Se cumple esta semana, un año de la nueva Presidencia y quiero invitar a don Enrique Peña Nieto, a una reflexión prospectiva
Este ha sido para el Presidente Peña, un año de poder, de un poder por cierto, que parecía haberse olvidado, puesto en el armario de los recuerdos en beneficio de 12 años de lenguajes y escarceos con la población a partir de retruécanos artificiosos e intrascendentes. Los años de la transición fallida.
Este año simboliza el tiempo no sólo de la toma sino del ejercicio del poder. Frases asertivas, voz carismática, figura, lenguaje enfático, disciplina del gabinete y pactos, parecieron llevar a nuevas congruencias. Una luna de miel y un Realpolitik que parecía prolongarse termino sin embargo rompiéndose para dar lugar al capítulo dos de las concertaciones.
Las discusiones se concentran hoy entre los hacedores de opinión pública, en saber si el Secretario de Hacienda retiene el gasto por estrategia financiera o por mandato superior, si la Secretaría de Economía es en realidad una subsecretaría de Finanzas, si la SEDATU entiende su quehacer, si habrá cambios en el gabinete y si las reformas vendrán empanizadas o si serán las leyes secundarias a las Reformas, la versión pusilánime del que pudo ser el nuevo paradigma mexicano.
Una parte mas significativa que numéricamente importante de comentaristas connotados ha hecho en los días previos, una discreta apología del régimen porque consideran que las “cosas” están bien hechas, aunque siguen a la expectativa de sus reales dimensiones.
Este año, señala un nuevo reconocimiento de la casa presidencial. Queda Motivada la disciplina y establecidas las premisas de cambios sustantivos que pudieran verse reflejados en los ansiados puntos PIB que tanto oxígeno aportarían al país.
Los ya vergonzantes resultados de PISA-14, han motivado a nuevas urgencias y los discursos en torno a la educación vuelven a estar en el candelero político, mostrándose el descenso a las bases de la pirámide, del consenso crítico en torno al sindicalismo acrítico y canongista.
La idea que Todo esta planteado y todo esta por hacerse parece reflejar bien la condición actual no del Gobierno sino del Estado mexicano.
La Perinola parece decir en todas sus caras: Todos ponen… y es que el tiempo mexicano a eso obliga. Han quedado borrados los lados de la perinola cargada del toma todo…
Así las cosas, el año dos del régimen y los subsecuentes, habrán de ser (así lo queremos) años de haceres y compromisos. Convocar a versiones nuevas del Pacto por México en los órdenes empresariales, universitarios y desde luego en el político y en el de la burocracia.
Los datos OCDE en materia de educación como en materia económica, no son metas para el país, no, son estribos en que habrá de apalancarse el desenvolvimiento nacional a partir de una molécula de imaginario capaz de influir en el conjunto de la realidad.
Tengamos país, tenga Presidente la voz para convocar a un empresariado acomodaticio a poner más en el momento que mas lo requiere el país, no sólo en materia impositiva sino en actitud inteligente en inversión redituable, en asociaciones estratégicas, en investigación e innovación.
Convide Presidente a los jóvenes a un Servicio Social por México, que permita apalancar a los que menos tienen pero que no menos son. Indique Presidente un apagón analógico en materia educativa que permita proceder ya no a las tele presencias de secundarias y bachilleratos, sino a la multiplataforma digital en un mapa de cobertura realmente universal de los servicios de la banda ancha.
Invite Presidente a los legisladores, para ejercer su función y que no sea sólo el criterio de rentabilidad el que gobierne en el tendido de las redes. La igualdad de oportunidades pasa por el apalancamiento de la igualdad de posiciones, mejor dotar a los que menos tienen.
Eso le pide sin expresarlo, el ciudadano don Enrique, en Hanouka y en Navidad, para que llegue a México luz de porvenir y renovación de la dignidad. Que los siguientes sean años, no de poder, sino años de hacer que se pueda.. Gracias.
