Chile y su cultura, en un seis de mayo del 2015

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¡Me reciben con fuegos artificiales, el estallido es fuerte! Hasta que caigo en cuenta que se está quemando la planta de luz que abastece a varias zonas de la ciudad.

Por la mañana…

Ha sido una experiencia interesante conocer a los chilenos y eso que solamente he estado en esta maravillosa ciudad de Santiago unas pocas horas.

Al llegar a las 3:05 de la madrugada, me formo en la fila de extranjeros y después de media hora (no había llegado la policía de aduana, los tuvieron que ir a despertar para que pudiéramos entrar al país), llego con la policía que me va a interrogar sobre las razones para entrar al país. -Ya pagó su reciprocidad- me preguntaron. Al cuestionar de que se trataba ese cargo, me avisa que ANTES de formarme, debí haber ido a pagar “reciprocidad”. Dejo la fila y camino unos 50 metros a encontrarme con un letrero que dice: “reciprocidad”, me acerco y me dice el joven: “son 27 dólares, puede pagar con tarjeta de crédito”, entrego mi tarjeta y le pregunto qué voy a recibir a cambio (recuerdo que se trata de la ventanilla de reciprocidad), y me regresa un ticket de American Express. Aunque no  soy muy buena para entender los cambios monetarios, no me pareció un trato recíprocamente justo, pero estando muy cansada decidí aceptar el trato.

Llego al hotel después de un viaje placentero de 30 minutos, por vías muy modernas y limpias, y me recibe un joven muy amable y un poco dormido. Me entrega la llave de mi cuarto y me pide firme un papel. Al ver que soy zurda, me comenta: “todos nacimos siniestros, pero casi todos lo superamos” y sonríe.  Subo a mi habitación a tratar de aceptar que yo no superé mi siniestralidad. No se si afectó mi autoestima, pero desde ahora soy “Clara la siniestra”.

Estoy en un hotel 5 estrellas. Mi cuarto tiene un letrero que dice reciprocidad por limpieza del cuarto, 4000 pesos diarios.

¿Quiere decir que si limpio el cuarto me pagarán 4000 pesos? Es mucho o poco? ¡Creo que el trabajo de sirvienta en Chile es una buena profesión! Seguiré contando la aventura.

Después de algunas horas de trabajo me doy cuenta lo hospitalarios que son. ¡Me reciben con fuegos artificiales, el estallido es fuerte! Hasta que caigo en cuenta que se está quemando la planta de luz que abastece a varias zonas de la Ciudad y como es exactamente enfrente del hotel, y al hotel no les permiten encender la planta de luz interna, tenemos que salir y seguir en una terraza.

Bomberos, patrullas, caos vial, me hacen sentir en casa. Debo de reconocer que los chilenos mientan la madre más civilizadamente que los mexicanos.

Por la tarde.

Salgo a caminar un poco, ya hay luz en varias calles.

Me sorprende encontrarme en el país del liderazgo:

“El Capricho ¡Líder en food court!”

“Food Market ¡El líder de los supermercados!”

“Vida nueva ¡Líder en su ramo! (no dicen cual será pero parece iglesia)

“La Vitamina. Matrículas abiertas (kínder con nombre de farmacia) “la escuela que forma líderes”

y junto a ella “La Universidad Mayor” “escuela de líderes” (¡pobres niños!)

Busco un farmacia para comprar aspirinas y me encuentro con “La cruz verde líder  en su ramo”. (Como en México la cruz verde recoge muertos, prefiero no entrar, no vaya a ser que les falta una para ser de veras, líderes).

Etcétera, etcétera. Me pregunto, si hay tantos líderes ¿dónde estarán los seguidores?

Camino mucho, las calles todas perfectas y limpias, a pesar de la falta de semáforos por el apagón; los conductores respetan, son amables y cuidadosos del peatón.

Me siento cómoda, las calles se parecen a la Ciudad de México, tienen asfalto y semáforos como en México, lo único que les falta es ese toque como de neoprimitivismo tardío que le dan los baches, agujeros y topes,  el hedor a perro muerto de los “tacos callejeros”, la basura, los empaques de plástico tirados.

Acá las banquetas son para el peatón no para los puesteros, el transporte urbano se para en los altos ¡increíble! ¡Hasta tomé una foto! ¡No creía yo que pudiera suceder!

Bueno es hora de terminar. Mañana empiezo el trabajo a las siete de la mañana, los chilenos se paran temprano y tendré que dar mi parte de reciprocidad por invitarme a este increíble lugar.

Besos de Clara.

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