De todo y de nada

Leonardo, a 500 años

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#Leonardo500

La definición de genio que más describe a este personaje es la número 4 de la Real Academia Española: “Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables”. Pocos seres han tenido ese sello de genialidad como el hombre al que hoy le dedicaré mi artículo. Un hombre que se adelantó a su tiempo 500 años, que en el siglo XV ya esbozaba en sus notas robots, aeroplanos y submarinos. Un músico, matemático, biólogo, escritor, físico, ingeniero, pintor, escultor y un largo etcétera que lo distingue de los demás, en una generación de genios que coincidieron en su tiempo, como fueron los dos Nicolás (Copérnico y Maquiavelo) que en la última mitad del siglo XV y la primera del siglo XVI pasaron a la historia por su aportación a la astronomía y a la literatura respectivamente. El siglo XV también fue el de Colón y la imprenta de Gutenberg. Siglo de genios le llamaría yo; y sin duda este florentino que floreció en Milán, y que pasó sus últimos días en la Monarquía francesa, fue indiscutiblemente, uno de los grandes. Es su obra artística por la que más se le ha recordado, y la “Gioconda”, sin lugar a dudas, su pintura más famosa, por la cual año con año millones de personas se dan cita en el museo Louvre de París para admirarla. Junto con Miguel Ángel y Rafael, fue uno de los grandes maestros del Cinquecento.

El hijo no reconocido nacido en Vinci, en la Florencia de los Médici, se llamó Leonardo, ¡el gran LEONARDO DA VINCI!

¿Qué define a Leonardo da Vinci? En definitiva, creo que es su curiosidad. No creo que Leonardo tuviera mayores atributos clínicos que cualquier otro ser humano, tampoco que tuviera las condiciones óptimas para desarrollarse, y mucho menos contaba con la tecnología para poder lograr todo lo que hizo. Entonces, creo que esa sed de conocimiento, de curiosidad y ese constante cuestionamiento que se hacía sobre todas las cosas, es lo que lo distingue de todos los demás.

Mucha gente dice que se nace con ciertos talentos. Por mi parte, soy más de la idea que uno los va construyendo. El cuaderno de notas de Leonardo tiene bocetos muy básicos que parten de la observación, para después revisarlos y crear la tecnología para que tuviera una utilidad. Tuve la oportunidad de ver una exposición en Milán, con relación a la conmemoración de los 500 años de su muerte, y pude leer con detenimiento algunas de sus notas. Leonardo planeaba lo que iba a hacer en el día y después iba y lo ejecutaba. Ese ejercicio lo dejaba plasmado en sus notas y probablemente hubo días en los que no logró mucho, pero al día siguiente empezaba otra vez revisando sus cuestionamientos y notas del día anterior y buscaba repuestas a sus preguntas desde otra óptica. Era entonces un perseverante. Sin embargo, es paradójico encontrar pinturas no terminadas, estudios inconclusos y bocetos a la mitad. Era tan grande su sed de conocimiento, que abarcaba demasiadas cosas, incluso para él.

Si entonces, una de las características de Leonardo es que era curioso y otra más que era perseverante, la tercera característica que yo le he encontrado es que era muy creativo. Siempre buscaba diferentes soluciones a los problemas que él mismo se planteaba. Éstos los resolvía con inventiva y, además, lograba desarrollar tecnologías para probar sus modelos; ejemplo de ello son ciertas armas que, aunque ya existían, perfeccionó y las hizo aún más letales, como la catapulta con fuego o la ballesta automática.

A 500 años de su muerte, ha salido publicada una nueva biografía, de entre las múltiples que han existido a lo largo de la historia. ¿Qué tiene de especial entonces esta biografía? El lenguaje en que comunica el autor y su capacidad de escudriñar de una manera precisa y profesional sobre lo que vivió el genio florentino.

Walter Isaacson, quien escribiera la biografía de Einstein, otro genio del siglo XX que merece su propio artículo y de Steve Jobs, el genio del siglo XXI, se ha aventurado a escribir sobre otro personaje polémico de inteligencia extraordinaria, difícil de entender dada la lejanía en tiempo de sus obras y sus saberes, que no tuvo definiciones concretas ni en su vida personal, y que fue más bien un polímata, que podía estudiar hoy matemáticas y mañana hacer una obra de arte, o perfeccionar un instrumento musical o una arma. Investigó y describió de forma soberbia a un hombre que no fue de su tiempo, que rompió con toda lógica y que abonó al conocimiento humano, a las bellas artes y a la tecnología como pocos. El gran Leonardo puede conocerse más a través de las letras de Isaacson. Recomiendo mucho el libro.

Como reflexión final, quiero destacar que esa curiosidad, perseverancia y creatividad que se destaca en Leonardo está vigente hoy. Esas tres virtudes, como yo les llamo, pueden hacer la diferencia entre tener una vida plena, feliz, llena de satisfacciones y éxitos, o bien, una vida sosa, mediocre, llena de frustraciones y sin rumbo. Exaltemos esas cualidades en nosotros mismos y en la gente que nos rodea y van a ver que nuestras condiciones mejoran de forma exponencial, y así no nos quedaremos a expensas de lo que otros hagan por nosotros.

Leonardo hizo mucho porque se cuestionó todo el tiempo, fue curioso para investigar sobre las cosas que se cuestionaba, se puso en acción para generar soluciones a los problemas que se encontraba, lo hizo permanentemente y sin descanso, y siempre vio distintas formas de hacer las cosas. Fue creativo, convirtiéndose en creador de cosas muy buenas. Hoy todos tenemos mucho que aprenderle, y una de esas cosas se refiere a buscar soluciones a nuestros problemas de forma creativa y con perseverancia; eso, definitivamente, es mejor que perder el tiempo en dimes y diretes de la Cuarta Transformación.

Que a 500 años de su muerte, Leonardo siga inspirando no sólo a los nuevos genios por venir, sino también al que tenemos dentro de cada uno de nosotros.

Mala nutrición: desnutrición y obesidad, un grave problema

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#MalaNutrición
#DesnutriciónYObesidad

Hace unos días leí un artículo publicado en el New York Times que me dejó pensando sobre el gravísimo problema de la desnutrición en el mundo y, sin dudas, en nuestro país.

Nicholas Kristof, el autor del artículo The world’s malnourished kids don’t need a 295 dlls. burger, expone datos duros sobre la malnutrición y los contrasta con el gasto ridículo que puede hacer una persona sumamente rica en diversos renglones como, por ejemplo, el poderse gastar 295 dólares en una hamburguesa o hasta mil dólares en la compra de un sundae (hay restaurantes en NY que los tienen en sus menús).

Kristof señala que un cuarto de la población infantil del mundo está desnutrida, y a lo largo de su escrito utiliza varias veces la palabra stunting, que significa atrofia, para describir la consecuencia de la desnutrición. Stunt significa que algo deja de crecer, que se interrumpe su crecimiento y que simplemente no crecerá al nivel que debió hacerlo. Además, Kristof argumenta que el niño desnutrido no alcanza los niveles de desarrollo físico adecuado y señala que esa desnutrición también afecta los niveles cognitivos del niño. Es decir, su desarrollo intelectual se ve mermado.

El artículo señala, en una de sus frases, un dato que en mi opinión es lapidario sobre las implicaciones que tiene hoy la mala nutrición de un niño. Lo pongo tal cual en inglés, para luego traducirlo:

The implication is that billions of I.Q. points are lost to malnutrition, and that the world’s greatest unexploited resource is not oil or gold but the minds of hungry children.

“Las implicaciones (de la desnutrición) es que billones de puntos I.Q. se pierden por desnutrición, y que el más grande recurso no explotado en el planeta no es ni el petróleo, ni el oro, sino las mentes de niños con hambre”.

Cuando me detengo a pensar en esto de que nuestro coeficiente intelectual promedio, en niños mal nutridos se encuentra muy por debajo del promedio, entiendo por qué los países más pobres siguen siendo los más atrasados y con muy limitadas oportunidades de tener un futuro próspero. Simplemente, hace falta materia gris para resolver los problemas en esas naciones, para crear políticas públicas adecuadas para su desarrollo y para innovar en tecnología. Son países que tienen un problema de educación porque, primeramente, tienen un problema de alimentación.

Vale la pena que lean el artículo porque tiene datos muy importantes y escalofriantes, como que:

  • El 45 por ciento de las muertes en niños de 5 años o menores, tienen su causa y origen en la desnutrición;
  • Los programas de nutrición son verdaderamente baratos y podrían multiplicarse para acabar con la pobreza global; o bien,
  • Que en subastas de vinos se puede pagar casi medio millón de dólares por una botella; o mil dólares por un cupcake con el papelito dorado en hoteles de Dubái.

Definitivamente, me parece una buena reflexión la de Kristof.

Dice la UNICEF que la buena nutrición es la base del crecimiento y desarrollo de niños, niñas y adolescentes, ya que previene enfermedades y favorece un mejor estado de salud. Sin duda, todos coincidimos con esto. Un niño bien nutrido es más sano que uno que no lo está; sin embargo, a veces no pensamos que además de que un niño que no come bien no se desarrolla bien, su desarrollo intelectual se merma.

En México tenemos, al igual que en cualquier país donde aún existe la pobreza, problemas de desnutrición. Según la UNICEF, uno de cada ocho niños presenta una talla baja para su edad. También dice que en los estados del sur de nuestro país se presentan el doble de este tipo de casos que en los estados del norte, lo cual hace sentido porque se trata de los estados más pobres. Además, indica que los niños de entre uno y dos años de edad, son los que presentan los porcentajes más altos de desnutrición crónica (todas las definiciones coinciden en que se entiende como desnutrición crónica al resultado de desequilibrios nutricionales sostenidos en el tiempo y se refleja en la relación entre la talla del niño/a y su edad. En un niño desnutrido la talla es menor a la que se esperaría en promedio para un niño de la edad). Por otro lado, tenemos un gravísimo problema de obesidad infantil; que, curiosamente, es más notorio en los estados del norte del país. Desafortunadamente, México es uno de los países con mayor nivel de obesidad infantil en el mundo.

Según UNICEF, 1 de cada 20 niñas y niños menores de 5 años padece sobrepeso u obesidad. El dato es alarmante, pero se agudiza más cuando vemos que 1 de cada 3 niños, entre los 6 y 19 años, lo padece. ¡Una tercera parte de los niños de México!

La desnutrición y la obesidad, aunque parecen contrastarse, están mucho más ligados de lo que creemos. Según estudios realizados en poblaciones rurales, donde la desnutrición es muy alta, en los últimos años ha habido incrementos muy significativos en los niveles de obesidad. En una entrevista realizada a la Dra. Teresa Shamah Levy, directora adjunta en el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), dijo que entre 2012 y 2016 el problema del sobrepeso y la obesidad en México creció 10 puntos porcentuales en mujeres adolescentes rurales, lo cual es muy grave, puesto que significa tener a casi el 40% de mujeres rurales con sobrepeso y obesidad en sólo cuatro años y comentó que el sobrepeso y la desnutrición tienen que ver con el tipo de alimentación. “Hay obesos anémicos”, indicó.

Hoy quiero dejarle a usted, querido lector, el tema de la desnutrición; para que no lo veamos como algo ajeno a nuestra realidad ni a nuestra vida. Que los que podemos hacer algo desde nuestra trinchera para combatirla, lo hagamos. Que seamos más conscientes porque, al final, a todos nos afecta la malnutrición. Tener ciudadanos con bajo intelecto no le ayuda al país; y claramente, estar mal alimentados nos afecta a todos. Por el otro lado, tener problemas de obesidad –que en mi opinión también es una mala nutrición– puede quebrar al sistema de salud en México. La diabetes, los infartos y un sinnúmero de enfermedades crónicas son generados por una mala nutrición, y eso cuesta muchísimo dinero cada año.

Esa frase de “primero comer que ser cristiano” ahora me hace más sentido. Yo le agregaría la palabra “bien”.

Al final, comer bien sí hace la diferencia entre tener grandes naciones o naciones deterioradas. Está en nosotros combatir esos dos lastres y erradicarlos (o al menos minimizarlo) de una vez por todas en nuestro país.

Seguridad, la gran apuesta

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#Seguridad

Todos los días recibo información a raudales. Decenas de artículos, de diferentes grupos de los que soy parte, llegan a mi celular. Hay algunos que sí leo y otros que, de plano, ni tiempo tengo. Tengo que decir que estoy saturado. Son mil temas de los que todo el mundo opina y, en realidad, muy pocos saben. La diversidad es enorme, desde el crecimiento del país, el control del gasto y los megaproyectos del sureste sur de México, incluso si Ricardo Rocha tiene un nieto que se llama como el presidente, que se aprobaron leyes contra la propiedad privada o que si las renuncias del gabinete fueron positivas o negativas. También leo sobre los nuevos golpes al narco y los huachicoleros, la persecución al ex director de Pemex y la detención del presidente de Ahmsa; o bien, sobre cómo una gran bailarina de padres chiapanecos y nayaritas ha triunfado en el mundo y es considerada “grande entre las grandes”. Veo notas sobre incendios forestales, contaminación, desabasto de medicinas, el tratado comercial, los Tigres campeones del fútbol mexicano; además todas esas notas acompañadas de sus análisis en otras notas. Si a eso le sumo lo que me llega sobre análisis financiero y macroeconómico de algunos bancos, cabilderos y medios que hacen resúmenes de noticias, así como lo que escucho en la radio (porque debo confesar que tengo 20 años de no ver noticieros en la tele, se los recomiendo, duerme uno mejor) puedo afirmar, como dije hace un momento, que estoy saturado.

Todo lo anterior genera ruido, distracción, falta de enfoque y descontrol. Yo ya tomé la decisión de enfocarme en mis cosas y hacer lo que me toca en mi vida diaria para que me vaya bien, le vaya bien a mi comunidad y sea un buen ciudadano para contribuir algo al país que me lo ha dado todo. En este análisis, lo único que no tengo en mi control, es el tema de la seguridad pública. Ahí sí no hay de otra, el gobierno es quien le tiene que entrar y le tiene que entrar con todo.

Casi que cualquier otro tema pudiera subrogarse, pero el de seguridad, ¡NUNCA! Es, en mi opinión, el tema más importante que debe resolver un gobierno, en cualquiera de sus tres órdenes; y ojo, muy importante, no sólo por el Poder Ejecutivo, mucho tiene que ver el Legislativo, pero sobre todo el Poder Judicial, como lo explicaré más adelante.

Se podrán constituir comités ciudadanos de seguridad, asociaciones privadas para revisar el cumplimiento de esos temas o incluso ONG’s enfocadas en temas de seguridad, pero no son, ni cerca, las que pueden resolver los graves problemas de seguridad que hoy tenemos en nuestro país.

Si este gobierno consigue disminuir de forma considerable el problema de la inseguridad, a lo largo y ancho del país, pasará como uno de los mejores gobiernos en la historia moderna de México. De nada sirve todo el ruido que vemos todos los días en miles de notas sobre miles de temas, si una señora no puede ir a dejar a su hijo(a) a la escuela tranquila, porque no sabe si en el camino alguien les robará o incluso, les haga cosas peores.

La seguridad ciudadana se ha perdido. Yo me acuerdo cuando era niño, e incluso adolescente, que la gente de provincia no quería venir a la capital porque era muy peligrosa; “provincia”, entendiéndose como cualquier ciudad o pueblo que no fuera la, ahora, Ciudad de México. La gente vivía en paz en la provincia. Se caminaba en las calles sin incidentes, se transitaba en las carreteras sin problemas y a cualquier hora. La provincia (casi cualquier ciudad, incluso las fronterizas) era sinónimo de seguridad y tranquilidad. Increíblemente, después del 2000, todo esto cambió; y para el 2007, la Ciudad de México era más tranquila que muchas ciudades de provincia. Y bueno, hoy, el problema de la inseguridad es generalizado y en prácticamente todos los estados de la República, incluyendo la capital.

“Haiga sido como haiga sido” (frase célebre del presidente en turno, cuando precisamente se agudizó la inseguridad) México es hoy uno de los países menos seguros del mundo, y a este gobierno, que apenas empieza, le toca atender una situación a todas luces compleja.

El Poder Ejecutivo tiene la misión de combatir la inseguridad y la violencia, y para esto, como parte de su estrategia, el presidente ha creado una Guardia Nacional. A esta estrategia debe sumársele una Fiscalía con personas mucho más preparadas para integrar los expedientes de aquellos que sean detenidos por delinquir, para que el otro Poder de la Unión, el Judicial, no tenga pretextos procesales para soltar a delincuentes que claramente han cometido crímenes.

El gravísimo problema de la impunidad es, sin duda, uno de los agravantes de la inseguridad en México. Si el que la hace no la paga, el mensaje que damos en este país es que cualquiera puede violentar las leyes sin ningún tipo de consecuencia; y lo triste es que esto pasa más en los procesos penales, que son los que están ligados a los problemas de inseguridad. El Poder Judicial, esa rama del gobierno que resuelve los juicios y dicta sentencias, es tan responsable como el Poder Ejecutivo de que la inseguridad disminuya. Para lograrlo, debe contar con jueces que no puedan ser sobornados por el crimen organizado, así como procesos más expeditos y transparentes para resolver los expedientes y una mayor claridad en sus criterios.

Al final, el tema de seguridad es el problema más grande que tiene México y todo ciudadano debe exigir, sin distraerse en otras cosas, que se resuelva por fin y de una vez por todas. Ese, por lo menos, es mi sueño; tener un país en paz, seguro y donde se pueda confiar en nuestros policías y jueces, porque habremos visto resultados claros y medibles en la disminución de la inseguridad y la impunidad.

Al tiempo.

La madrugada de un sexenio

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#MadrugadaDeUnSexenio

Este mes de mayo se cumple medio año de que el presidente López Obrador llegó a la presidencia de México. Seis meses en un sexenio, para mí, es comparable a la madrugada de un día. Esas primeras horas, donde todo está difuso, la oscuridad está en pleno y la mayoría de la gente está dormida.

Percibo que lo que va del sexenio se parece a un día, a eso de la una o dos de la mañana, plena madrugada. Usted, amable lector, sacará sus propias conclusiones.

A esa hora muy pocas personas están activas, más bien, la generalidad de las personas sigue dormida.

Las calles están como en tensa calma, una persona en su cabal juicio no sale, por lo menos en esta ciudad, a caminar al parque a la una de la mañana. Si sale es porque tiene que hacerlo, más que por el placer de salir. Probablemente lo haga en un coche o taxi porque, además, hay poco transporte público que pueda ayudar en la encomienda de salir a esa hora. Si salen, son muy cautelosos y hasta desconfiados.

Está oscuro. No se ve la posibilidad, ni remota, de que haya luz. Se sabe que conforme avance el día, saldrá el sol, o lloverá o estará nublado, pero hay la esperanza de que habrá por lo menos más claridad en el día. Pero en esas horas de la madrugada, todo es oscuro.

A esas horas, hay algunas personas que vociferan y hacen algunos desmanes por las copas que se tomaron la noche anterior; pero también a esa hora, a muy pocos les importa porque están profundamente dormidos. De plano tiene que haber un escándalo para que la gente despierte a esas horas.

No hay muchas autoridades trabajando. Sólo lo básico, alguna patrulla por aquí y por allá, y otros que realmente es difícil de identificar.

A esa hora no se tiene claro qué va a pasar con el día, hay una incertidumbre total. Aunque pudiera ser un día muy malo, nefasto, el peor de nuestros días, podría también ser un día bueno, muy bueno o extraordinario, el mejor de los días. Pero es muy temprano para saberlo.

Lo que sí está claro es que, por definición, la madrugada no resulta ser el momento más bonito del día, aunque sin duda hay algunas personas que sí la gozan. Aquí un ejemplo de quiénes pueden ser:

  1. Las personas en estado de ebriedad que están en una juerga y por ese efecto etílico gritan y saltan de emoción al ver su realidad, a todas luces distorsionada, y se encuentran en la euforia de la fiesta. Dicen que son los reyes del universo porque claramente, en ese momento, así se sienten. Son muy felices;
  1. Las personas que están acurrucadas en sus mullidas camas, calientitos, confortables, cerrando sus ojitos para que no les despierten y, sobre todo, que no los molesten; y,
  1. Las personas que hacen lo que quieren a su antojo porque nadie los observa. Se sienten muy cómodas con la hora porque nadie los ve, ni les cuestiona y les queda bien trabajar en la oscuridad.

Creo que el resto de las personas no estamos cómodos en ese horario. Puede haber desastres naturales que nos tomen por sorpresa (cualquiera, a esas horas, reacciona más lento ante un temblor u otra emergencia). Con mayor facilidad, puede haber robos en las calles o incluso accidentes viales con los locos que van a toda velocidad sin saber hacia dónde se dirigen, porque recién salieron de la fiesta, borrachos y sin ninguna consideración.

En fin, creo que la madrugada es más dura para la mayoría y por eso normalmente no salimos y mejor dormimos, esperando que el día se aclare y podamos iniciar nuestras actividades de una forma más productiva y certera. El problema es que, si dormimos mal y nos estamos despertando en la madrugada para luego tratar de volvernos a dormir, en vez de ver por qué nos estamos despertando y solucionarlo de raíz, el día puede ser muy, pero muy pesado.

Les deseo que todos tengamos un agradable amanecer y, sobre todo, un muy buen día.

¡Viva la mujer!

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#VivaLaMujer

Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer.

Todo ser humano tiene su primer vínculo con una mujer. Por lo menos, hasta que no nos clonen como a la oveja Dolly, sólo ellas serán capaces de concebir. Sin ellas, ninguno de nosotros, absolutamente ninguno, viviría en este planeta. Así de poderosa es la mujer y así de generoso ha sido Dios con ellas.

El hombre, siempre más débil y viendo ese gran poder, aprovechó la única fuerza que tiene por encima de la mujer para sojuzgarla por miles de años, la fuerza bruta.

Sojuzgar, según la Real Academia Española, es “Sujetar o dominar con violencia algo o a alguien”. El hombre, dominado por el miedo, ha hecho eso con la mujer desde tiempos inmemoriales; desde el garrote del cavernícola, hasta las golpizas o feminicidios de nuestros días. La fuerza bruta se tradujo después en sometimiento de la mujer, ya no tan sólo físicamente, sino en todo lo demás (espíritu, mente, moral, etc.). Las grandes religiones monoteístas abonaron mucho a ese sometimiento. Desde ponerle a Dios el mote de “hombre”, “padre”, “el todo poderoso”. ¿Por qué no podría ser Dios, la toda poderosa?

Al final, el tiempo ha puesto a cada uno en su lugar y ha logrado que la mujer tenga ahora, cada vez más, el papel y el rol que debió tener siempre y que los hombres nos empecinamos en quitarles: el del sexo fuerte.

El Día Internacional de la Mujer nos debe llevar a reflexionar por qué, siquiera, se tuvo que instaurar un día para celebrarlas. La realidad es porque los hombres (y muchas mujeres) se encargaron de poner a la mujer en un segundo plano.

No generalizo, pero sin duda es más común que al hombre se le den más oportunidades, se le pague más por el simple hecho de ser hombre y se le vea más en el mundo laboral que a la mujer (sobre todo en países menos educados y desarrollados). También es común que, en macholandia (que puede ser cualquier país del mundo), la mujer tenga que atender al hombre, servirle y hacer lo que él le diga, por el simple hecho de que él es el proveedor ‒e incluso aunque no lo sea‒. Hay muchas mujeres que son las que sacan adelante a sus familias en lo económico y, además, atienden a su esposo, aunque él no haga nada.

La violencia física y verbal contra la mujer no ha parado y es más común de lo que uno pudiera creer. Todos los días se escucha de feminicidios, violaciones y todo tipo de vejaciones que sufren las mujeres en nuestro país y en otras partes del mundo. ¿Por qué? Porque, como destaqué en un principio, la fuerza bruta ha estado del lado del hombre y éste se ha aprovechado de eso. Sin embargo, en este planeta siempre han convivido hombres y mujeres, y estoy seguro de que nuestro planeta siempre ha preferido a la mujer.

El planeta tierra es, probablemente, el planeta más feliz del universo por el simple hecho de contar con la mujer en él. La mujer le ha traído belleza, pasión, alegría, vida y amor. Lo ha llenado de sonrisas, miradas, ternura y fortaleza. El planeta se ha llenado de vigor, de energía, de esperanza y de gloria. La mujer también le ha dado al planeta inspiración, creatividad, aventura y romance. Este planeta se siente muy afortunado porque la mujer llegó a él y lo llenó de dicha. Los amaneceres son muy especiales y los atardeceres brillantes y hermosos desde que la mujer lo habita.

El planeta tierra celebra que la mujer cante, baile, trabaje, se esfuerce, sea independiente, ame y se cuide, y por eso la admira. Sabe que no hay otro planeta que tenga algo tan valioso y por eso va en sus movimientos de rotación y traslación, orgulloso y con la sonrisa de oreja a oreja (o en su caso, con un ecuador curvo y sonriente). El planeta tierra sabe que la mujer es única, maravillosa e irrepetible y por eso la cuida. Sus terremotos, huracanes y tornados, reflejan la emoción que siente al saberse habitado por una mujer y la describe con una palabra, que se refleja en sus tundras siberianas o en sus dunas del Sahara, esa palabra es GRANDEZA.

Hoy, en un homenaje a la mujer en su día, le hago uno propio a la mía. Me siento exactamente como el planeta tierra y digo ¡viva mi mujer! como estoy seguro que el planeta dice: ¡viva la mujer!

Felicidades a todas las mujeres en su día y con amor, a Paulina.

Celebrando a la Radio

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#LaRadio

La semana pasada, específicamente el 13 de febrero, se festejó el Día Mundial de la Radio. Este medio de comunicación que, desde Marconi, quien logró que un aparato a larga distancia comunicara, ha sufrido tantos cambios tecnológicos, así como de formatos y contenidos, que lo hacen sin dudas un medio muy importante. A tal grado que ni la televisión, ni las redes sociales, ni mucho menos los medios escritos, han podido sustituir.

La radio ha sido la gran herramienta de comunicación del siglo XX, incluso por muchos años, la única. Esta herramienta ha servido, por igual, para encontrar náufragos o comunicar poblaciones aisladas por un terremoto o algún huracán. Ha impulsado y encumbrado a cantantes legendarios aquí en México, así como en el resto del mundo. Gracias a ella, los comunicadores han podido, durante años, alegrarnos el día, ponernos a reflexionar, informarnos del acontecer cotidiano y dar servicios a la comunidad en donde se necesite. En nuestro país, la radio tiene una penetración prácticamente total (98%).

Existen emisoras musicales, culturales, de noticias, de espectáculos, de deportes, etc. Prácticamente, todos los temas y todos los rubros se han abordado en la radio.

radios vintage

Hoy, en su evolución y gracias al Internet, podemos con un clic escuchar estaciones de radio de prácticamente cualquier país del mundo, en tiempo real y con una calidad de sonido como si la emisión se estuviera generando en nuestra propia ciudad. Yo todavía me acuerdo de esos radios antiguos que lograban captar señales de otros países y te emocionabas muchísimo cuando escuchabas inglés o francés, porque ya habías “quebrado” el espectro electromagnético para oír estaciones internacionales. Ahora, Apps como “Simple Radio” o “Radio Garden” te llevan por todo el mundo con miles de estaciones en todos los idiomas y te acercan al mundo como lo hacen las redes sociales. La instantaneidad también llegó a la radio.

La radio también ha servido para generar pánico; como cuando Orson Welles, el célebre director y protagonista de “Ciudadano Kane” -en mi opinión, una de las mejores películas de todos los tiempos-, logró poner, en menos de una hora, a miles de estadounidenses en paranoia absoluta porque pensaban que estaban siendo invadidos por alienígenas. En 1938, durante una narración radiofónica del libro de H.G. Wells, “La guerra de dos mundos”, Welles transmitió con tanto realismo y en formato noticioso, la invasión alienígena, que miles de personas salieron de sus casas, colapsaron las carreteras y acudieron a las estaciones de policía, armando un perfecto estado de caos. Doce millones de personas, se calcula, que oyeron aquel programa transmitido por la CBS radio.

La radio nos emociona cuando en ella escuchamos una canción que nos gusta, nos deprime cuando escuchamos alguna noticia devastadora sobre cualquier tema, nos estimula cuando escuchamos consejos constructivos en algún programa de desarrollo humano; en fin, la radio es capaz de sacarnos todas las emociones, porque al final, la radio comunica y la comunicación es la base del conocimiento. Discernir entre cuál de esa comunicación es constructiva y cuál destructiva, está en nosotros mismos. Nos podemos dejar manipular por la radio, o no; al final, la radio es la herramienta y en los contenidos reside la diferencia entre una buena y una mala radio.

Hoy hago este artículo para celebrar a la herramienta. Para hacerle un homenaje a lo que se puede oír y de ahí visualizar cosas, a la herramienta que, al no darnos imágenes, nos estimula el proceso creativo y nos abre la imaginación.

Orson Welles y la radio
Orson Welles (Fuente: The Film Stage).

También celebro que esta herramienta ha dado empleos, contribuido al desarrollo económico de las naciones y generado riqueza. Sólo en México, en 2017, según datos del INEGI, esta industria contribuyó con 29,035 puestos de trabajo y generó un producto interno bruto de más de 10 mil millones de pesos.

La radio vive de la publicidad y muchas marcas de productos y servicios se han dado a conocer a través de ella, contribuyendo a fortalecer la cadena de valor de las empresas.

Celebro que, en el 2016, la audiencia de la radio superó a la de la TV e incluso a la de los dispositivos móviles y que en el mundo ya hayan más de 40 mil emisoras de radio. También celebro que, sin duda, es de las tecnologías más accesibles para las personas, por lo que la convierte en el medio de comunicación de mayor cobertura en el planeta.

Yo en lo personal, disfruto mucho de la radio y espero que tengamos radio para muchos años más.

La radio, como se ha utilizado, ha tenido sus luces y sombras, sus buenos usos y sus abusos, ha creado valor y lo ha destruido; lo que sí resulta claro es que se ha convertido en una extraordinaria herramienta de comunicación que celebro que tenga su día. Enhorabuena.

35 regalos

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#35Regalos

Si a usted, mi lector, le dijeran que hoy recibirá 35 regalos, seguro se sentiría emocionado. 35 regalos son muchos. Imaginemos por un momento que envolvemos 35 regalos para dárselos a una sola persona. Estoy seguro, sin temor a equivocarme, que ninguno de nosotros hemos dado 35 regalos a una sola persona, en un solo día. El simple hecho de recibir un regalo, a mí, siempre me emociona. El problema está en que hemos desvirtuado el sentido de lo que es un regalo y damos por hecho muchas cosas que nos pasan durante el día. Por eso se me hizo interesante escribir este artículo sobre, aproximadamente, 35 regalos que recibimos al día. Por lo menos los que recibo yo, y estoy seguro que muchos de mis lectores también. Otros, probablemente, reciben menos; unos incluso muy pocos y otros, probablemente, reciben más.

Lo que sí estoy seguro es que todos, absolutamente todos los seres humanos, recibimos, aunque sea, un regalo diario; el más importante y el que más damos por hecho. Éste es el primero de mi lista y lo pongo como número uno. A partir del segundo, se trata de regalos que yo he recibido, y quiero que conste que hablo por mí, pero estoy seguro que muchos de ellos coincidirán con los de ustedes. Es claro que muchos seres humanos no los reciben y ahí radica la importancia de detenerse a entender que, al final, nuestros regalos son muy valiosos y la mayoría de las veces no les damos su justo valor.

Entonces, queridos lectores, he aquí mi lista de 35 regalos que recibo todos los días:

1.- La vida. Todos los que están leyendo este artículo hoy, ya empezaron con un regalo que otros ya no tuvieron: vivir. El mejor regalo para mí, sin duda.

2.- Estoy sano. La salud es tan importante como la vida misma.

3.- Tengo dos piernas para caminar.

4.- Tengo dos brazos.

5.- Puedo ver.

6.- Puedo oír.

7.- Amanecí bajo un techo.

8.- Encima de una cama y cubierto para no sentir frío.

9.- Tengo agua para beber.

10.- Tengo comida y todos los electrodomésticos necesarios para conservarla, almacenarla, cocinarla y servirla.

11.- Tengo un baño propio.

12.- Tengo agua caliente para bañarme y todo lo necesario para estar limpio.

13.- Me funciona el cerebro (tengo la posibilidad de analizar, discernir, tomar decisiones de forma independiente y entender lo que pasa en mi entorno). Todo lo que tiene que ver con el buen funcionamiento del cerebro son regalos que bien podrían separarse por unidades, pero aquí los integraré como uno porque si no mi lista se haría interminable.

14.- Tengo ropa para ponerme (para todas las épocas del año).

15.- Tengo zapatos para ponerme en toda ocasión.

16.- Tengo amor propio.

17.- Tengo una mujer a quien amo. El amor es un regalo muy poderoso así que, si aman y se sienten amados, ya tienen regalos a manos llenas.

18.- Tengo tres hijos a quienes amo. Cada uno es un inmenso regalo, pero para no hacer la lista más grande, los concentro como un regalo.

19.- Cuento con mis padres, hermanas y sobrinos. La familia es un regalo que es un lujo tener.

20.- Tengo mi trabajo. Ese regalo es muy valioso. Sentirse útil, productivo, creativo y, sobre todo, que uno construye valor, es algo incomparable y son muchos regalos en uno. Además, te da los medios para tener muchos regalos en la lista.

21.- Tengo un coche para transportarme.

22.- Tengo un teléfono para comunicarme.

23.- Vivo en un lugar seguro.

24.- Tengo medicinas y médicos para estar bien.

25.- Tengo a mis amistades.

25.- Cuento con gente que me asiste en mi casa, en mi trabajo y en el día a día en general (aquí me refiero a quienes atienden una tienda, farmacia, gasolinera, restaurante, etc.). Todos ellos son regalos diarios.

26.- Tengo una televisión.

27.- Tengo internet.

28.- Tengo luz.

29.- Tengo gas.

30.- Tengo libros para leer.

31.- Tengo una computadora para trabajar (y todos los accesorios y consumibles necesarios).

32.- Cuento con calentadores en casa y oficina para no padecer frío.

33.- Puedo hacer ejercicio en un lugar destinado para eso.

34.- Tengo un jardín para poder salir y caminar con los pies descalzos.

35.- Tengo una iPad, donde escribo mis artículos, artículos como éste que ustedes están leyendo.

En fin. Sin duda son 35 regalos, y podrían ser muchos más; estos que enlisté son simplemente los que muchas veces pasan inadvertidos y no nos damos cuenta lo afortunados que somos de tener tanto, y por lo mismo, muchísimo que agradecer.

Aprovechar el inicio del año para hacer un alto en el camino, ver qué tenemos y darnos cuenta de cuán afortunados somos, nos brinda la oportunidad de tomar la vida con mucho más entusiasmo, pasión por vivir, por aprender más, lograr más, ayudar más y crecer más.

Entre más le sumemos a esa lista, más responsabilidades tenemos para con nosotros mismos y para con los demás. Usemos nuestros regalos como bendiciones que nos dan mayores oportunidades de hacer cosas buenas, de ser gente buena y de trascender de esa forma con los demás.

Tlahuelilpan; muchas tragedias en un evento

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#Tlahuelilpan #Tragedia #Educación

Cuando vemos un accidente, como el ocurrido en Tlahuelilpan, Hidalgo, te das cuenta de que todo lo que sucede como resultado de la descomposición social que hemos vivido, se manifiesta en ese trágico evento. Un evento en el que, en unos instantes, más de 60 personas perdieron su vida, y con ella todas las ilusiones y expectativas de lograr más cosas y estar mejor.

Generalmente, todos los seres humanos queremos estar mejor, poder tener y lograr más cosas. El “cómo” sin duda es lo que varía. Se puede lograr todo lo anterior estudiando y trabajando, con un principio de llevar una forma honesta de vida; o se puede hacer engañando, buscando atajos falsos para avanzar vía la transa, el robo y/o cualquier conducta ilegal.

Esto último sucedió en Tlahuelilpan el pasado 18 de enero de 2019. Una fecha que, en muchos sentidos, quedará en la memoria de los mexicanos como de tragedia. No sólo porque la explosión dejó los cuerpos calcinados. Ya era una tragedia ver que la gente se reuniera en torno a un chorro de combustible, a todas luces robado, y llenara bidones para poder, quizás, usarlos posteriormente o revenderlos. Tragedia el que se considerara normal esta práctica, que incluso era observada por las autoridades y permitida desde años atrás. Tragedia que, debido a la pobreza y la falta de educación, la gente opte por la vía de la ilegitimidad para buscar sus sueños.

Por lo que he leído en las diferentes crónicas, la gente estaba eufórica. Me imagino esa euforia criminal, como cuando en hordas se lincha a una persona sin reparar siquiera en que es un ser humano al que le están quitando la vida. El hijo de una madre que se quedará sin él o el padre de algún niño que quedará huérfano. Esa euforia cegadora que muchas veces contagia a lo malo, simplemente porque un colectivo lo está empujando. El ser humano pude ser propenso a llevar sus acciones al límite, como consecuencia de un dictado de masas. Y es precisamente esta colectividad, en la que al ser muchos los que hacen el mismo mal, la acción realizada se califica como correcta. Nada más alejado de la realidad.

No es correcto robar combustible. No lo es ni a grande escala, ni en pequeñas cantidades. No hay, ni debe haber un criterio. Al que se roba un litro o miles, se le debe llamar ladrón. Pero aquellos que lo hacen orillados por las mafias, y que sumidos en una pobreza extrema no ven opciones en ningún otro lado ‒que al parecer han sido muchos de los fallecidos en esta explosión‒ son doblemente víctimas. Nunca podrán entender ‒porque ya murieron‒ que fueron manipulados, que al no recibir educación y trabajo, así como condiciones adecuadas para vivir, fueron entonces orillados a robar. Nadie les dijo que eso era malo, porque probablemente en esa población los valores ya estaban muy confundidos, si no es que diluidos desde mucho tiempo atrás. Mi pregunta es ¿cuánto y en cuántas partes, este fenómeno, se repite a lo largo y ancho de nuestro país? Estoy seguro que mucho. Esta tragedia no puede quedar para el anecdotario y debe sacudir las conciencias de todos. Nos debe dejar lecciones claras de que, en materia de educación en valores, en materia de combate a la pobreza y en materia de combatir al crimen (organizado o no) hay muchísimo que hacer.

La sociedad mexicana no puede seguirse degradando. Lo que pasó es consecuencia del huachicoleo y sucede justamente cuando hay todo un esfuerzo del nuevo gobierno para terminar con ese crimen, el de robarse los combustibles. Aplaudo el que haya esa resolución gubernamental de acabar con esa práctica, pero se debe ir más allá de combatir al crimen organizado, acabando con las causas que generan que gente buena acabe en hordas llevando a cabo conductas ilegales, como lo que vimos el viernes pasado. Esas causas son la ignorancia y la pobreza.

El trabajo de autoridades, empresarios y sociedad, en su conjunto, es buscar que haya más educación y más empleo. Sin la primera, es muy complicado lograr la segunda de forma permanente y de calidad.

Como siempre lo he dicho, nuestro mayor rezago es el educativo, nuestro problema más grande es la educación y cualquiera de nuestros problemas tienen el origen de su desgracia en la falta de educación. No sólo educación escolar, sino en valores universales, en civismo, en grados mínimos de conducta, en la solidaridad y en la información. Campañas faltan para comunicar una educación cívica y ahí debe apuntalar no sólo el gobierno en todos sus niveles, sino también las empresas con sus empleados, académicos con sus educandos, medios en sus diferentes modalidades y los padres de familia con nuestros hijos. Si no hacemos conciencia y actuamos pronto, nuestra sociedad puede convertirse en lo que solemos oír, incluso a veces, hasta de nuestros propios gobernantes, que en México hacer transa es un tema “cultural”.

Yo me rehúso a creer eso, pero ejemplos como el del viernes en nada ayudan y ya hubo, una vez más, consecuencias mortales que lamentar.

Lo último que podemos permitirnos como sociedad es quebrantar nuestro tejido social por apatía. Los mexicanos hemos construido una gran nación y somos más la gente buena que vive y trabaja en la legalidad como gente de bien. Nada de aceptar que la transa o el robo es “cultural”, ya que es una forma de actuar que, a todas luces, es reprobable.