La inicua desigualdad histórica de relaciones y estatus entre los sexos ocurrida en las ciencias, las artes y la filosofía de Occidente, empezó a ceder a mediados del siglo XX y me satisface comentar ahora a tres notables filósofas de ese tiempo, cuyos trabajos en direcciones muy distintas parecen pertinentes al problema mente-cuerpo, aunque no lo hayan abordado en estos términos. Ellas son: la neoyorkina de origen alemán Susanne Langer, la existencialista y marxista francesa Simone de Beauvoir y la irlandesa Elizabeth Anscombe, católica conversa, discípula, amiga y traductora de Wittgenstein.
En su obra más conocida, Philosophy in a New Key de 1942, Susanne Katherine Langer (1895-1985), destacada discípula de Whitehead y de Cassirer, calificó al símbolo como cualquier recurso representativo que permite una abstracción y una intepretación cognitivas. El ser humano es un animal simbólico porque tiende a investir de sentido los elementos relevantes de su mundo mediante señales, cuyo conjunto conforma un amplio sector de la cultura. Langer argumenta que el humano tiene esta propensión y necesidad de simbolizar en aras de la evolución biológica de su especie y de sus procesos fisiológicos, de tal manera que, al inventar símbolos capaces de representar significados, transforma y modula su experiencia consciente y la de sus semejantes.
Langer distingue dos formas de expresión simbólica, una discursiva propia del habla y otra no verbal, prescrita en alegorías míticas, en los ritos y las artes. Los símbolos de esta segunda variedad encarnan y expresan directamente significados distintivos o avanzados, como emociones morales o figuras metafóricas. Las representaciones simbólicas de los mitos, los rituales y las artes tienen una relación estrecha o directa con formas encontradas en la naturaleza y con procesos del cuerpo humano que permiten intuir múltiples acepciones y matices sensoriales, figurativos, cognitivos o emocionales. Hay en este planteamiento el principio de una teoría biológica del símbolo, pues las funciones básicas del sistema nervioso estarían ya dotadas de un simbolismo. La nueva clave (new key) de su filosofía consiste en analizar los saberes y sentimientos humanos a través de este tipo de símbolos. Esto sucede en especial con la música, pues para de Langer, como cien años antes para Schopenhauer, encarna y simboliza directamente múltiples sentimientos. Hay una relación directa entre los medios físicos de la sonoridad musical (tonos, secuencias melódicas, armonías, timbres) y su significado emocional, ajustable a la relación estética que ocurre en todas las artes entre el soporte físico y las actividades mentales.
En El segundo sexo (1949), obra precursora del feminismo moderno, Simone de Beauvoir (1908-1986) se sustenta en el marxismo para afirmar que el ser humano no es sólo una especie animal, sino una entidad histórica que interpreta su naturaleza biológica en la práctica social. El humano existe como cuerpo biológico, pero lo trasciende en su existencia, porque no sólo es un objeto físico, sino un vehículo de relación valorativa con el mundo. Es así que la diferencia anatómica y funcional entre hombre y mujer opera para fines reproductivos, pero no define por sí sola la conducta y la mentalidad, pues las circunstancias biológicas revisten valores e interpretaciones estipulados por la cultura. De esta manera el cuerpo viene a ser un instrumento de la intencionalidad, pues ésta le confiere un rol y un sentido. De Beauvoir resalta la libertad de elección que puede resignificar la manera como se percibe, se considera y se emplea el propio cuerpo en el ámbito colectivo, particularmente el de la sexualidad. De esta manera puede comprenderse su conocido aforismo de que la mujer no nace, sino que llega a serlo. (Supongo que podría decirse lo mismo del varón).
La libertad es un concepto ineludible si juzgamos que la persona es capaz de tomar decisiones que se expresan en actos manifiestos en el mundo. La intención es, entonces, un acto mental cuyo objetivo es emprender una acción para modificar una situación. A pesar de grandes diferencias de tradición filosófica y actitud pública, en este tema asocio ciertas ideas fenomenológicas y existenciales de Simone de Beauvoir con las analíticas y morales de Gertrude Elizabeth Margaret (G. E. M.) Anscome (1919-2001), pues esta profesora de Cambridge refexionó profundamente sobre la intención, la acción y la moral, siendo considerada indispensable de estos temas en la ulterior filosofía de la mente.
Me parece que la pregunta esencial en su obra más conocida (Intention, 1957) puede ser la siguiente: ¿Cuándo y porqué es posible afirmar que una determinada acción es intencional? El sentido común indica que la mente causa a la conducta, como sucede cuando escribo estas palabras porque las pienso y me esmero para que el lector las disfrute y entienda. Pero no siempre es clara la conexión de la mente con la acción. Si alguien me empuja y me estabilizo para no caer, el movimiento no parece intencional por no haber sido deliberado y es considerado más bien un reflejo postural. Imaginemos ahora a un gato que acecha a un pájaro. Si tiene, como parece, el objetivo de cazar al pájaro y comerlo, se cumple la condición intencional, pero no lo sería si interpertamos su conducta como un instinto, un conjunto de reflejos irreflexivos precipitados por un estímulo altamente significativo para la supervivencia del gato: la detección de una presa que puede ser un grato alimento. Al evaluar este tipo de casos, Anscombe argumenta que un acto intencional es aquél del que el agente puede dar una explicación causal. Una persona puede relatar que su cuerpo hace esto o aquello, como evitar caerse por un empujón, pero, en el caso de la acción inencional, hay algo más que causa el movimiento del cuerpo. ¿Qué es? ¿Se trata de un yo, una esencia personal que causa ciertos actos deliberados? Si respondemos afirmativamente, optamos por un dualismo al modo de Descartes: un alma capaz de modificar estados y actos del cuerpo. Pero, curiosamente, la católica Anscombe no suscribe el dualismo cartesiano afín a la doctrina cristiana, porque la palabra “yo” se usa en contextos distintos para referirse a cosas muy diferentes pues no tiene un referente fijo, como la palabra “eso” que señala una cosa y a veces otra. La filósofa favorece la noción, propugnada desde Aristóteles y Santo Tomás, del alma como forma del cuerpo, pero precisada por ella como un principio de vida y actividad, en particular el conjunto de capacidades cognitivas que pueden expresarse en acciones del cuerpo.
En un escrito “Sobre la inmortalidad del alma,” publicado despues de su muerte, Anscombe rechazó una interpretación materialista de la mente, pero también la inmortalidad del alma, fuera de una posible resurrección del cuerpo. Más aún: no entiende la espiritualidad como la creencia en un alma inmortal, sino el acoger y ejercer valores morales. Los seres humanos tienden hacia la verdad y la justicia no como objetos del mundo o del pensamiento, sino como intenciones morales u objetivos de vida.
Nuestras disímbolas pensadoras trazan una modulación recíproca y mediada por el cuerpo entre los factores subjetivos personales y los intersubjetivos o culturales, como el simbolismo, la feminidad, la intención o la moralidad. Sus ideas nos sugieren que el problema mente-cuerpo va más allá de la relación de dos ámbitos, uno biológico y el otro psicológico, pues estos se insertan en la cultura y su historia, cuyos símbolos, normas, creencias y valores permean e influyen en la mentalidad y el comportamiento. Las tres remiten a la relación de la persona humana con su entorno simbólico y cultural, ese tercer nivel del problema mente-cuerpo que detectamos en diversos autores y teorías.
Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo forman parte del próximo libro del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).
Hay algo o alguien que nos defina más que el YO?
El ADN? No, pues dos gemelos idénticos tienen la misma secuencia de bases, pero su vivencia es única y hasta pelean entre sí por trivialidades o por cuestiones de fondo aun siendo los únicos dos socios de un mismo negocio. Es fascinante verlos trabajar juntos y como se pelean y defienden su punto de vista.
Podemos buscar y leer en “Cuantos verbos tiene el idioma español?”, que pueden ser más de quince mil. Por ejemplo el verbo Jeremiquear, Yo lo defino como la vivencia y lucha y pleito de Jeremías con Dios. Un verbo muy importante! Define una acción muy vital de inconformidad contra el actuar de Dios: Jeremías 12:1-4; 14:9; 15:18; 20:14-18 que surge desde lo más profundo de un fiel Colaborador de Dios.
Que es un verbo sin un Yo que ejecuta y vive , siente y sufre la Acción?
Se me hacen insanos, suicidas, “humanicidas”, los esfuerzos de una parte de los filósofos y de los neurocientificos que nos quieren convencer que el Yo es solamente una ilusión producida o generada por el cerebro. A esta acción la bautizo con el neologismo HUMANIDICEAR. Es lo que llamo el talón de Aquiles del Materialismo. Y el talón de Aquiles de el Teísmo clásico, es el sufrimiento sadico inconmensurable de incontables seres Sintientes en el Universo supuestamente creado por Dios.
Es Jeremías quien con su jiromiquear, inicia un movimiento para trascender el nihilismo del materialismo y lo absurdo e insuficiente de las cosmovisiones teistas clasicas.
En Jeremías 15:19, y en Ezequiel 18:31 está esbozado el rumbo para lograr dar un Gran Salto para trascender el Materialismo y el Teísmo clásico. Ya desde Génesis 1:26,27 se establece con fuerza que los humanos somos mucho más que robots orgánicos, mucho más que polvo, agua y calor y azar.
La vasta Historia de las Religiones y de la Filosofía y de la Ciencia y del Arte recogen los esfuerzos para contestar la Gran Pregunta : QUIEN SOY YO?
Yo me resisto a creer que el Yo es una ilusión.
Con palabras no se puede matar a la vivencia del yo aunque si se le puede herir gravemente. Es el dolor de la humanidad.
Necesitamos en este grave trance Cosmovisiones que nos retraten en nuestra grandeza , no que nos minimicen y anulen.
Agradezco su comentario, especialmente pertinente a las ideas de Elizabeth Anscombe, la católica disidente del alma inmortal. Comparto su búsqueda de talones de Aquiles en las doctrinas clásicas, es una manera de reflexionar y avanzar en la definición de una filosofía propia. Comparto tambien sus preguntas sobre el “Yo”. Está en prensa un artículo mío sobre la identificación del “yo” cin un sistema de autorrepresentación comuesto por al menos ocho funciones cognitivo-afectivas-corporizadas. Con mucho gusto se lo envío si me manda un email. Me interesa su reacción a este planteamiento,. Un placer tener lectores críticos como Ud.
Solicito una sentida disculpa al Dr Díaz Gómez, por escribir comentarios que se salen de su artículo.
Escribí: “el Universo supuestamente creado por Dios.”
Me refiero a que racionalmente y conforme al método científico no se puede demostrar que Dios hizo el Universo… Pero tampoco lo contrario.
Lo escribí con empatía a quienes sufren desgracias y se rebelam y detestan la creencia Teista. Hace falta difundir la vida de Jeremías y su rebelión al Teísmo clásico que hace ver qué hay que ir más adelante a la interpretación tradicional. Hay en la misma Biblia pasajes para avanzar, pero no es esta columna el lugar para profundizar al respecto y además no puedo yo llegar a algo concluyente. Pero tampoco se puede llegar a algo concluyente desde el Materialismo.
Pero agrego un poco sobre lo anterior. Georges Paul Gusdorf, cierra su artículo “ Antropological Philosophy “ en en la Enciclopaedia Británica diciendo más o menos y traduzco libremente:
“Por siglos se trató de demostrar la existencia de Dios, ahora se trata de demostrar la existencia de los Humanos “.
Es que desde las neurociencias hay quienes afirman en forma congruente con su materialismo que somos una ilusión generada por el cerebro, y que también la creencia en Dios es una creencia generada por las neuronas.
Dice Rudolph Bultman que “el misteri del Hombre es el misterio de Dios”. Compartimos el mismo estatus ontologico con Dios.
En el Génesis se afirma que somos a imagen y semejanza de Dios. De este Dogma, de esta Fe, se derivan los Derechos Humanos de los revolucionarios franceses. Léase el preámbulo de esa declaración.
Toda la Civilización, todo el Derecho se basa en la Creencia implícita de que somos personas y no robots orgánicos. Surge desde nuestra profunda vivencia de ser personas a sabiendas de qué hay datos para creer lo contrario. Es un salto desde el sentimiento y la Fe y nuestro razonar.
La investigación filosófica y científica tiene sentido si somos Personas que buscan la Verdad. En el momento en que una persona cree que es solo un robot, no cae en el nihilismo?
Porque se evade hablar de esto?
En marzo del 2017, en el Coloquio organizado por el Instituto de investigaciones Jurídicas, El Colegio de Mexico y el Colegio Nacional sobre “Laicidad y educación”, al final , no se me concedió extenderme en estos temas.
No es bueno que surja esta moderna imquisicion en contra de los que nos salimos del materialismo reinante.
Si solo somos máquinas, para que tanto afán en resolver las calamidades que hemos creado por omisión o comisión?
Para que fingir que existen los Derechos humanos?
Si, con acento, el Espiritualismo pudiera ser indemostrable, pero si el Materialismo es cierto, estamos perdidos. No existiríamos ni los humanos ni los Derechos humanos ni las obligaciones de los humanos, ni bien ni mal.
Es inaceptable sacrificar la afanosa búsqueda de la Verdad, en el altar de una cosmovision a modo que nos haga vernos como hermanos. En Jeremías 5:1, es prioritaria la búsqueda de la Verdad y el hacer Justicia.
Es necesario tomar en cuenta los datos duros y leyes universales descubiertas por los científicos y religiosos.
Pero si se cree que el darwinismo -la creencia de que los seres vivos somos explicados totalmente por mutaciones al azar de la herencia y por la selección natural – sin escuchar a todo lo que escribió Alfred Rusell Wallace el codescubridor de el mecanismo de la selección natural sobre las variaciones aleatorias, y de otros buscadores de la verdad, nos aniquilaríamos a nosotros mismos.
Si a final de cuentas, si tomamos en cuenta solo a la razón pura, creemos que todo se reduce a física y química no hay nada que hacer.
Pero si también tomamos en cuenta a los sentimientos,
en especial a el sentimiento de ser Personas y no pura maquinaria físico química… entonces podemos decidir ser humanos y actuar y sentir como humanos.
En los paises más avanzados científicamente y tecnológicamente, están optando por la selección natural. Aún es tiempo de hacer ver que está a la mano decidir que todos podemos salir adelante, y que sería más humano si somos solidarios unos con otros y luchamos día a día para “hacernos corazón nuevo y espíritu nuevo “ Ezequiel 18:31, la condición para lograr El Nuevo Pacto y así trabajar por un Nuevo Mundo.
Escribí lo anterior sin advertir que ya me había contestado. Gracias por su respuesta. Por supuesto que me interesa mucho recibir ese artículo y todo lo que Usted comparte de su infatigable búsqueda de la Verdad.
Le mando mi email a su sitio de internet.
Que momentos tan amargos y angustiosos estamos viviendo. En noviembre pasado le comentaba que en mi lugar de origen, Nayarit, ocurrían cosas espantosas. Desgraciadamente ya también ocurren en la CdMx.
Es urgente el diálogo y la conjunción de esfuerzos.
Ya le mande mi email a su sitio Web.
Le agradezco me confirme si lo recibió.