El fin del mundo

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Cientos de enfermedades incurables; la industria alimentaria envenenando y enfermando a la población; la industria farmacéutica sin un marco legal que regule sus prácticas antiéticas, su bloqueo de patentes y sus precios; la naturaleza, los bosques, selvas y sus ecosistemas devastados por el progreso; la contaminación destruyendo la salud y las formas de vida, ante este panorama desolador, ¿de qué se preocupan los científicos? ¡En el fin del mundo! Están muy compungidos por una hipotética guerra mundial que involucre países como Estados Unidos, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, China, una reunión de armamentos nucleares que nos hagan desaparecer en unos segundos.

Lo que parece el guión de una película de Bruce Willis es el Bulletin Atomic Scientists que adelantó su reloj simbólico, el Doomsday clock o reloj del Apocalipsis, para determinar el riesgo que tiene la humanidad de desaparecer, ahora lo adelantaron 2 minutos porque con la posibilidad de esta guerra y la pérdida de liderazgo de Estados Unidos, que se supone es el policía del planeta, hoy estamos más cerca del Apocalipsis. La advertencia la hacen precisamente los científicos que trabajan en energía nuclear y muchos de ellos han aportado sus conocimientos en la producción de esas armas masivamente letales. La preocupación de estos científicos es ideológica, parece que está dirigida a impulsar la presencia de Estados Unidos como dictaminador del uso de las armas nucleares, “yo sí, tú no”. Les puedo decir que se dejen de avisos amarillistas, a los seres humanos todos los días se nos acaba el mundo, cuando alguien tiene una enfermedad incurable, cuando perdemos a un ser amado, el dolor colectivo con las tragedias naturales y ambientales, en la historia de cada persona hay momentos en los que hemos sentido que el mundo se acababa y es la fortaleza personal, la determinación de seguir adelante lo que nos salva.

El bienestar que la ciencia nos puede proporcionar está en la continuación de la investigación en nuestra salud, guiada por intereses humanos, no intereses económicos. Continuamente nos enteramos que muchos estudios científicos son engañosos y están conducidos a salvarle la cara a una empresa, ya sea farmacéutica o alimentaria, que sobornan nutriólogos, epidemiólogos, médicos y que patrocinan Universidades para que digan lo que a la empresa le conviene para seguir vendiendo sus productos. La medicina nuclear es muy necesaria y se invierte en ella infinitamente menos que en armas, eso es lo que deben informar, cuánto cuesta una bomba nuclear y cuánto la continuación de programas que curen enfermedades. Los seres humanos sabemos que el dolor es el fin del mundo, de nuestro cotidiano y rutinario mundo, si no van a hacer algo positivo por aliviarlo, no inventen historias de súper héroes con intereses políticos; trabajen en la salud y el bienestar de las personas, en la recuperación de la naturaleza, en admitir los errores que han cometido y señalen las prácticas antiéticas del gremio.

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david almada

excelente reflexion

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