Animismo: espíritus en los seres mundanos

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Emprenderemos la historia del problema mente-cuerpo examinando al animismo, una noción primaria y ancestral de las relaciones entre materia y espíritu que tiene una relevancia originaria y duradera sobre el dilema que ahora nos concierne.

En las religiones arcaicas de diversas partes del orbe sorprende la prevalencia y la coincidencia en distinguir dos ámbitos de la existencia que se conciben en interacción mutua, uno material y el otro espiritual. El primero corresponde a la naturaleza, al mundo ordinario, tangible, terrestre y perecedero donde mora el ser humano, y el otro al medio sobrenatural, poblado o constituido por entidades celestiales, inmortales y espirituales, como son los dioses, los ángeles, los espíritus de los muertos y otros númenes. Por acciones potentes de creación e intervención, este mundo trascendente domina sobre el primero, pues es su forjador, su ejecutor y su sostén. A pesar de su diferencia medular, los dos mundos conviven mediante fuerzas o energías poderosas que operan como mediadores eficientes. Es así que en esta consideración primordial se estipulan esencias sobrenaturales y anímicas en objetos y elementos del mundo tan variados como son los astros, los montes y los ríos, las plantas y los animales o, desde luego, las personas, todos dotados de una o varias almas. Es la visión vigorosa e imponente de que todo está vivo, siente y piensa.

Estas ideas permiten o requieren otras que han sido prevalentes en sociedades humanas de antigua raigambre, como los nómadas, cazadores y recolectores cuyos sobrevivientes han sido examinados por los antropólogos. Una creencia general es que el alma particular puede abandonar al cuerpo durante estados particulares o no ordinarios de conciencia, como los sueños, el orgasmo, la alucinosis por plantas psicotrópicas, el ritual propicio o el trance inducido por invocaciones, cánticos o danzas. El alma del sujeto accede entonces al ámbito sobrenatural y a información privilegiada de su interés y el de sus congéneres, por ejemplo, lo que depara el futuro o el origen y el tratamiento de las enfermedades.

“El chamán evenki Fedora Poligus y sus espíritus ayudantes” (1907/1908). Colección del Museo Etnográfico de Rusia en San Petersburgo.

Es también característico de las culturas tribales que existan mediadores entre el mundo natural y el sobrenatural; personajes señalados que ejercen y transmiten modos y técnicas rituales para inducir y aprovechar los estados alterados de conciencia. Estos individuos han recibido apelativos como hechiceros, curanderos, brujos o chamanes, este último por influencia de Mircea Eliade (1907-1986), notable investigador rumano de las religiones. Se suele usar el término de chamanismo para denominar tanto a las prácticas de estos personajes, como a doctrinas y costumbres asociadas de tribus agrícolas tradicionales, muchas de los cuales persisten en diversas partes del mundo, aunque desaparecen con celeridad arrinconadas por culturas explotadoras y avasalladoras. Mircea Eliade realizó un análisis comparativo entre las religiones arcaicas del mundo y propone que el ámbito sobrenatural es considerarlo sagrado, en tanto que el mundo natural es valorado como profano, en oposición al anterior. El ser humano se muestra obediente y fervoroso de lo sobrenatural, pues no sólo sus creadores requieren de ritos, ofrendas y sacrificios, sino también que ciertas funciones vitales, como el nacimiento, la sexualidad, los pasajes de edad o la enfermedad resultan sacramentos rituales; en especial la muerte, pues se anhela y se teme que la vida humana continuará en el ámbito sobrenatural por la prevalencia del alma ya liberada del cuerpo.

En estas sociedades surgieron los símbolos como elementos de representación y conexión entre lo mental y lo material. Así, el ancestral tótem se materializa como una escultura monumental de alegorías animales que se yergue verticalmente entre el mundo natural asentado en la tierra y el espiritual que apunta hacia el cielo. En estrecha relación con el animismo y el totemismo, florecen la magia y la mitología. Se denominan mágicas a diversas prácticas realizadas por hechiceros y taumaturgos para provocar efectos contrarios a las leyes naturales mediante actos, ritos o invocaciones que serían efectivas al conectar el ámbito sobrenatural con el natural. Asimismo, las religiones arcaicas engendraron y requirieron historias de la creación del mundo, de dioses sobrenaturales o héroes humanos, de gestas colosales y maravillosas. Son los mitos universales, narraciones fantásticas que se conservaron y enriquecieron a través de generaciones por su valor simbólico, es decir, explicativo e interpretativo. Lejos de constituir historias primitivas sin relevancia al mundo real, los mitos expresan símbolos potentes para comprender al cosmos, la naturaleza humana y los valores que esbozan los objetivos de la existencia o sancionan la relación con los otros.

Totem en Kispiox, en las márgenes del río Skeena, Columbia Británica. Foto de Jahiah (2007). El totemismo representa apropiadamente a la ideología animista en la que elementos naturales están imbuidos de esencias espirituales.

La mitología griega es relevante al problema mente-cuerpo al aportar la palabra psique y sus derivados. La bella Psique es envidiada por la diosa Afrodita, quien ordena a su hijo Eros lanzarle una flecha que la haría enamorarse de un monstruo. En vez de eso, Eros se enamora de ella y la rapta a su palacio impidiéndole que le vea para que no lo reconozca. La curiosa Psique contempla fugazmente el hermoso rostro de Eros y este la abandona enfurecido. La desolada Psique ruega a Afrodita le indique cómo recuperar a Eros, pero la sañuda diosa le requiere descender al Hades para obtener una poción que la haría más hermosa. Guiada por una voz misteriosa, Psique evade los peligros del inframundo y regresa con el don. Pero la poción resulta ser el sueño de los muertos y al ingerirla ella cae en un denso sopor. Entonces, Eros se conmueve y logra obtener la inmortalidad de Psique y su amor eterno.

“Cupido y Psique” de Joshua Reynolds (1789).

Con el tiempo la palabra psique se incorpora al léxico de muchas lenguas como el conjunto de los procesos conscientes e inconscientes de la mente humana, en oposición semántica a los eventos puramente orgánicos. Es trascendente que la dualidad entre mente y cuerpo esté presentida desde el léxico y que cualquier propuesta de unificación irá en contra de una doble naturaleza humana. Éste es uno de los retos severos y perseverantes de lo que llamamos el problema mente-cuerpo, pues plantea un dilema entre dos elementos que parecen distintos por el significado de palabras como psicológico y orgánico que apuntan en direcciones distintas, acaso opuestas. Además de psique, otra herencia del animismo es la noción de ánima o su sinónimo, alma. En la búsqueda de una solución del problema mente-cuerpo no parece necesario eliminar o evadir los conceptos de alma o espíritu, pues aportan sentidos necesarios para comprender el movimiento autónomo, la acción y el proceso enérgico que distinguen la relación de los organismos vivientes con su entorno.

Por ejemplo, una derivación muy antigua del animismo es la idea que espíritu y materia son una y la misma cosa, que Dios es el universo o bien que el cosmos es realmente divino en el sentido deísta del término. Se trata del panteísmo (el mundo es Dios) y de su fruto, el panpsiquismo (el mundo es mental), nociones fascinantes y trascendentes que examinaremos la próxima semana.

Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo pertenecen a la próxima obra del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).
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Raúl Maldonado Rodriguera

Cuanta erudición! (He leído un 70%)
Cuanta falta nos hace!
Es urgente que se difunda.

Raúl Maldonado Rodriguera

ES TAN IMPORTANTE EL CONOCIMIENTO MULTIDICIPLINARIO !
POCAS PERSONAS TIENEN LA VISIÓN GENERAL DE LOS CONOCIMIENTOS ANTIGUOS HASTA LAS NEUROCIENCIAS . Y ESTAS AL DETALLE COMO LO DEMUESTRA EL DR. GÓMEZ EN ESTOS MÁS DE 65 ENSAYOS.

Raúl Maldonado Rodriguera

Es mucho conocimiento, muy comprimido pero explicado amenamente. Cuanto placer.

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