Cristal Geopolítico

Contradicción dialéctica o simple ignorancia

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La situación sería de risa loca, a no ser por su serio impacto político. El presidente estadounidense Donald John Trump declaraba en el cónclave de la crème de la créme derechista, la Conferencia de Acción Política Conservadora –CPAC, en Maryland‒: “El futuro no pertenece a quienes creen en el socialismo. Estados Unidos nunca será un país socialista. Creemos en el sueño americano, no en la pesadilla socialista”. Días después el magnate sostenía una Cumbre con el líder de la muy socialista República Popular Democrática de Corea (RPDC), Kim Jong-un en Hanoi, capital de la República Socialista de Vietnam, al tiempo que suavizaba la guerra comercial que mantiene con la socialista China.

Al parecer, en su vuelo de retorno en el Air Force One, Trump encontró otra causa del mal en esa doctrina. Ya en Washington, sostenía que el socialismo es “muy popular” entre los demócratas que le disputarán la reelección.

Para el magnate inmobiliario y sus seguidores, el socialismo es sinónimo del más horrible y aflictivo destino para la Humanidad. Para ellos es una amenaza viral esa doctrina económico-filosófica, que postula la propiedad común de los medios de producción por la clase trabajadora, para así alcanzar la igualdad política, económica y social.

Logo of DPRK USA Hanoi Summit, Vietnam

 

Detrás de esa fobia hay una contradicción dialéctica que se nutriría de la ignorancia de su propia historia.  Y es que republicanos, neo-con’s y ultraderechistas a secas, consideran socialistas las políticas sociales que hace décadas disfrutan estadounidenses de todos niveles, incluidas la Seguridad Social y el Servicio Médico nacional. Por ello, rechazan propuestas demócratas como el Medicare para Todos y el Nuevo Acuerdo Verde.

Tal posición es acorde con la explicación de Paz Consuelo Márquez-Padilla, en su estudio Tendencias conservadoras en Estados Unidos, de que el conservador “en general, se opone a las posiciones de la izquierda, que hablan de reestructurar todas las instancias sociales”.

La cúpula política adepta a Trump está a mil años luz de los más de 40 millones de pobres que viven en distintos estados del país; de los que la mitad, ya estaría por debajo de la línea de pobreza.

Para esos ultra-conservadores tampoco es necesario extender a nivel nacional el seguro médico gratuito. Alegan que millones poseen esa cobertura, pero soslayan que las aseguradoras cada vez más restringen las crecientes enfermedades de la “civilización” contemporánea.

Poco menos que un llamado del Averno es la idea de la educación pública universal para los ultraconservadores. Olvidan que en la superpotencia militar la educación es cara y elitista pues sólo un cinco por ciento de la población accede a universidades de élite.

Esos ejemplos describen una nación donde aumenta la brecha de la desigualdad, el estado no sirve a todos sus ciudadanos y donde las corporaciones le disputan el rol rector en la economía.

pobreza Estados Unidos

 

En el discurso antisocialista de Donald Trump, la única congruencia –en tanto que coincide con sus antecesores‒ es su política y hostil retórica hacia Cuba, la isla que tras la incursión paramilitar de Bahía de Cochinos del 16 de abril de 1961 respaldada por Washington, declarase el carácter socialista de su Revolución.

Ahí, el magnate ha recrudecido el bloqueo impuesto hace más de 60 años. Pero esa estrategia del republicano ha orillado a más de 8 millones de cubanos a votar a favor de una nueva Constitución ¡Que reedita el carácter socialista de la mayor de las Antillas!

Como si su opinión fuese relevante para solucionar el complejo escenario geopolítico contemporáneo, en su Cruzada contra el socialismo Donald Trump asocia la crisis política de Venezuela como efecto de esa doctrina.

Al respecto Bret Stephens apunta que, efectivamente, Venezuela es un desastre económico; aunque puntualiza: “¿Pero por ser socialista? ¡No! ¡Porque esa práctica funciona muy bien en Dinamarca!”. Y es que el conocido socialismo democrático en los llamados países nórdicos ha probado ser eficaz ante lo que algunos califican de “políticas austericidas” neoliberales.

Por ejemplo, Noruega, Dinamarca, Finlandia, Suecia o Islandia son estados con economías desarrolladas, valores y culturas semejantes que también coinciden en sus sistemas políticos, caracterizados por una agenda social no muy lejana del sistema socialista.

banderas paises nordicos

 

De regreso a la versión de Trump, de que Venezuela está mal por ser socialista, el sociólogo argentino Pedro Brieger nos recuerda que el preámbulo de la Constitución de la RPDC define a ese estado como socialista, aunque en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, ese vocablo “brilla por su ausencia”.

La intolerancia política y la poderosa influencia conservadora son peligrosas armas entre “conservadores de toda la vida, republicanos de los suburbios y gente sencilla sin educación”, como describía Tim Chapman, de Heritage Action for América, a los seguidores de Trump.

Ellos son el fértil campo donde prosperan los radicalismos como advierte Mike Logfren en su libro ‘El Estado Profundo: La caída de la Constitución y el surgimiento de un gobierno en la sombra’. Ahí describe que en Washington existe un vigoroso núcleo conservador que mueve los hilos del poder sin importar qué partido gobierne. Y ese poder no quiere pluralidad.

Riesgos geopolíticos, ¿puro pesimismo?

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La cada vez más agitada escena política en Estados Unidos, su enfrentamiento político-comercial con China, el creciente “populismo” europeo además del Brexit, los desafíos de la Cuarta Revolución Industrial y los complejos escenarios que se atisban en México y Brasil, son algunos de los Principales Riesgos Globales en 2019 que avista el influyente think tank de estrategia política Grupo Eurasia (EG).

Ese balance observa que el actual ambiente geopolítico “es el más peligroso de las pasadas décadas” que puede evolucionar con efectos serios en el futuro próximo. Atribuye ese horizonte a que las crisis surgen de un mundo sin liderazgo, en medio de una economía que no va bien y mercados cada vez más volátiles “aunque resistentes”.

Ese tanque pensante denomina “Malas semillas” al principal riesgo global: que empeorará la pugna entre el Ejecutivo estadounidense, Donald John Trump, y las instituciones. Estima que, en dos años de gobierno, se ha dañado “la legitimidad e instituciones democráticas” de ese país y da estos ejemplos: una abrumadora mayoría de ciudadanos no confía en el Congreso; ha desaparecido el centro político y los medios sociales minan la confianza en la verdad.

China y Estados Unidos

 

Al profundizar la división entre sus partidarios y opositores, Trump ha transformado las instituciones de gobierno “en campos de batalla políticos”. Así, al persuadir a un alto porcentaje de estadounidenses de que el sistema está contra él, pone en riesgo la funcionalidad a largo plazo de una democracia representativa. Por ello, si en 2020 es derrotado nada volverá a ser como antes, estima EG.

No obstante, ese grupo no anticipa la declaración de Emergencia Nacional del magnate-empresario y que, a nuestro juicio, sí es un riesgo global. Esa medida, para que el Congreso libere fondos y así construya la barrera para blindar la frontera sur, busca tensar la liga para obtener beneficios “hiperpersonales” (reelegirse) y no del bien común, señala atinadamente José Luis Valdés Ugalde. Y preguntamos: ¿hasta dónde está dispuesto a tensar la relación con México?

De ahí que sea oportuno pasar revista al punto 8 de los Top Global Risks, que es México. Para EG, el presidente Andrés Manuel López Obrador comienza “con un grado de poder y control sobre el sistema político no visto desde los años noventa, ‒y alerta que– con él la política será más impredecible”.

eurasia top risks

 

Y anticipa que se avecinan factores de riesgo internos como: 1) la posible reforma a la Constitución “a su deseo”; 2) la caída económica si el Congreso de Estados Unidos no ratifica el nuevo Acuerdo trilateral y 3) que, de no controlarse la inseguridad este año, rompería “fácilmente” el récord del más violento que fue el 2018.

Mientras, entre los gigantes geopolíticos, se prevé que vuelva con más fuerza la crisis comercial entre Estados Unidos y China, pese a la tregua entre Trump y Xi Jinping, pactada en la cumbre del G20. La clave es el sistema económico chino, en lo que Beijing no transige y Washington insiste; por ello los expertos afirman que “Algo importante se rompió en esa relación y nada garantiza que se restablezca”.

Y desde el Atlántico asoma el riesgo global de Europa que, sin los británicos, ya no es lo que era. Con la canciller alemana Ángela Merkel en modo de sucesión y el presidente galo Emmanuel Macron con apenas 23 por ciento de preferencias, repunta el protagonismo de los euroescépticos.

EUROESCEPTICOS2019

 

Tanto así, que en los comicios parlamentarios de mayo esos, “fuera de la corriente europea”, se llevarían la victoria.  Y por ello surgen dos inquietantes preguntas: ¿Qué hacer con esa derecha? y ¿Cuál es el objetivo a largo plazo de la Unión Europea?

Para los países desarrollados el caos tecnológico es otro riesgo global inminente para EG. Es todo un desafío que los gobiernos regulen con firmeza el uso de datos de sus ciudadanos, y, a la vez, impulsen a la siguiente generación hacia tecnologías emergentes.

Ese dilema lleva al penúltimo riesgo global: el Populismo. Y es que, en la naciente Cuarta Revolución Industrial, subsisten minorías agraviadas y desencantadas sin capacidad para forzar el cambio de sus élites en el poder. Ese salto tecnológico ‒que promete más desarrollo y ciencia ‘humana’‒ significa la pérdida de empleos para los no educados en la Revolución postindustrial. “Son parte de un creciente sector que cree que sus sistemas políticos no atienden sus necesidades y, por tanto, objetivo del populismo”.

Por último, Brasil ya es una alerta roja porque ha “retornado una dictadura” con el triunfo del derechista Jair Bolsonaro, tras 20 años de monopolio del Partido de los Trabajadores en la política nacional. Según EG, el exmilitar no tiene apoyo popular “aunque exhibe una agresiva centralización del poder”; por tanto, él se concentrará en controlar el Congreso para reformar la Constitución. Pese a ese contexto, el informe estima –optimista‒que el país saldrá adelante, pues no hay amenaza comunista, “no es Turquía ni Venezuela”.

Democracia fake o tentación autoritaria

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“¡Paren el mundo, que me quiero bajar!” es una frase que describe la compleja escena internacional de estos días y que tomamos de la cinta musical de Philip Saville (1966). Y es que al no ceder ante el naciente multilateralismo, las hegemonías trastocan los cimientos del orden internacional e insisten en imponer su visión del mundo aunque sea una flagrante transgresión de la geopolítica.

Analizar lo que ocurre a nivel planetario, nos conduce al filósofo croata Danilo Zolo, quien apunta que la geopolítica de la crisis confirma la disputa de proyectos dos estratégicos: multipolarismo y pluriversalismo. El pluriversalismo definiría un mundo donde las interacciones e interdependencias son profundas y se extienden a una escala global tan profunda y extensa, como la complejidad de los fenómenos por analizar.

Y así es de complejo, profundo y extenso el escenario global en estos días. Apenas el 23 de enero el presidente estadounidense, Donald John Trump, inauguraba la modalidad de reconocer a un gobernante extranjero vía Twitter, al dar su visto bueno al autoproclamado presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Para los críticos de ese respaldo político se trataría de una “democracia fake” y para sus partidarios, sería un acto eficaz.

Donald Trump y Juan Guaidó

 

Y mientras los estrategas estadounidenses idean cómo socavar la lealtad de las Fuerzas Armadas venezolanas, es necesario reconocer que a Nicolás Maduro se le agotan las opciones y necesita el diálogo. En estos momentos, el peor escenario sería el retorno de los Golpes de Estado (militares o constitucionales) de nuestra región y todos en nombre de los buenos principios.

Paradójicamente, en ese entusiasmo por la democracia sudamericana del magnate neoyorquino lo acompañan los mismos sectores estadounidenses que, desde que ganó la elección de 2016, han cuestionado la legitimidad de su presidencia.

También lo respaldan la Unión Europea (UE) y Canadá, con los que ha chocado política, ambiental y comercialmente. Ése es un éxito para quien como candidato ofreció “dejar de inmiscuirse en las políticas de otros países para conseguir cambios de gobiernos”.

parar el mundo

 

Y tras superar el más largo cierre administrativo porque los demócratas le regatean dinero para el muro fronterizo, en su discurso del Estado de la Nación el presidente más poderoso del planeta anunciaba desafiante: “¡Lo haré construir!”.

Y tras la ovación de sus partidarios en el Capitolio, el 5 de febrero, el empresario inmobiliario afirmaba que en el siglo XX Estados Unidos “salvó la libertad, transformó la ciencia y redefinió el estándar de vida de la clase media para que lo viera todo el mundo”.

Muy lejos de ese triunfalismo ‒a 6,218.2 kilómetros‒ estaba Bruselas, sede de la Unión Europea (UE), humillada por el Brexit decidido en el referéndum de 2016 y que constituye el mayor suceso histórico-político en Europa, desde la caída del Muro de Berlín.

El divorcio lo pidieron multimillonarios, conservadores y separatistas en nombre de la independencia; su exitosa campaña mediática sumó a tres millones de indecisos que denunciaban el poder extraterritorial de la “euro-burocracia” y la falta de democracia del bloque. Si el 29 de marzo se concreta el retiro británico, el bloque comunitario espera penalizar de modo ejemplar a Londres para que ningún otro miembro lo imite.

Brexit, vote leave

 

Al acercar la lente al mapa global encontramos que, hace más de 100 días que en Francia los ciudadanos exigen decencia en la conducción de los asuntos públicos y que el gobierno de Emmanuel Macron cambie su política económica.

Contra todo pronóstico esos franceses, agrupados en el movimiento “Chalecos Amarillos”, se mantienen luego de tres meses y de 11 víctimas mortales ocasionadas en los choques con las fuerzas del orden.

Y mientras desciende la popularidad del mandatario francés, él concibe de modo distinto la apertura democrática y ha decidido respaldar la iniciativa de ley que frene las protestas de “los Amarillos” por su política económica.

Sin embargo, otra es la idea de apertura cívica que detenta la comisaria de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Dunja Mijatovic, quien ha anunciado que estudiará las “posibles vulneraciones a los derechos humanos” en esas manifestaciones.

A 2,401,1 kilómetros de París, la democracia participativa-electoral sufría un fuerte golpe cuando en Kiev, la justicia ucraniana impedía al líder de izquierda, Petró Simonenko, presentarse a la elección presidencial del 31 de marzo. Eso sucedía al mismo tiempo que en Berlín la plana mayor de la política alemana, encabezada por el presidente Frank-Walter Steinmeier, conmemoraba el centenario de la asamblea constituyente de la que nació la República de Weimar (1919-1933), con un llamado a defender la democracia ante sus enemigos.

Cataluña no está con Europa

 

Y precisamente en nombre de la democracia en Madrid, a unos 2,320 kilómetros de Berlín, se desataba una intensa tormenta política en el gobierno español por la “cuestión catalana”. Y es que, a petición de independentistas y euro-fóbicos de Cataluña, Madrid aceptaba la figura de un relator en el diálogo entre partidos. En reacción, la oposición de derecha acusaba al Ejecutivo socialista de “traición” y convocaba a protestar contra la decisión.

Las formas de gobierno que se han dado en los Estados del planeta confirman que son todo, menos aburridos.

Política, delito y avidez en pos de combustibles

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La energía, fundamental capital geopolítico de países productores, también es un negocio multimillonario ya sea legal o ilegal. Es imposible concebir la civilización contemporánea sin el petróleo y gas, ambos combustibles fósiles. Y aunque en el horizonte se perfilan muy fuertes las energías renovables (nuclear, solar, eólica y geotérmica, entre otras), hoy la energía no renovable manda en los mercados.

Sería en 2014, en el contexto de la caída del precio mundial de los hidrocarburos, que la actividad ilícita en este sector daría un vuelco radical. Pues, aunque a precio menor, el petróleo era muy deseable y hurtarlo se proyectaría como principal fuente de ingresos de innumerables organizaciones delictivas.

El robo de combustible es un fenómeno extremadamente complejo de múltiples causas y motivos. Muchos afirman que no hay solución tangible y total debido a que asume formas diversas. Es un delito arraigado en naciones productoras y muy vinculado a la política.

Hace años que Think Tanks, organismos gubernamentales y petroleras globales alertan contra ese despojo en: Azerbaiyán, Irak, Colombia, Ghana, Marruecos, México, Mozambique, Nigeria, Uganda, Turquía y Tailandia. Y advierten que el flagelo se extiende en la Unión Europea.

contaminación por robo en Nigeria
Contaminación por robo en Nigeria (Fotografía: El Orden Mundial).

Rusia es gran actor energético mundial hace más de dos décadas. Sin embargo, su riqueza le es sustraída en múltiples puntos de ordeña ilícita, a lo largo de los 50,000 kilómetros de poliductos de la estatal Transnet.

También, hace 15 años que otras petroleras sufren el robo de cisternas en el norte del Cáucaso. En aquellas regiones ese hurto ha prosperado pues representa suculentos ingresos para grupos radicales.

La Unión Europea (UE), segundo mayor productor mundial de derivados de hidrocarburos, sufre fraudes energéticos producto de corrupción política y clientelismo. Sólo en 2012 la UE perdió 4 mil millones de euros en ingresos por esa causa.

Es usual el robo de cisternas en Reino Unido y España ‒que en 2014 calificó ese hecho de grave problema– y mucha gasolina se contrabandea en puertos de Grecia, informa el medio especializado Oil & Fuel Supply Chain Security.

En Colombia, la operación de refinerías ilegales ya constituye un “dolor de cabeza”. Grupos armados al margen de la ley han colocado más de 1,000 válvulas ilícitas, para extraer crudo y sus derivados; fundamentalmente en poliductos de Caño Limón-Coveñas y Transandino.

Normateca Ambiental.
Derrame por robo en Brasil (Fotografía: Normateca Ambiental).

El robo de gasolinas y diésel repuntó entre 1999 y 2002, cuando esa práctica llegó a 7,270 barriles diarios y ocasionó pérdidas por hasta 107 millones de dólares, estima Ecopetrol. El delito persiste, pues entre enero y octubre de 2018 se robaron 1,160 barriles de petróleo diarios en promedio y 23,91 barriles diarios de refinados, según el diario El Tiempo.

Nigeria, hasta 2016 primer productor de crudo en África, produce 2,5 millones de barriles de petróleo diarios y paradójicamente, importa casi toda la gasolina que consume, principalmente de Estados Unidos.

La causa de esa vulnerabilidad es la corrupción. Y pese a su fugaz réplica de “Primavera Árabe”, en 2011, el problema persiste. Tanto así que en 2015 el gobernador del Banco Central, Lamido Sanusi, acusaba a la estatal Nigerian National Petroleum Corp., de saquear sistemáticamente sus enormes ingresos. Pero el gobierno atribuye la situación a la guerrilla en el Delta del río Niger.

Otros que han expandido sus operaciones al robo de combustible son los grupos criminales de Brasil. Así lo advertía la organización de análisis del crimen organizado, InSight Crime, en abril de 2017.

En 2016, la fiscalía desmanteló una banda que operaba en Río de Janeiro y logró sustraer 14 millones de litros de combustible que vendía en el mercado negro y a estaciones de servicio.

Al persistir ese delito, en diciembre pasado unos 60,000 litros de crudo se derramaban en la bahía de Guanabara de Río. El robo al oleoducto de Transpetro, filial de Petrobras, ocasionaría un derrame de 4 kilómetros que afectó fauna y manglares del río Estrella informaba O’Globo.

Robo de crudo iraquí por el Estado Islámico.
Robo de crudo iraquí por el Estado Islámico (Fotografía: Sputnik Mundo).

Es paradójico que tal hurto se diera en Irak, custodiado por tropas de Occidente. En 2014, el grupo terrorista Estado Islámico (EI) alcanzaba su auge y robaba el finísimo petróleo iraquí. Lo drenaba hacia petroleras occidentales desde Siria como mostraba en 2017 un video del Ejército iraquí.

“¿Quién compra petróleo al EI?”, preguntaban en The Guardian, Fazel Jawramy y Luke Harding. Su investigación reveló que el crudo robado de una decena de campos, se contrabandeaba a Turquía y Jordania.

Otro caso de avidez por energía es la constante agitación en el mar del sur de China, que poseería importantes de crudo y gas. Ahí, China, Japón y Filipinas aspiran a explotar esas reservas y preparan su industria para ello. Veremos si en el futuro los reclamos de esos países sobre los yacimientos no desembocan en conflictos.

Que al mercado llegue combustible, producto de fraudes y ordeñas, sólo se explica cuando la larga mano criminal es sostenida por una política indecente.

2019 año del pragmatismo global

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El presidente de la aún más poderosa nación sobre el planeta, Donald John Trump, dejaba el 9 de enero su reunión con demócratas por ser una “pérdida total de tiempo”. El magnate insistía que no pactará con sus adversarios políticos en el Congreso, Nancy Pelosi y Chuck Schumer, para desbloquear el cierre parcial del gobierno, si no hay acuerdo sobre el muro en la frontera con México. “Pregunté ¿Qué va a ocurrir en 30 días si desbloqueo la situación, van a aprobar la Seguridad Fronteriza que incluye un muro o barrera de acero? Nancy dijo, NO. Dije ¡Adiós, nada más funciona!”, escribía el mandatario por twitter el 9 de enero.

Ese desplante pasaba a segundo plano dos magníficas noticias, procedentes del espacio extraterrestre, que inauguraban este año. A las 6:09 de la mañana del 31 de diciembre, la Agencia Nacional Aeroespacial de Estados Unidos (NASA) anunciaba que la nave Nuevos Horizontes ‒que pasó detrás de Plutón en 2015‒, viaja rumbo al objeto más distante nunca antes visitado en el sistema solar. Ese astro, llamado Última Thule, es un fragmento “prístino” del origen de nuestra constelación, explican los científicos.

Twitter

Y a las 10:26 horas del 2 de enero, el vehículo chino Chang’e 4 –la diosa Luna en la mitología china‒ llegaba al lado oculto de ese satélite. Así se abría un nuevo capítulo en la exploración de la Luna por la humanidad. Esas tres noticias confirmaban que, bajo el cristal geopolítico, el año que comienza inaugura importantes movimientos en el juego por el poder e influencia de las potencias globales.

Expresión significativa de ese forcejeo es el nuevo affaire de espionaje entre Rusia, Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. La detención en Moscú del estadounidense-canadiense Paul Whelan, acusado de espionaje, agita a Occidente. El exinfante de Marina y jefe de seguridad de automotores Borg Warner, viajó a Rusia por la boda de un amigo. Londres ha alertado que defenderá a Whelan y Washington sostiene su inocencia.

A la vez, tensiones diplomáticas entre Canadá y China por la detención de la directora financiera de la telefónica Huawei, Meng Wangzhou, acusada de violar las sanciones contra Irán. En un giro inédito, legisladores canadienses viajaban a Beijing, entre el 6 y 12 de enero, para avivar la relación bilateral.

exploración en la Luna
Vehículo lunar chino de la Administración Nacional del Espacio China (ANEC).

En su imparable ofensiva diplomática, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu fortalecía su cooperación con Rusia en Siria, tras el retiro estadounidense del país árabe. Así lo acordaban luego de una conversación telefónica en la que el israelí aseguraba al jefe del Kremlin que mantendrá su esfuerzo “para impedir que Irán se atrinchere militarmente en aquel Estado”.

Y más de 2,580 kilómetros al norte, ocurría una explosión en la oficina de la ultraderechista organización Alternativa por Alemania en Döbein, Sajonia. Tal acto se interpretaría como una nueva dimensión al repudio contra la xenofobia en el país más industrializado de Europa y llamaba la atención a la creciente crispación social en el continente.

Entretanto, al comenzar este 2019, México solicitaba una “investigación exhaustiva” a la embajada estadounidense, y advertía que convocaría al Departamento de Seguridad Interna para reunirse en el Consejo de Prevención de Violencia Fronteriza. La causa eran los ataques con gas lacrimógeno, de fuerzas estadounidenses, contra miembros de la Caravana migrante en la frontera de Tijuana y San Diego entre el 25 de noviembre y el 1 de enero.

No lejos de esa zona, en Phoenix, se escenifica una guerrilla contra la inteligencia artificial. Ahí, los vecinos rechazan los autos autónomos (sin conductor) Waymo, del grupo Alphabet. Aunque la empresa afirma que los residentes respaldan esa tecnología, la verdad es que los arizonianos han atacado con piedras y ponchado las llantas de esos autos unas 21 ocasiones. La empresa Über también probó sus autónomos en Arizona, pero uno de sus vehículos atropelló a un peatón que falleció.

geopolítica
Expedición de ochenta científicas en el Pasaje de Drake en su ruta hacia la Antártida.

Como la ciencia también es geopolítica, una buena nueva es que ochenta científicas de todo el planeta (biólogas, oceanógrafas, matemáticas, una astrónoma e ingenieras) han logrado cruzar el Pasaje de Drake en su ruta hacia la Antártida. Ese paso marino, tiene las aguas más tormentosas del planeta y cuando las científicas de la expedición australiana Homeward Bound lo navegaron, las olas alcanzaban hasta diez metros y enfrentaban vientos de más de 150 kilómetros por hora. En unos meses conoceremos sus hallazgos.

Y como hoy el mundo es plural, multipartidista y multidimensional, estos son los consejos del teólogo brasileño, Frei Betto, a los militantes de izquierda: Mantenga viva la indignación. La cabeza piensa donde pisan los pies (pasar de la teoría a la práctica). No se avergüence de creer en el socialismo. Sea crítico sin perder la autocrítica. Sea riguroso en la ética de la militancia. Prefiera el riesgo de ‘errar’ con los pobres, a tener la pretensión de acertar sin ellos. Haga de la oración un antídoto contra la alineación. Veremos si son congruentes.

El 2018 sacudiría el tablero geoestratégico

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“Los acontecimientos venideros, proyectan su sombra por anticipado” advertía el paleontólogo, filósofo y sacerdote jesuita francés, Teilhard de Chardin. Y es cierto; nadie podría afirmar que los analistas fracasaron en sus proyecciones políticas con respecto a los procesos electorales de gran impacto geopolítico de este año. Se anticipaba, en Estados Unidos, el triunfo demócrata en la Cámara Baja y el refrendo republicano en el Senado, así como la reelección del presidente de Rusia, el cambio de paradigma político en México, la elección de un nuevo presidente en Cuba y la consolidación indefinida del liderazgo de Xi Jinping en China.

Esas jugadas entre significativos actores, sólo confirmaba que el mundo se resignaba a tener a Donald John Trump en la Casa Blanca. Y, por tanto, se disponía a jugar con el magnate-presidente en el gran tablero geoestratégico global.

Donald Trump y Xi Jinping

Entre las pocas certezas de este 2018, está la reconfiguración de las derechas y el neoconservadurismo, hábiles jugadores ante la ineficiente actuación de las izquierdas y centro-izquierdas. También constata la desconfianza que los partidos políticos han generado en la sociedad.

Una mirada sensata del juego de Estados Unidos revelaría que la economía mejora y el desempleo desciende. Eso, a pesar de que no ha cesado la acometida contra Trump de demócratas y grandes medios, por los coletazos del “Russiagate”. A esa trama de una supuesta complicidad con Moscú para ocupar la presidencia, se sumaba la rústica arrogancia del multimillonario y ocasionaba la remoción de más del 60 por ciento de su gabinete.

Al exterior, este año mostraría el aislamiento global de Estados Unidos. En tres casos Donald Trump mostraría su falta de oficio diplomático y desataría la polémica: 1) Por la Guerra Comercial con China, al imponerle fuertes aranceles; 2) Al ampliar las sanciones contra Rusia, expulsar a sus diplomáticos y retirarse del Tratado que prohíbe los Misiles Nucleares de Alcance Medio (INF); y 3) Al trasladar su embajada de Tel Aviv a Jerusalén.

Con México, el magnate mantendría su discurso dual en la relación. Por su insistencia de que nuestro país abone para construir el Muro, se suspendía el único encuentro de Estado que habría tenido con el presidente Enrique Peña Nieto. No obstante, Trump dedicaba frases afables al que era candidato de centro-izquierda, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), tras su elección.

Todo ello ocurría en medio del avance de dos caravanas de inmigrantes centroamericanos hacia la superpotencia. Será en 2019 cuando se midan Estados Unidos y México en dos temas clave: el debate en el Congreso para ratificar o no el nuevo tratado comercial (T-MEC) y las medidas económicas del gobierno para contener la emigración y la delincuencia.

derecha
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil (Foto: Marcelo Camargo/Agência Brasil).

En 2018 el mundo atestiguaba el reposicionamiento de China y Rusia, los otros dos actores mundiales. La implacable diplomacia de seda de Beijing lograba acercarse a Japón y Filipinas en un giro que afianzaba su protagonismo regional y retaba la hegemonía en Asia de Estados Unidos.

A la vez, Rusia sorteaba con relativo éxito la artificiosa reedición del conflicto con Ucrania, a pesar de que Occidente recrudecía las sanciones en su contra. El Kremlin consolidaba su soberanía en el mar Negro y se reposicionaba en el este europeo al afianzarse en el puerto de Sebastopol hasta el 2040.

El largo desencuentro entre la Unión Europea (UE) y Donald Trump explotaba con la propuesta del presidente francés de un Euro-Ejército. “El problema es que Emmanuel (Macron) tiene muy bajo índice de aprobación” y usó esto para distraer, aseguraba Trump.

Sin embargo, el jefe del Elíseo recibía el respaldo de la canciller alemana Ángela Merkel, quien semanas después dejaba la dirigencia de la Unión Demócrata-Cristiana, tras 18 años al frente. Entretanto, el Reino Unido sellaba su escisión del bloque europeo. Airosa tras debates críticos, la primera ministra Theresa May, definía la forma del Brexit a partir del 29 de marzo.

En noviembre detonaba la crisis generalizada en Francia, con protestas de trabajadores y estudiantes contra el alto coste de la vida y el aumento a impuestos en combustibles y electricidad. Como símbolo de su rechazo, y mientras bloqueaban fronteras y grandes vías, los inconformes usaban chalecos amarillos (de uso en emergencias de tránsito).

protestas en París

Esa presión pondría en jaque al gobierno que posponía seis meses el aumento. Mientras tanto, la izquierda mostraba su debilidad y se limitaba a desempeñar el rol de años anteriores: acompañar el descontento social, explica el analista León Cremieux. En 2019 la ultraderechista Marine Le Pen podría capitalizar esta crisis y el descenso de Macron.

Para América Latina éste fue un año complejo. La condena a prisión del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva abría la puerta al neoconservador Jair Bolsonaro y, a la vez, llegaba la derecha a Colombia, Chile, Honduras y Costa Rica. Se prevé la reconfiguración política de América del Sur en los comicios de 2019. El conflicto en Nicaragua podría dar un vuelco a la derecha, y si Evo Morales superara a Carlos Meza en octubre, sólo Bolivia y Venezuela mantendrían el proyecto progresista en esa región con Cuba en el Caribe. Todo ha ocurrido y todo puede suceder.

El impune lucro con migrantes

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Emigrar para huir de la violencia multidimensional (conflictos sociopolíticos, crisis económica y efectos adversos del cambio climático) es una tragedia que hoy comparten más de 258 millones de personas. De ellos, 150.3 millones son migrantes económicos, muchos sin visas o permisos para trabajar en el país anfitrión.

En una fase de su éxodo hacia países relativamente prósperos y estables, esos nómadas son botín de complejas redes trasnacionales que han prosperado bajo las políticas antiinmigrantes. Si bien es un reto identificarlos y estimar sus ganancias, hoy nos aproximamos a ese tema.

La trata de personas es el tercer negocio criminal más lucrativo, precedido por el narcotráfico y el tráfico de armas, dice la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Muchas de esas víctimas son migrantes irregulares. Sólo en Europa, ese delito generaría rentas por 3 mil millones de dólares y superaría los 150 mil millones de dólares en el mundo.

La mafia transfronteriza explota la mano de obra de 21 millones de personas (la población de Suecia y Grecia). Delincuentes de todos niveles socio-económicos viven del trabajo doméstico y la mendicidad infantil. Más de 4.5 millones de personas son explotadas sexualmente, indica Naciones Unidas.

“La prosperidad de esa industria depende de la existencia de personas que pierdan su libertad”, citaba la BBC el 25 de junio. Y ése es el objetivo de las firmas que manejan los centros privados de detención, beneficiarias de las políticas antiinmigrantes de Donald John Trump. Miles de niños, separados de sus padres por ingresar irregularmente a Estados Unidos, son retenidos ahí por semanas.

centro de detención de familias

Sin saberlo, en 2017 los contribuyentes estadounidenses aportaron 958 millones de dólares que el Departamento de Salud y Servicios Sociales destinó a las firmas Geo Group y CoreCivic. Ambas controlan el 65 por ciento de las camas de esos centros.

El 25 por ciento de ingresos de CoreCivic (unos 444.1 millones de dólares) provienen de contratos con ICE e igual que el 19 por ciento de ingresos de Geo Group (unos 429 millones de dólares), y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) pagaba 3 mil millones de dólares a varias empresas por confinar a extranjeros, explica el Proyecto de Transparencia de Centros de Detención (CAP, en inglés).

La xenofobia también reporta ganancias a los gigantes tecnológicos Microsoft, Google, Salesforce y Amazon, entre otros. Ellos vigilan y rastrean en tiempo real para detener y deportar a las personas, indican los grupos National Immigration Project e Immigrant Defense Project.

También en la Unión Europea (UE) firmas de seguridad y armamento como G4S, con más de 600,000 empleados, levantan vallas de púas y vigilan fronteras bajo contrato. Sin embargo, los desesperados migrantes evaden esos obstáculos y anulan el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (SIVE) español.

Tras pagar 900 dólares, más de un millón de personas (de Senegal, Guinea, Nigeria y Libia) han cruzado el Mediterráneo Central. Según Europol, sólo en 2014 los contrabandistas habrían recibido no menos de 5,700 millones de euros.

En los últimos años, Turquía ha recibido a unas 750,664 personas y en 2016 pactó con Bruselas una ayuda de 6,000 millones de euros. Sin embargo, hasta este otoño Ankara sólo recibía 908 millones de euros.

En cambio, las firmas subrogadas ganan por alimentar, cobijar, alojar a esos solicitantes de asilo o residencia y transportarlos a los tribunales donde se decide su futuro. El agua que beben los refugiados detenidos en Budapest y las chamarras de inmigrantes sirios en Grecia “son fuentes de ingresos de las mafias”, alerta la Dirección de Investigación Antimafia de Italia.

trata de personas
Foto: AFP.

Más de 4,500 migrantes han sido confinados en un edificio que rebasa los 100 años en Viena. Sus condiciones son “infrahumanas”, denuncia el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. En cambio, la sucursal de Western Union en Atenas recibe suculentas comisiones por los envíos de remesas.

Y mientras la organización pro-inmigrante por Causa denuncia la “industria del control migratorio” en España y critica el enorme costo y blindaje fronterizo, sin compadecerse de la tragedia, los hoteles de países mediterráneos cobran caro sus servicios.

“Estoy ganando bastante dinero”, admitía un comerciante en Lampedusa que cambió su negocio de artesanías por el de alimentos para inmigrantes. Otros, florecen con la venta de tarjetas para hacer llamadas a larga distancia, a teléfonos móviles, ropa de invierno, medicinas para la gripe o la diarrea.

Son los engranajes invisibles del jugoso sector que explota la inmigración indocumentada que surge desde El Salvador, Senegal, Libia hacia Turquía y Grecia, explica Claire Rodier en su estudio “El negocio de la Xenofobia”.

Mientras más clandestino y prohibitivo sea el paso de personas a través de las fronteras, más beneficios recibirán las empresas contratadas por los gobiernos y las mafias de la explotación humana.

En el umbral de las guerras por agua

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Cada amanecer, mujeres de Tehuipango, Veracruz ‒segundo municipio más pobre de México‒, acercan sus jícaras a la pared rocosa de la sierra y atesoran, gota a gota, el agua que el rocío ha depositado. Para abastecer del líquido, hace años se pactó comprarla de Puebla; pero hoy esa entidad ya no quiere surtir a sus vecinos.

Villa Nicolás Romero es un municipio del Estado de México que hace un lustro no tiene suministro de agua. Cada mes más de 35 colonias de esa zona, compran agua a “pipas” o la captan por lluvia; mientras, a 10 kilómetros las zonas residenciales de Arboledas, Sayavedra, Satélite y Echegaray derrochan el líquido.

Atesorar ese bien estratégico será la lección del “mega-corte” de agua por obras en el Sistema Cutzamala. En México la presión por agua ‒“stress water”‒ si bien aumenta, aún no detona crisis sociopolíticas graves. En cinco años, la pugna por acceso y control de este bien estratégico podría detonar graves conflictos en nuestro país.

Hoy el imperativo estratégico actual es acceder y controlar el agua. Algo tan simple como ello “puede impactar las realidades geopolíticas de un país de múltiples formas”, señala el analista de Stratfor, George Friedman.

tierra árida
Paisaje que muestra el proceso de desertificación.

Es innegable que existe un diseño geopolítico y estratégico de los actores internacionales para adquirir y controlar tierras y acuíferos en el planeta. Occidente (Estados Unidos y Europa) necesita un planeta con estabilidad hídrica y energética; alterar ese equilibrio trastocará sus objetivos geopolíticos.

Aunque Europa no es un continente árido, el suministro de agua preocupa a casi la mitad de su población. Desde 1976 ha habido episodios de sequía, el peor fue en 2003 cuando afectó a 100 millones de personas; ahora se agrava por la demanda en el sur ante el auge turístico.

Bélgica, Bulgaria, Chipre, España, Italia y Malta consumen al año 20 por ciento o más de sus suministros de agua a largo plazo, advierte la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Saciar esa sed global pasa por el dominio de las colosales reservas de agua que aún existen en el planeta. El mayor manantial de agua dulce del mundo es el Acuífero Guaraní, con un total de 1,200.000 km2.

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Manto Acuífero Guaraní (Imagen: Carta Capital).

Es un manantial subterráneo transfronterizo entre Brasil (840,000 km3), Paraguay (72,500 km3), Uruguay (58,500 km3) y Argentina (225,000 km3). Según el analista Walter Goobar, el Pentágono pretende emplazar una base militar en la llamada Triple Frontera, para controlarlo.

Otra formidable reserva de agua dulce yace en el subsuelo de Libia. Hoy, todas las fuerzas políticas internas y del exterior del ya ingobernable país, aspiran controlar sus dos riquísimos acuíferos: el de Sirte con más de 35 mil km3 de agua dulce, y el de Piedra Arenisca con 75,000 km3 de riqueza acuática, que comparte con Egipto, Chad y Sudán.

Hay crisis internacionales en curso por ese líquido. Cerca del 85 por ciento del agua que acarrea el río Nilo a Egipto nace en los ríos: Nilo Azul, Atbara y Sobat de Etiopía. Debido al abrumador clima desértico, los egipcios dependen del Nilo para beber y practicar la agricultura.

Por tanto, controlar esa fuente de agua y evitar riesgos en su calidad, determina la relación entre El Cairo y Adis Abeba. La tensión aumentó cuando Etiopía comenzó a construir la gran Presa Renacimiento, que garantizaría el suministro de agua y electricidad. Sólo la diplomacia regional evita una escalada.

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Presa Renacimiento (Imagen: Rasta55/Wikimedia).

Siria, campo de batalla entre actores internos y externos con múltiples objetivos geoestratégicos, experimentó sequía por más de siete años entre 2000 y 2010. En la víspera del devastador conflicto armado que detonó en 2011, ya estaba diezmada su agricultura y ganadería por falta de agua.

Además, la Estrategia Internacional de Naciones Unidas para Reducción de Desastres advertía que el dominio territorial del Estado Islámico aumentaba el estrés hídrico en ese país. Fue la tormenta perfecta: ausencia de agua e inestabilidad política = detonante de la violencia.

Naciones Unidas pronostica que en 2025 (¡en sólo cinco años!) un tercio de la población mundial, 1,800 millones de personas, vivirá en países con escasez absoluta de agua dulce. Ahí figuran Namibia, Mongolia, Irak, Turkmenistán, Botsuana, Macedonia, Pakistán, Chile, Somalia, Jordania, Túnez y Kuwait.

Los otros dos tercios padecerán grave estrés hídrico. Como México, que dispone del 0.1 por ciento del total de agua dulce mundial, lo que determina que gran parte de su territorio sea semidesértico, según el Fondo para la Educación Ambiental A.C.

Para muchos, la primera guerra del agua empezó en enero de 2000 en Cochabamba, Bolivia. Se privatizó el suministro del líquido cuando la multinacional Bechtel firmó un contrato con el gobierno de Hugo Bánzer, quien se adjudicó a la firma Aguas del Tunari (Bechtel, la estadunidense Edison y el español Abengoa, S.A.).

Aumentó el 50 por ciento en las tarifas y se prohibió captar el agua de lluvia. En reacción, los bolivianos emprendieron una exitosa campaña de protestas y recuperaron el libre acceso a ese recurso. Aún es válida esa lección: cuidar el recurso básico y garantizar su libre suministro.