En este texto describo cómo se me ocurrió grabar cápsulas de ciencia para niños y complementarlas con un curso. Este último está pensado para abuelos que quieren interactuar con sus niños pequeños a distancia. Están disponibles en mi página.
La idea de grabar cápsulas de ciencia surgió poco después de que comencé a grabar un curso introductorio de astronomía general que fuera interesante, intuitivo. (Las clases grabadas y textos se pueden consultar en mi página.) Durante las sesiones de grabación realizaba experimentos sencillos para explicar los fenómenos astronómicos; algunos eran muy vistosos. Los jóvenes que grababan y editaban: el matemático Damián Real y el físico Diego García, participaban con extras en algunas demostraciones y las sesiones se tornaron en diversión. Así que se me ocurrió generar cápsulas de ciencia a partir de esas demostraciones interesantes, sencillas y sorprendentes, con lo cual dio origen a “Quantos de Ciencia”.
Más adelante, Damián y Diego comenzaron a trabajar en la Secretaría de Educación, Ciencia y Tecnología de la Ciudad de México, y emprendimos la tarea de grabar como experimento algunas cápsulas para primaria y secundaria, con la intensión de responder algunas preguntas frecuentes de los niños. Una de las más populares resultó ser: ¿Por qué vuelan los aviones?
Uno de los objetivos de estas cápsulas fue que los docentes pudieran repetir las demostraciones con objetos que tuvieran a la mano, sin requerir de laboratorios especiales para enseñar la ciencia de manera lúdica e intuitiva.
Cuando llegó la epidemia y el subsecuente encierro, uno de mis hijos me pidió que le diera clases a distancia todos los días a su hijo pequeño. Así que desde mi casa, con las cosas que tenía a la mano, comencé a realizar demostraciones de ciencia, repetibles en casa.
Una semana después se me ocurrió preguntarles a Damián y Diego si podrían editar y subir a la red unos Quantos de ciencia para abuelos en cuarentena ¡y me dijeron que sí!
Debo admitir que sobre todo al principio fue agotador impartir clase a través de Zoom a un niño, pues aunque las sesiones fueran cortas, mantener la atención durante una hora y media, para enseñar de manera divertida resultó ser un gran esfuerzo. A partir de entonces grabo los Quantos. Incluso estoy describiendo el curso (está en mi página) para el caso en que otros adultos quieran participar fortaleciendo algunas habilidades a niños pequeños.
Muchos de los experimentos son clásicos de la ciencia y se encuentran con gran facilidad en internet, sobre todo si están en inglés. Otros se me han ocurrido por el hecho de haber estudiado física e impartir cátedra tanto tiempo, y algunos los he aprendido de otros docentes durante los congresos de educación.
Pienso que si no fuera por las clases que le imparto a mi nieto cada día, probablemente estaría asustada y deprimida; como están, con toda la razón, millones de adultos mayores que viven solos durante esta pandemia. Sin embargo, gracias a este proyecto familiar y a la popularidad de “Quantos de Ciencia”, me siento fuerte, activa y debo reconocer que muchos días hasta cansada, lo cual es deseable porque “un abuelo cansado es un abuelo bien portado”. (Le agradezco a Francisco Ruiz por ocuparse de mi página y sobre todo al Instituto de Astronomía de la UNAM para el que trabajo desde casa).
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Estimada Julieta:
Simplemente ¡me encanta tu trabajo!
Gracias por todas esas cápsulas tan interesantes.