En este mismo espacio, en diciembre del año pasado, se señaló que las empresas de contenidos audiovisuales han emprendido estrategias de consolidación de grandes actores y ejecución de importantes sumas de recursos financieros, con el fin de posicionarse o fortalecer su posición en esta industria dinámica.
En fechas recientes, un nuevo y por demás importante evento ha captado la atención de industria, órganos reguladores y autoridades de protección al consumidor y la competencia alrededor del mundo: la casi inminente fusión entre The Walt Disney Company y 21st Century Fox.
Los potenciales efectos perniciosos de esta operación, que concentraría en un solo grupo económico a dos gigantes de la industria que competían entre sí en varios mercados, han sido advertidos y en múltiples casos atendidos mediante la aplicación de remedios regulatorios como condición para su aprobación. Tales han sido los casos de Estados Unidos, la Unión Europea y, de aplicarse las recomendaciones de la Superintendencia del CADE, Brasil.
En México, este asunto ha trascendido a tal grado que han intervenido ya varias autoridades, incluso más allá de aquellas encargadas de la aprobación y supervisión de los mercados relevantes. Al respecto, cabe recordar el llamamiento a la COFECE e IFT por parte de legisladores del Senado de la República, así como una investigación concluida por parte de la Subprocuraduría de Telecomunicaciones de la Profeco, ambos acentuando las eventuales afectaciones a los consumidores mexicanos que podrían resultar de la aprobación incondicionada de esta fusión.
En días pasados, ha sido publicado en medios la aprobación de la operación por parte de la COFECE, autoridad encargada de revisar sus términos y efectos sobre mercados tales como mercadeo y licenciamiento de sus franquicias. Por su parte, el IFT debe resolver pronto sobre la incidencia de la fusión sobre el mercado de telecomunicaciones, principalmente sobre el segmento de Televisión Restringida.
En este sentido, el pleno del Instituto enfrenta la importante tarea de prevenir que la unión de dos de los más importantes proveedores de contenido de Televisión Restringida resulte en el uso del poder de mercado que detentaría Disney, en detrimento de operadores y consumidores.
No es novedad que las señales propiedad de Disney y Fox disfrutan de un notable posicionamiento en el gusto de los mexicanos. Ello es cierto para prácticamente la totalidad de géneros en que cada empresa participa, pero es especialmente relevante en el segmento deportivo. Los canales ESPN (Disney) y Fox Sports (Fox) son difundidos por todos los principales operadores del país e, incluso, es posible encontrar al menos una de sus señales en todos sus paquetes.
De esta forma, los canales deportivos propiedad de Disney y Fox se han convertido en bienes esenciales en la canasta de consumo deportiva del suscriptor de TV de paga mexicano. Tal es el caso que las señales Fox Sports y ESPN representan 79.2% del total disponibles en los paquetes de menos de $300 al mes, mismos que son contratados por casi dos terceras partes del universo de suscriptores.
Esta posición privilegiada se ve fortalecida por los múltiples acuerdos de exclusividad en la transmisión de eventos deportivos firmados por ambas empresas. La fusión de ambas empresas resultaría en un mayor poder de negociación en favor de Disney que no podría ser contrapesado por los operadores de TV de Paga, quienes hasta ahora se han visto en la posibilidad de ofrecer paquetes asequibles en buena medida por la amplia y diversa oferta de proveedores de contenidos.
Cabe anticipar que, actuando en cumplimiento de sus encomiendas constitucionales y a la altura de sus pares internacionales, el pleno del IFT dicte las condiciones necesarias (conductuales o de preferencia estructurales) para evitar la manipulación del mercado en beneficio de un grupo económico y en detrimento del bienestar los consumidores, especialmente de aquellos con menores alternativas y limitados recursos económicos.