México: Inversión Extranjera, Kafka y la Luna

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La reciente publicación de las cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) sobre el comportamiento de la Inversión Extranjera Directa a nivel mundial, no deja lugar a dudas: la captación de flujos de IED por parte de México, en los 25 años más recientes, ha sido muy reducida y decreciente debido a la mediocridad que ha caracterizado al marco sistémico mexicano y a la promoción de las exportaciones y la inversión extranjera directa que han realizado nuestros funcionarios, a pesar de que supuestamente son actividades prioritarias para el desarrollo económico del país.

En dicho periodo, México pasó de ser el 4º destino preferido de los inversionistas extranjeros al 15º lugar, debiendo señalar que esta situación es verdaderamente preocupante, pues nuestro país se ubica junto a Estados Unidos, la principal fuente de generación de inversión extranjera directa a nivel mundial, y con el que desde el año de 1994 tenemos un TLC que supuestamente iba a generar mayores flujos de capitales hacia nuestro país. Sin embargo, en el mismo periodo, para la captación de IED, han resultado mucho más atractivos otros países que nos superan grandemente a pesar de estar muy lejanos como son Hong Kong, Singapur, Holanda, Reino Unido, Brasil, Australia, España e India, así como otros países más cercanos como Islas Caimán, Islas Vírgenes (UK) y Canadá, los cuales he marcado con amarillo en el cuadro que incluyo a continuación:

También es importante mencionar que si en el año 1994 nuestro porcentaje de captación de IED mundial fue de 4.31%, en el año 2018 ya sólo fue de 2.44%.

En los dos cuadros estadísticos que se presentan a continuación se puede ver claramente cómo, en cada inicio de sexenio se presenta una recuperación de la confianza de los mexicanos y de los extranjeros en nuestro país pero, conforme avanza el periodo sexenal, la confianza de unos y otros va disminuyendo pues desgraciadamente se va conociendo la improvisación, los reducidos alcances y las enormes deficiencias de los altísimos funcionarios encargados de promover el comercio exterior, la inversión extranjera y las diversas materias que inciden en su comportamiento y en la competitividad, por lo que como consecuencia, la confianza en esos funcionarios y en nuestro país va disminuyendo con resultados crecientemente más pobres para México, con la excepción de 1994, año en que entró en vigor el TLCAN y que era el final de un período en el que se había logrado mejorar la competitividad de México debido a las reformas estructurales concretadas a fines de los 80 y principios de los 90.

Desgraciadamente, a partir del sexenio de Ernesto Zedillo, se instauró una enorme mediocridad y nada se hizo por la competitividad, por la exportación ni por la inversión extranjera directa, de tal manera que la caída de la IED durante su gestión fue terrible, pues pasó de la 4ª posición en 1994 a la 12ª en 1999.

Así, resulta sorprendente que en el periodo 1994/2018, en que prácticamente estuvieron en vigor los TLC’s con 48 países y los 33 APPRIS, los resultados en materia de captación de IED fueron más reducidos que en el periodo 1980/1993 en que ninguno de esos instrumentos estaba en vigor.

Durante la “gestión” de Vicente Fox, la mediocridad continuó y campeó en todo su esplendor, a pesar de que se crearon dos organismos especializados para mejorar la situación de México: La Oficina de Políticas Públicas y la Comisión Presidencial para la Competitividad, y se “reestructuró” a BANCOMEXT, sin embargo, esa mediocridad se acendró de tal manera que en este periodo, la competitividad de México cayó hasta el 59º lugar, nuestro PIB descendió del 9º al 13º lugar y la IED se situó en la 16ª posición.

Vicente Fox.
Ilustración: Alberto Álvarez.

Peor nos fue durante la “administración” de Felipe Calderón pues, en el año 2009, México registró la posición histórica más baja en la captación de IED mundial al ubicarse en el 19º lugar, lo que coincide también con la peor calificación que recibimos en materia de competitividad al caer hasta el 66º lugar en el año 2012, período en que también se creó un bodrio llamado ProMéxico, puesto en manos del famoso Dr. Bruno Ferrari García de Alba, mismo que después fue designado Secretario de Economía; con el Dr. Francisco de Rosenzweig Mendialdua (su cuate), como Subsecretario de Comercio Exterior y habilitado como experto en comercio internacional a pesar de que tuvo su primer contacto con esta materia el mismo día que fue designado Subsecretario.

Desgraciadamente, su desconocimiento de la operación real del comercio internacional y del comercio exterior de México lo hizo improvisar y, como joya de su gestión, se sacó de la manga la necesidad de participar en el TPP pues lo primero que dijo fue: “me extrañó ver que siendo el TPP, el proyecto de comercio internacional más grande del mundo, no fuera parte de la “estrategia” de México en su proceso de internacionalización”. Por lo que me comentó que él, inmediatamente, promovió la participación mexicana en dicho acuerdo.

 El aspecto kafkiano y grotesco de la Administración Calderonista, se incrementó al final del periodo ya que el Dr. Ferrari lo recomendó para que permaneciera al frente de la Subsecretaría, pues era la persona que más sabía del TPP en México, pero mucho más kafkiano fue que Ildefonso Guajardo se lo creyó y lo dejó al frente de este proyecto a todas luces perjudicial para nuestro país, por lo que durante el periodo de Enrique Peña Nieto nos fueron acercando más peligrosamente al despeñadero.

Barco TPP.
Imagen: El Comercio.

Los resultados de esta loca aventura generada por la improvisación y la simulación ya los estamos viendo, simplemente, por el importante incremento de las importaciones mexicanas procedentes de Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam y, consecuentemente, del déficit con esos países en los primeros seis meses de vigencia de dicho acuerdo dado que nuestras exportaciones a esos países permanecen en un muy reducido nivel.

En el primer semestre de 2019, el saldo negativo con esos países se incrementó en -2,002 millones US para totalizar -8,254 millones US.

En relación con la IED, en el periodo 1980/1993, el porcentaje de captación de IED mundial que llegó a México fue de 2.37%, en tanto que para el periodo 1994/2018 fue de sólo 2.12% a pesar de que supuestamente  vivimos en una “extraordinaria zona de confort” creada con tantos TLC’s y APPRIS que nuestros altísimos funcionarios firmaron y que prometieron que nos iban a generar mayor valor agregado a la exportación, crecientes flujos de inversión extranjera directa, enorme riqueza, empleos y bienestar.

En la realidad, estos acuerdos influyeron negativamente en nuestro desarrollo debido a la carencia de una estrategia realista de fomento y de comercio exterior que permitiera aprovechar las supuestas ventajas negociadas así como a la atomización de nuestras reducidas fortalezas que dichos acuerdos generaron, agravada por una desgravación unilateral que mucho ha perjudicado a la planta productiva nacional y al interés de los inversionistas extranjeros en establecerse en nuestro territorio.

También conviene hacer notar que parte importante de la Inversión Extranjera Directa que México ha recibido en los años más recientes ha sido de compra de activos, por lo que se puede considerar a dicha inversión como de mala calidad pues esas operaciones no generan los beneficios que normalmente se espera de la IED nueva ya que, en esencia, no crean nuevos activos ni empleos.

Resumiendo, desgraciadamente durante los 25 años más recientes, esos funcionarios mayormente teóricos dogmáticos, sin conocimiento adecuado de la estructura de la planta productiva y de la operación real del comercio exterior mexicano, no fueron capaces de instrumentar estrategia alguna para aprovechar las supuestas ventajas negociadas en el TLCAN –situación que se agravó por la firma compulsiva de TLC’s adicionales que sólo debilitaron las reducidas fortalezas de México–, generando un enorme retroceso en todas las variables económicas de nuestro país, mismo que muy difícilmente podrá ser revertido si no hay una estrategia integral bien definida, sustituyendo a la “política y a la estrategia” basada en la improvisación tradicional que sólo generó numerosos parches sobre otros parches a los que nos han acostumbrado desde hace 5 lustros.

Por esta circunstancia, es decir, la incapacidad de las instituciones mexicanas y sus funcionarios para definir políticas públicas realistas que incidan positivamente en el desarrollo del país, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) nos otorga muy baja calificación en ambos rubros, lo que se traduce también en una pesada tramitología y nula posibilidad de enfrentar a un nivel competitivo a nuestros principales competidores.

Al final, pareciera que nuestros funcionarios se acostumbraron a los viajes siderales y durante esos 25 años no han dejado de pensar en la luna para aprovechar el Acuerdo de Cooperación que México firmó con la Agencia Espacial Europea.

Sin duda, para hacer efectiva la 4ª Transformación en materia de competitividad, de fomento, de exportación y de IED, mucho tendrán que trabajar los encargados de estos proyectos a fin de poder definir una estrategia integral realista y, mucho más importante, para poder cumplir las promesas ofrecidas.

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