Si se concibe a la seguridad como la ausencia de peligro y riesgo o la sensación total de confianza en algo o alguien, una Guardia Nacional no la garantiza.
Si bien México enfrenta uno de los mayores índices de violencia delictiva a nivel mundial y ha sido comparado con países en guerra por el número de muertes, parece que algo está quedando fuera de cuadro en la percepción de seguridad del gobierno federal, ya que en tiempos modernos los delincuentes no sólo son individuos que atacan a mano armada y garantizar la seguridad nacional no radica sólo en salvaguardar la integridad física.
Si se tiene la suerte de vivir en una entidad relativamente segura o con bajos índices de delincuencia, tal vez episodios de violencia como extorsiones, desapariciones, asesinatos o robos, no son capítulos que se tengan que lamentar; pero, ¿qué hay de los fraudes, robo de identidad, cargos no reconocidos, robo de cuentas o el secuestro de información?, delitos que no se realizan con violencia física pero que atentan contra la integridad y estabilidad de la sociedad.
En tiempos en donde el mundo es conquistado por los avances tecnológicos, es imposible concebir el modus operandi del país sin la participación de la Inteligencia Artificial y el Internet de las Cosas (IoT), un esquema en el que la ciberseguridad se convierte en tema de seguridad nacional ya que es la estabilidad económica y financiera del país la que está en riesgo.
La seguridad que no garantiza una Guardia Nacional
La seguridad cibernética también es parte de la seguridad nacional. 2018 fue el año con mayor número de ciberataques en México y la vulnerabilidad del sistema financiero a manos de delincuentes invisibles fue evidenciada con los ataques registrados en el primer semestre del año en la banca nacional y privada.
Israel Reyes, experto en temas de seguridad cibernética, considera que el riesgo de ataques cibernéticos en el país es evidente ya que “México no tiene soberanía de la información, no tiene soberanía de datos, no tiene soberanía de tecnología,” al carecer de una legislación que garantice la protección de datos de información clasificada y de relevancia para el gobierno y los factores productivos.
Si bien el nuevo gobierno mexicano está tomando cartas en materia de seguridad y busca consolidar proyectos que contrarresten los índices delictivos, la seguridad cibernética podría representar el talón de Aquiles de su llamada Guardia Nacional.
Los más recientes datos presentados por el gobierno de López Obrador, estiman alrededor de 2 mil homicidios al mes con un promedio 65 por día. Sin duda cifras alarmantes, pero ¿qué hay de los datos que señalan al 2018 como el año de mayor número de ataques cibernéticos en el país?
“El año de la esperanza” como lo califica AMLO, tuvo su lado oscuro y marcó la pauta de los ciberataques en México con un robo a Banco de México (Banxico) de entre 400 y 800 millones de pesos, un ataque sin precedentes contra el sistema financiero del país que logró vulnera los paquetes de data, los números de cuenta, para redirigirlos a cuentas personales, concretando así el robo más grande en la historia de México sin dejar evidencia ni violencia.
Israel Reyes considera a México como un blanco fácil de los hackers ya que los gobiernos anteriores no han hecho la inversión necesaria en cuestiones de ciberseguridad y, a pesar de contar con una división de policía científica – de las más avanzadas del mundo -, no se ha invertido lo necesario a esta área y los hackeos contra el Sistema de Pagos Electrónicos Interbancarios de Banxico y la banca privada son la evidencia.
“México necesita una inversión en el área de ciberseguridad y desarrollar su talento local para proveer ese `expertise´ en área de seguridad.”
“En México no tenemos ninguna agencia nacional de ciberseguridad ni tampoco un cibercomando, eso pone a México muy vulnerable ante esta nueva doctrina de guerra.”
La guerra ya no es sólo contra el crimen organizado y la solución de la seguridad no sólo radica en ofrecer oportunidades a los jóvenes vulnerables ante la reclusión de los cárteles. La guerra ha escalado a un nivel invisible liderada por el Cyber Enable Information Warefare y el Cyber Enable Tecnological Warefare, guerras que van más allá de las fronteras y son patrocinados por gobiernos hostiles y organizaciones internacionales criminales que utilizan el hackeo para sus operaciones.
“En México no existe una legislación que penalice a estos hackers internacionales. Lo que necesitamos es legislar el uso de Internet, crear normas y mejores prácticas al sector crítico e industrias críticas y también a las secretarías de gobierno.”
El gobierno mexicano debe recordar que en el ciberesapacio no hay fronteras, hay un alto grado de anonimato. Cualquier persona puede usurpar otra identidad y efectuar un ataque cibernético. El robo de datos, el robo de identidad es de lo más común y de acuerdo con el Fondo Económico Mundial está entre los principales riesgos del 2018 y 2019.
Los hechos señalan que México ha sido reactivo a los ataques cibernéticos y no proactivo en esta nueva guerra cibernética y reacciona una vez registrada la tragedia.
“Vamos atrasados, definitivamente, porque nos falta concientización, coordinación, una legislación. Estamos carentes de una inversión, de una Agencia nacional de Ciberseguridad autónoma e independiente que nos defiende en el ciberespacio y le reporte directamente al Ejectutivo,” estima Reyes.
Si bien la nueva administración de López Obrador recién va entrando y es relativamente temprano saber si su gobierno está considerando estos riesgos, es imperante que reconozca a la seguridad no solo en planos físicos sino también cibernéticos.