Flotación libre y flotación sucia

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Desde el año de 1999, la paridad del peso ha estado por arriba de su valor real, es decir, el peso ha estado sobrevaluado.

Se señala que tenemos una flotación libre, pero si seguimos puntualmente el desarrollo de la economía mexicana, podrá verse que el valor del peso no siguió la evolución de la inflación como debió de haber sido para mantener una paridad real y no tuviéramos un superpeso como hoy en día, debido a la venta de dólares que ha realizado el Banco de México desde esa época, supuestamente, para evitar grandes fluctuaciones y burbujas inflacionarias.

A eso se le llama flotación sucia, pues no permite el juego libre de los factores que condicionan la paridad del peso de acuerdo con la evolución de la economía.

La paridad debió seguir el mismo ritmo de la inflación, generando un desliz acorde con las circunstancias de la economía, y no como ahora que hemos venido enfrentando problemas por la caída de los ingresos petroleros, agravada por la incertidumbre del mercado y la renegociación del TLCAN.

En el siguiente cuadro, uno puede darse cuenta de que con esa evolución, en la que realmente se fortaleció al peso mediante la venta de dólares, se creó una paridad ficticia caracterizada por un alto valor del peso, misma que algunos economistas consideran un hecho positivo, ya que la supuesta fortaleza del peso refleja una economía fuerte y sana sin tener en cuenta que, en la realidad, la economía mexicana no es fuerte; se volvió poco competitiva y mediante este mecanismo, enormemente se ha subsidiado a la importación.

México: Evolución del tipo de cambio peso/dólar al 31 de diciembre en función de la inflación mexicana

Importante es señalar que economías como la de Suiza, Japón y China se preocupan por el alto valor de su moneda. En esos casos, es generado por la fortaleza de su economía, mientras que en México hemos gastado un importante monto de las reservas para apoyar un alto valor del peso.

En México, esa paridad no ha sido real no sólo por la venta de dólares que no permitió que el peso tuviera un valor justo, sino porque no hubo una contrapartida que compensara la situación, tales como una mayor productividad o un medio sistémico que nos hiciera más competitivos. Aquí sucedió todo lo contrario, pues de 1999 a 2017, pasamos de la 34ª posición en competitividad a la 51ª.

Tomando como base y punto de partida al año 1999, actualmente apenas estamos llegando a un valor cercano a la realidad del peso, de acuerdo con lo que hubiera sido un desliz lógico y normal, sin tomar en cuenta que no ha habido mayor competitividad ni mayor productividad en nuestro país.

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Rafael Cortés

Como siempre, Estupendo análisis del Maestro Arnulfo R. Gómez

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