Miles de niños han quedado huérfanos por la pandemia en México y América Latina, una dolorosa situación de urgencia que para atender con eficiencia es necesario replantear la noción culturar de la orfandad y prestar suma atención al vínculo del cuidado.
Durante el webinar “Nuestro Futuro en la era Covid-19; ¿Cómo entendemos los casos de orfandad? organizado “Tejiendo Redes Infancia”, un proyecto que busca contribuir al fortalecimiento de una plataforma de defensa y promoción de los derechos de niñas, niños y adolescentes en América Latina y el Caribe, Matilde Luna, colaboradora en Red Latinoamérica de Acogimiento Familiar (RLAF), destacó la importancia de replantear la noción que históricamente se ha formado de la orfandad.
La especialista instó a separar el concepto de un enfoque meramente biológico para considerarlo desde puntos generales que aborden el tema agudizado por la pandemia con mejor objetividad que permita plantear soluciones en defensa de los derechos de los niños a un vivir en familia.
Cultural e históricamente “la orfandad es asociada con la visión tutelar de la niñez y es asociada al abandono”, una definición que ha llevado a los niños a ser institucionalizados y alejados de sus núcleos familiares, niños que aún teniendo familia son considerados huérfanos y son impedidos de su derecho a vivir en familia.
“La pandemia vino a poner en evidencia varias representaciones del niño huérfano: los que perdieron a sus cuidadores principales, ya sea uno o ambos padres biológicos, o los abuelos o la crisis en la llamada ‘producción de niños huérfanos’ que se vivió en Ucrania, donde había centros de vientres de alquiler y por el cierre de fronteras y los límites de movilidad de las medidas sanitarias en Europa, se quedaron a la espera de ser recogidos. Granjas de bebés procreados por alquiler de vientres por personas de países centrales y que son catalogados como huérfanos porque sus padres no pudieron recogerlos”, explicó Luna.
“Todas estas representaciones están asociadas a una visión de lo que es un niño huérfano que todavía arrastramos. Lo que intento es invitar a pensar en la categoría de cuidadores y cuidadora,” agregó.
“La cuestión de orfandad se asocia con la obligación de garantizar el cuidado de niños y niñas huérfanos por cualquier circunstancia, pero la pandemia agudizó la crisis de atención y cuidado con el condimento de que la familia biológica o extensa del niño huérfano también está padeciendo un duelo”.
La especialista cuestionó: ¿Cómo garantizamos el cuidado de niños que han perdido a sus cuidadores principales en países de una región donde la pandemia ha cobrado la vida de cerca de 700,000 personas y suma más de 22 millones de contagios?
Matilde Luna dijo que para responder es importante desligar la idea de la orfandad al de la biología y considerar el vínculo del cuidado. “Podemos suponer que entre todos esos fallecidos podría haber cuidadores principales de niños y niñas que incluyen a padres y madres biológicos, adoptivos, abuelos que estaban a cargo de los niños.”
Recomendó que, ante la pérdida del cuidador principal, es importante buscar de primera instancia a alguien del entorno cercano del niño y evaluar que sea una persona con condiciones de ejercer el cuidado de manera adecuada.
Destacó la importancia de cuidar los estándares de amor, cariño, termina de los familiares o la persona a cargo del niño, así como el deseo real por hacerlo y que garantice el respeto a la identidad, cultura e historia del menor, “no ir hacia el desarraigo provocándoles mayores pérdidas. Evaluando la capacidad de holding de sostén del niño”.
En todo este proceso, las instituciones gubernamentales juegan un rol indispensable para garantizar los derechos de los niños en orfandad. A través de su movimiento #OrfandadCovid19, Tejiendo Redes Infancia busca sensibilizar a los gobiernos para impulsar planes que garanticen la mayor condición posible de bienestar y reducir su impacto negativo, que minimicen las afectaciones futuras en temas que por los marcos jurídicos de la región requiere de la figura del cuidador principal para su continuidad como la reinscripción a escuela y aspiración a alguna beca, entre otros.
Asimismo, hacen un llamado a atender la salud mental de los niños y niñas por el tema del aislamiento. “Son muchas las pérdidas que se están teniendo que enfrentar durante la pandemia,” dijo Matilde Luna.
“No está tan visibilizada la complejidad de asumir la ausencia del cuidado principal por la Covid-19. La situación de atravesar el duelo, la separación”, apuntó.
“La situación debe de ser afrontada con mucha especialización, mucha sensibilidad desde la perspectiva del interés superior del niño y desde los sistemas de protección de la infancia”.
Para la experta de la Red Latinoamérica de Acogimiento Familiar, la Covid-19 se debe sumar a las causas de la orfandad en América Latina, analizar desde todos los enfoques el duelo que representa la pérdida de los cuidadores principales, e identificar de manera preventiva para reducir el impacto.
“Las autoridades deben de velar por el entorno del niño, trabajar para generar una comunidad de cuidado y en las familias donde las redes de apoyo no están consolidadas; es decir, donde no hay red inmediata que se hagan cargo del niño, ahí trabajar para reconstruir esa red”, precisó.