“Prevención, clave en salud mental de México”, Corina Benjet

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“A la gente sí le da vergüenza pedir ayuda para sus problemas emocionales”, asegura Corina Benjet.

Ciudad de México.- La doctora Corina Benjet, ganadora del Premio Nacional de Psiquiatría a la Investigación por sus aportes al conocimiento científico sobre la salud mental de los adolescentes, platicó con elsemanario.com sobre diversos temas relacionados con la salud mental, desde el bullying, las acciones gubernamentales y la industria farmacéutica, hasta los estigmas en torno a los trastornos mentales.

¿La atención a la salud mental, al menos en jóvenes, es una necesidad que ha rebasado la capacidad del Estado mexicano?

Yo creo que las necesidades de atención sí son mayores de lo que la gente recibe en servicios, desde luego. Particularmente en población adolescente porque tiene mucho menos contacto con el sector salud. Esto porque es el sector de la población más saludable físicamente, y también porque requiere que un adulto identifique el problema… los adolescentes no se llevan a sí mismos al hospital, lo tiene que identificar un padre de familia, un maestro, un pariente, y generalmente los niños pequeños deben ir a consultas periódicas con pediatras.

¿Es necesario que el sector salud tome medidas para atender los casos de salud mental en México?

Yo creo que en primer lugar tenemos ir cada vez a la edad más temprana, y de hecho en vez de esperar que la población tenga una enfermedad mental tenemos que pensar en prevención y fortalecer la salud positiva, más que esperar a ver a estos adolescentes con problemas que ya se complican  mucho. De hecho hemos visto por ejemplo que en población adulta la gente tarda diez años en buscar ayuda para sus problemas de salud mental, entonces ya para cuando una persona llega a recibir atención, ya es un caso mucho más grave, más complicado y ya tiene a lo mejor más de un  trastorno. La idea sería identificar y tratar de manera oportuna, pero más importante que eso, sería prevenir en primer lugar.

En  materia de prevención lo importante es la difusión y la comunicación. ¿Por qué no entonces hacer una campaña para revisar la salud mental de las personas y ampliar estos servicios?

Las escuelas son un lugar muy factible para eso, de cierta forma, pues es población cautiva… ahí sí es muy buen lugar porque además no requieren que los papás los lleven a ningún lado, ahí están en la escuela y sería un lugar maravilloso para hacer un primer tamizaje, una evaluación de los jóvenes.

Hablando de las escuelas, si hiciéramos un cotejo de los entornos escolares veríamos que han sido los mismos los que existen ahora y los que existieron hace años. Entonces, ¿el bullying es un fenómeno patológico o mediático?

Es un fenómeno muy dañino para la salud mental y física de los jóvenes. Es difícil saber si es un fenómeno más frecuente o menos que antes porque apenas estamos empezando a tener datos sobre esto, y la gente ahora lo reconoce mucho más, entonces es difícil saber si el problema ha crecido o no.

Por los datos que tenemos de las encuestas grandes, sí sabemos que a nivel de violencia a la salud mental, en esta generación de jóvenes es más elevada que en la generación de sus padres o abuelos cuando ellos tenían la misma edad. Podemos suponer también que el problema de bullying también ha crecido, y yo creo en parte, esto se debe a las experiencias sociales adversas que están viviendo los jóvenes. La violencia que están viviendo en sus hogares, en las calles, todo eso influye de manera importante en la salud mental.

¿Dónde está la falla realmente para que la gente no acuda a un tratamiento psicológico o psiquiátrico?

Son varias cosas. Por un lado es el estigma asociado a los trastornos mentales. Uno no duda ir al médico cuando tiene dolor de panza, cuando tiene gripa o cualquier tipo de problema físico, no nos da vergüenza ir al doctor. Pero a la gente sí le da vergüenza pedir ayuda para sus problemas emocionales.

También hay veces que la gente no reconoce sus problemas de salud mental como un problema de salud, lo ven de otra manera. Y también esta obviamente la distribución de servicios, la gente no sabe ni dónde buscar. Tenemos que aumentar no solamente la formación de recursos humanos especializados, sino también  ir incrementando la capacitación de los médicos de primer nivel de atención para que la gente no tenga que llegar a un hospital de tercer nivel. Por ejemplo la gente puede ir a un centro comunitario de salud y ahí el medico le pregunta sobre sus problemas de salud mental, y si lo puede pasar al médico general, éste lo trata, o si no lo canaliza con un especialista.

En el tema de los medicamentos, por lo general, la industria farmacéutica ofrece medicamentos muy caros para el bolsillo de muchas familias. ¿Qué sucede con las acciones del gobierno para tomar cartas en el asunto?

Estoy de acuerdo, los precios de algunos medicamentos son altísimos. El seguro popular sí tiene cierto acceso a psicofármacos, pero hay mucho más que hacer. Muchos seguros particulares dicen específicamente que no cubren trastornos psiquiátricos. Ahí si hay es cuestión de legislación.

En salud pública, las prioridades antes se establecían por tasas de mortalidad. Es decir, mientras más gente se moría de algo, ahí se ponía más atención. En los años noventa, cuando empezó un estudio muy famoso en la universidad de Harvard, el Estudio de la Carga Global de la Enfermedad, por primera vez incluyeron indicadores no sólo de mortalidad sino de morbilidad. Es decir, cuántos años vive la gente con cierta discapacidad por ciertos trastornos, y entonces se vio la importancia de los trastornos psiquiátricos. A diferencia de  muchos trastornos físicos que empiezan muy tarde en la vida, los trastornos psiquiátricos empiezan muy temprano en la vida, y la gente vive la mayor parte de sus vidas con estos trastornos, lo cual puede tener un impacto en su nivel de ingresos, en su nivel de estudios, en su trabajo, en sus relaciones interpersonales, en sus matrimonios, etc., tiene un impacto muy importante. Entonces ya se empezó a dar mayor importancia a la salud mental dentro del campo de la salud pública. Claro que todavía hay mucho camino por recorrer, no solamente en el sector público, pero también para que la población lo vea como una problemática.

Actualmente hay una tendencia a la confusión entre los jóvenes, eso puede llevar al consumo de drogas, embarazos no deseados… ya no es la juventud de antes que tenía objetivos.

No me gustaría estigmatizar a los jóvenes. Nuestra sociedad tiene una desintegración social que es muy importante, pero no quiero estigmatizarlos porque también es una etapa de mucha esperanza, de posibilidad, una edad donde hay mucha creatividad, y si uno puede canalizar estas energías en una cosa positiva, realmente son capaces de cosas extraordinarias. El problema es que cuando hay falta de oportunidades, cuando viven en contextos de violencia, obviamente esto tiene un impacto muy importante en su salud mental y repercusiones en todas las áreas de sus vidas. Nosotros hemos visto que mantenerse en la escuela el mayor tiempo posible es un factor protector muy importante. Los jóvenes que desertan de manera temprana la escuela, tienen mayores problemas de trastornos psiquiátricos y mayor consumo y abuso de sustancias. En parte esto es porque, si trabajan tienen más recursos o acceso a sustancias, o están con personas de mayor edad que les ofrecen o les pueden conseguir estas cosas. Y si ya desertan la escuela, ya no están en lugares supervisados por adultos, no tienen estructura y muchas veces están en mayores situaciones de riesgo.

¿A qué se debe esta recurrencia por llenar los vacíos con libros de autoayuda, son efectivos éstos?

Pues las personas van buscando respuestas a sus propias preguntas, pueden buscar un libro, lo pueden buscar en Internet…  Hay una variedad en la calidad, hay charlatanes que no ofrecen evidencia alguna y hay personas serias que ofrecen estudios con evidencia científica y publican para divulgar a la población en general. Pero puede ser un problema que la población no esté formada para tomar buenas decisiones, para saber cuál es una fuente confiable.

¿Cómo hacer para ayudar a cambiar esta idea del enfermo mental, cómo ayudar a que no sea segregado, incluso cuando ya está diagnosticado como enfermo, cómo ayudarlo a que esta persona viva realmente en integración con la sociedad?

El mal entendido que tiene mucha gente es que los enfermos mentales son diferentes a uno, y de hecho yo estoy segura en 99% de los casos, si uno estuviera platicando con alguien que tiene un diagnóstico de enfermo mental, no lo sabríamos, no nos daríamos cuenta. Claro, hay grados de severidad, hay enfermedades que requieren mayor atención y hay personas a las que se les puede notar más. Pero todos hemos estado con alguien, lo puedo asegurar, que tiene un trastorno mental o que cumple con criterios de diagnóstico de trastorno mental, sin saberlo.

La gente piensa que un trastorno mental es una cosa muy poco frecuente, que es una cosa muy rara, muy grave. Y uno no piensa en enfermedades físicas como algo raro, pues todo mundo tiene una enfermedad física al menos una vez en su vida. Hay que pensar también en los trastornos emocionales de esa forma. La mayor parte de la población en algún momento va a presentar, si no todo el trastorno, algunos síntomas de un trastorno. Hay distintos grados de severidad, hay casos muy leves y casos que complican mucho la vida y que requieren mayor atención.

¿Cómo realmente poder silenciar la mente? Actualmente vivimos en una sociedad con tanto ruido, con tantos pensamientos, que uno acaba realmente agotado. ¿Con terapia zen, con terapia psicológica, con psicofármacos… cuál de todas es la mejor opción?

Yo creo que es la pregunta que todos queremos saber. No existe una respuesta mágica, yo creo una respuesta es tener una vida balanceada, si sienten que tienen necesidad de buscar ayuda, que no teman en buscarla y que prueben lo que funcione para ellos. En el caso de las enfermedades mentales, hay diferentes diagnósticos, pero en general, una combinación de psicoterapia con medicamentos sería en muchos casos la mejor opción, aunque no en todos los casos.

Por Andrea Jaramillo con información de Octavio N. Cervantes.

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