Para empezar 2015

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 Esperemos que en las corridas que sigan en La México, el trapío sea una constante.

Ciudad de México.- De la undécima corrida de la temporada 2014-2015 que se está celebrando en La México y primera del año que comenzamos, me parece importante destacar la presentación de los toros de Vistahermosa, ganadería guanajuatense en dónde por el gran amor a la crianza de los nobles astados que tiene su fundador, Don Jorge Barbachano Ponce. Ahora son sus descendientes Jorge, María del Rocío, Paloma (esposa, por cierto, del ganadero y matador de toros en retiro Javier Bernaldo), Eduardo Martínez Vértiz y Jaime Céspedes, los que ahora se hacen cargo del hierro con el mismo concepto de seriedad que caracteriza a Don Jorge.

El cuatro de enero de 2015 vimos un encierro, con la presentación que debería ser la constante en el ruedo de Insurgentes, por eso la destaco, pues lo que debería ser no es común y vemos muchos astados sin las credenciales necesarias para ser lidiadas en la plaza más importante de América, lo cual debe preocuparnos, pues esa es la primera responsabilidad de los ganaderos, ya lo del comportamiento es materia de otro análisis.

Todos se echan culpas en torno a lo anterior y principalmente se acusa a los toreros españoles que figuran, de exigir astados con poco trapío, aunque cabe resaltar que los toreros mexicanos no chistan y lidian sin pena, lo que supuestamente exigen las figuras del toreo que por cierto han demostrado muy poco arrastre de taquilla en lo que va de la Temporada Grande. Atrás quedó la tarde del 29 de abril de 1989 cuando en la Feria de San Marcos en Aguascalientes, al escuchar que Joselito se refirió al toreo de México como “ir a Disneylandia” David Silveti y César Pastor, al actuar con el madrileño, impusieron un encierro de gran percha con un comportamiento con gran contenido de bravura, que les permitió un memorable triunfo a los mexicanos y desafortunadamente una fuerte cornada al español.

Abrió plaza para rejones un toro de Rancho Seco, que tuvo un balance de fijeza y prontitud al embestir, que le valieron para un arrastre lento. Horacio Casas toreó bien a caballo pero al no rematar con la suerte suprema pasó desapercibido. Los de Vistahermosa proclives a la nobleza se destacó el primero, segundo y el sexto aunque acusando falta de fuerza, los restantes tres con embestidas cortas y a media altura.

José Luis Angelino, Víctor Mora y El Chihuahua, a su modo y manera cada uno, dieron un paso hacia adelante, Angelino reposado, Mora con gran actitud de triunfo y El Chihuahua desbordando entusiasmo. Los restantes Pepe López, El Canelo y Salvador López, adoleciendo de torear más frecuentemente, pero también de no entender que era una oportunidad y que no bastaba con salir del trámite, se les pone muy obscuro el difícil túnel del toreo.

Los otorgamientos de trofeos a Mora, las salidas a hombros de Angelino y El Chihuahua por haber obtenido cada uno dos orejas, fueron cortesía del apresuramiento por parte del juez de plaza Jesús Morales y de las peticiones de un público escaso pero generoso, que luego se tornó en contra de los toreros y del juez por considerar desmesurados los premios ¿Quién los entiende? Pero es dónde cabría pedir mesura en el palco para juzgar de acuerdo a un criterio más severo, pues el prestigio de nuestra plaza está en entredicho y eso debería preocuparnos.

Esperemos que en las corridas que sigan en La México, el trapío sea una constante como lo fue el del encierro de Vistahermosa, y así detener la avalancha de quienes semana a semana juzgan acremente a nuestra plaza en todo el planeta taurino, lo cual de ninguna manera es positivo dada la situación tan cuestionada que vive el toreo. Seamos más serios y no les damos argumentos a los que ven como meta el extinguir una de nuestras más hermosas tradiciones.

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