarado de EU.

¿Por qué un par de veteranos querría volver a Normandía?, se pregunta el hijo de Newman, Jeff, al tener que lidiar con el hecho de que su padre fue detenido en el país norcoreano hace un mes, y su paradero permanece desconocido.

Newman y su amigo habían terminado su tour, y se encontraban a bordo de un avión de Air Koryo en Pyongyang, listos para regresar a EU el 26 de octubre, cuando oficiales norcoreanos lo escoltaron fuera del aeroplano; no se ha sabido nada de él desde entonces.

El día anterior a su regreso, Newman tuvo una conversación acerca de la Guerra de Corea y su servicio como soldado con uno de los guías turísticos y algunos norcoreanos cuya identidad no se conoce; después de eso, le comentó a su amigo, Bob Hamrdla, que la charla no había sido amistosa.

Jeff dice que su padre visitó ese país en un tour aprobado por el gobierno, que cumplía con todo el papeleo y estaba haciendo todas las cosas que tienes que hacer al visitar ese país.

El señor Newman es parte de un reducido pero creciente número de estadounidenses, europeos y chinos que han viajado a Corea del Norte en tours programados y aprobados por el gobierno, a pesar de las dificultades inherentes de viajar a un Estado policial.

Los turistas deben estar todo el tiempo acompañados por guías autorizados, que impiden la interacción con los habitantes, los mantienen bajo rígidos itinerarios y limitan sus comodidades.

Tony Namkung, un experto en Norcorea, explica que “la tendencia de viajar a este país nace de la curiosidad de viajeros que han estado en todos lados y que, por tanto, quieren vivir situaciones diferentes”.

Newman, que antes ya había visitado Cuba, viajó a Corea del Norte con la agencia Juche Travel Services, que cuenta con oficinas en Pekín, Londres y Berlín, y fue fundada en 2011, de acuerdo a su sitio web. Contactado por teléfono, el director de la oficina londinense David Thompson dijo que no podía hacer ningún comentario sobre la detención del veterano.

En los últimos años, y particularmente desde que Kim Jong-un asumió el poder en 2011, Corea del Norte ha tratado de atraer al turismo occidental.

El gobierno norcoreano inauguró un acuario de delfines en Pyongyang el año pasado, y a pesar de la grave pobreza que sufre su población, comenzó a construir una estación de esquí en Masikryong, al este del país. El gobierno suizo se rehusó a venderles equipos de esquí para el proyecto, bajo el argumento de que Norcorea no debería solventar semejante lujo en su situación actual.

Un empresario europeo que visitó Norcorea con su familia el año pasado, empujado por el deseo de conocer un país comunista en el que tres generaciones han gobernado con mano de hierro, afirmó que “en Cuba no se pueden ver cosas como esta. Pagamos 200 euros por persona para ver un espectáculo de danza sincronizada en un estadio, visitamos una granja y una planta de energía (…). Como turista, no hay libertad; después de dos días, estábamos listos para marcharnos”.

En la última década, dos agencias de viajes, Young Pioneer Tours y Koryo Tours, han sido los principales guías de los turistas occidentales.

Todas las agencias de viajes fuera de Norcorea tienen que armar sus itinerarios a través de  la agencia viajera estatal, la Korean International Travel Company, que provee a los guías que han programado viajes para personajes como el embajador de Naciones Unidas y gobernador de Nuevo México Bill Richardson, y Eric Schmidt, director de Google.

Newman se quedó en el hotel Yanggakdo en Pyongyang, un edificio de 47 pisos ubicado en una isla. El hotel es uno de los dos principales lugares en los que se hospedan habitualmente los turistas occidentales, y es sumamente patrocinado por el gobierno porque su ubicación hace difícil que los visitantes puedan vagar sin ser vistos.

Viajar a Corea del Norte tiene el atractivo de conocer a una sociedad que aguanta con firmeza un gobierno dictatorial; sin embargo, hay que estar consciente de los riesgos que se asumen, pues al parecer no existe protección alguna ni garantías que puedan ser respetadas.

 

El Semanario sin límites, con información de The New York Times.

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