Época de sismos

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El entorno económico y político en el país se ha tornado aburrido,  aunque esto no se debe a que todos estén muy ordenados siguiendo al pie de la letra la legislación electoral, que ha llegado al extremo de ordenar hasta cuantos minutos pueden sonreír los candidatos frente a las cámaras de televisión y el tipo de vestimenta apropiada para los mítines y concentraciones de simpatizantes, así como las canciones que están autorizadas a interpretarse por los grupos que amenicen las reuniones y los menús que se servirán a los asistentes.

El debate político se ha hecho a un lado, dejando el paso a los chismes de lavadero, estrategia que se pensaba sería seguida por los contrincantes que van abajo en las encuestas, aunque sus campañas han sido tan grises que rápidamente desesperan y caen en las contradicciones propias de quienes hacen algo obligados por las circunstancias, aunque en el fondo saben que mienten y actúan frente a sus electores potenciales.

Con tal panorama el tedio ha hecho presa hasta a los encargados de comunicación de los principales organismos, quienes normalmente generan noticias aunque no pase nada. Hoy se la pasan comentando el número de réplicas de los sismos y acerca de las razones por las cuales los sismólogos cambiaron el grado de intensidad del primer terremoto, aunque se ha presentado otro tipo de sismos, como el sentido en la sede de Acción Nacional, donde Josefina se puso la gorra de La Jefa, a ver si así prende la campaña y sus torpes coordinadores dejan de cometer errores y pueden demostrar que es capaz de convocar grandes audiencias, llegar temprano y dar respuestas coherentes a las preguntas que le hacen en público. Se le ha criticado hasta la risa, que más bien parece fingida y fría; esto es disimulada.

En el colmo de la desesperación la candidata del PAN lanza dos aseveraciones como para provocar un sismo en los cuarteles enemigos, aunque los otros ni se enteraron. Una en el sentido de que la dejen debatir a solas con Peña Nieto y muy relacionada con esta, que sus encuestas la ubican a un dígito de distancia, cuando el resto de los encuestadores cada semana indica que el puntero se separa consistentemente. Para variar, el peor enemigo de los azules está en casa.

Luego vino el sismo provocado por el programa de energía de AMLO, teniendo tras de si la foto de Juárez. Es posible que la idea de anunciar su plan teniendo a Juárez de fondo se la deba a algún asesor, que abundan en estas épocas, aunque viéndolo bien, hay una inconsistencia entre la foto, el personaje al habla, lo que dice y lo que todo el mundo sabe que tiene en el fondo de su cabeza.

Con tantas inconsistencias es poco probable que AMLO avance en las preferencias, por más que diga que ahora los empresarios lo aman, ya lo perdonaron y le han comprado su programa. Nada más imaginemos lo que significa invertir más de 50,000 millones de dólares en refinerías, casi el total de la deuda externa del país, reduciendo al mismo tiempo las exportaciones de crudo y elevando el subsidio a los productos que vende PEMEX.

También en el más puro espíritu cardenista, pretende que CFE deje de pagar a sus proveedores externos de electricidad, como si fuera una obligación para quien produce electricidad que regale una parte para el pueblo y para complementar el grado de intensidad del sismo, elevar el subsidio a los consumidores. De sus planes para trenes rápidos y demás ideas tropicales, no por la idea en sí, sino porque imaginamos un tren bala con acabados como los segundos pisos, que luego de recorrer 90 % de la distancia en 20 minutos, tarde tres horas y media en librar el congestionamiento en los puntos de destino.

Para complementar los sismos en estas épocas aburridas, Doña Beatriz, que no es la señora de los tacos, denuncia un exceso considerable de electores en el padrón del DF. El INEGI que ya debió haber salido a dar la cara, anda de vacaciones de pascua en alguna playa y como era de esperarse, el IFE y el IEDF han salido a decir que actualizar un padrón es carísimo. Pues sí, es lo malo de pensar en instrumentos para el primer mundo, como el padrón, para una sociedad acostumbrada a decidir las cosas de otro modo, por fraude, por ejemplo. Y para colmo sin dinero, porque el poco que se podría utilizar se les regala a los grandes consumidores de gasolina, todos ubicados en los estratos más bajos de ingreso, cerca de la línea de pobreza alimentaria.

Para terminar de comentar los pequeños sismos que le han quitado algo a lo aburrido del entorno, simplemente comentamos el hecho de que los encargados de la estadística han empezado a mencionar, con mucha cautela, el tremendo crecimiento que han tenido en sus precios los productos de la canasta básica, debido al comportamiento de los precios de alimentos. Los pobres y los asalariados la deben estar pasando difícil, aunque mientras no haya nadie en los equipos de campaña que lo note, a nadie le interesará y nadie dirá nada. Como dirían los clásicos y el candidato Quadri: es sólo otro día en el paraíso.

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