Parálisis por análisis

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Cuentan que en el año 1892 había un par de jóvenes universitarios de Stanford que buscaban la manera de pagar sus estudios en dicha institución. En uno de esos intentos, organizaron un concierto y se acercaron a uno de los pianistas más reconocidos de ese entonces, el polaco Ignacy Jan Paderewski. Su manager les solicitó 2,000 dólares para su contratación. Días antes del concierto, la venta de los boletos no fue del todo exitosa. Sólo lograron reunir 1,600 dólares, extendiendo un cheque a cuenta, el cual juraron que pagarían con las ganancias que se obtuvieran el día del concierto. El afamado pianista, se negó a aceptarlos y les pidió que con el dinero pagaran sus colegiaturas y que le dieran el resto de las ganancias; si es que había.

Pasó el tiempo, se desató la Primera Guerra Mundial dejando destrucción y pobreza en los países europeos. En ese entonces, Paderewski había dejado el piano, forjándose una carrera política como primer ministro de uno de los países más devastados por la guerra: Polonia. Paderewski se acercó a la United States Food Administration para solicitar alimentos, ya que sólo en su país había más de un millón y medio de personas con hambre. La organización acudió rápido a su llamado y les ofreció alimentos, logrando abastecerlos al menos hasta que pudieran costearse su propia comida. Al cabo de unos meses, el primer ministro quiso agradecer personalmente a la institución, por lo que se reunió con su director, Herbert Hoover, agradeciendo lo que había hecho por su amada Polonia. Él le contestó “No es nada, señor Paderewski, puede que no lo recuerde, pero hace unos años, usted ayudó a dos jóvenes a costearse sus estudios. Yo era uno de ellos”.

La historia de Herbert Hoover tocaría el corazón de muchas personas, y aunque no se sabe a ciencia cierta si el dinero era para conseguir fondos para su colegiatura o para la Universidad que en ese entonces recién abría sus puertas, lo importante es la acción y la reacción  que tuvieron dos personajes históricos en momentos de crisis.

Hoover y Paderewski

Se dice que Hoover era huérfano, pero que sus ganas de salir adelante lo impulsaron para estudiar una carrera y al verse sobrepasado por las cuotas, ideó la manera de cubrir sus deudas de manera creativa. Por su parte, se dice que Paderewski fungió como líder de un país que lo quería mucho, gracias a su cercanía con la gente y su vocación por ayudarles en momentos como los que vivieron después de una guerra. Así nos dieron una lección donde, nuevamente, la grandeza de las personas no se mide por lo que tienen, sino por lo que están decididos a dar.

A pesar de lo bella que pudiera resultar esta historia, algunos historiadores desmienten su veracidad, indicando que no era posible que se diera tal situación; sin embargo, aceptan que ambos tuvieron una amistad durante más de cincuenta años. Otros aseguran que efectivamente ocurrió e incluso puede afirmarse dentro de uno de los boletines de la Universidad; y pese a que no hay un documento certero que avale la historia, muchos seguiremos creyendo en esta versión y otros no.

Así es la vida misma, hay veces en donde nos detenemos con tal de analizar fríamente las cosas; buscamos bases y fundamentaciones sobre un tema que quizás es trascendente, o quizás no, pero aun así nos detenemos porque pensamos mucho en lo que tenemos en nuestras manos. Ésa es la parálisis ante el análisis de los factores y el rebusque de lo que está bien y lo que puede salir mal. Pero ¿saben?, hay ocasiones donde tenemos que lanzarnos al vacío, dejando esa maravilla llamada zona de confort. Estamos en el momento preciso para aventurarnos con esa idea de negocio, pues aunque le demos vueltas y creamos que nos falta algo por analizar, siempre va a ser así. Siempre habrá algo que nos detenga, algo que nos frene; e inclusive así, tenemos que lanzarnos.

No podemos quedarnos siempre como espectadores, no podemos creer que la vida sólo es increíble del lado del que estamos. Es momento de dejar de sentir esa comodidad para empezar un nuevo camino. Terminamos 2018 como originalmente somos; ahora es momento de lanzar una nueva versión de nosotros mismos, una mejorada, llena de ideas positivas y de ganas de intentar algo nuevo. Alguien que no se detenga y que no se paralice ante las adversidades, que luche por sus sueños, porque como dicen por ahí La zona de confort es un hermoso lugar… pero nada crece ahí.

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Jorge Castellanos Fernández

Cuando se siembra en buena tierra, siempre hay frutos abundantes.

Ferenz Feher

Coincido contigo, Jorge. Tenemos que sembrar más!

ROD

Lo importante en la vida no es “NO CAERSE” sino levantarse y seguir adelante. El que no intenta no logra, puede fallar pero puede tener éxito. El que no hace no falla y no por eso es mejor que aquel que intenta y falla. El temor a fallar debe ser superado por las ganas de lograr algo. El que mucho analiza es por qué tiene muchos temores sobre todo el temor al fracaso. Siempre se debe intentar hacer nuevas cosas investigar y arriesgarnos tal y como lo hacen los niños que no tienen miedo a nada y lo intentan todo; esto es porque no tienen los atavismos que tienen los adultos. NO TIENEN EL TEMOR AL FRACASO.

Ferenz Feher

Gracias por tus comentarios, Rod. Debemos levantarnos SIEMPRE!

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