Equidad de género y competitividad

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La equidad de género no es –ni debe de ser– sólo un tema que está de moda, ni de campañas electorales.

La equidad de género no se puede reducir tampoco a una aspiración para una sociedad más plural e incluyente, en la cual se busca que cada persona tenga los mismos derechos y obligaciones, independientemente de su sexo, origen social, cultura, religión o del color de su piel.

Una reflexión sobre la equidad de género desde una perspectiva filosófica, moral, política o de justicia social es siempre de gran interés. Sin embargo, carece de un aspecto estratégico para convertirse en un parteaguas para el desarrollo de muchos países y en particular de México: el económico.

Es factible enunciar lugares comunes argumentando, por ejemplo, que si la mitad de la humanidad se compone de hombres y la otra de mujeres, resulta un gran desperdicio el hecho de no aprovechar la mitad del talento humano en la economía del conocimiento, o que desde una perspectiva de mercadotecnia resulta un absurdo no considerar a la mitad del mercado en las estrategias de ventas.

Datos estadísticos de las consultorías más reconocidas mundialmente revelan que las empresas que incluyen a más mujeres en sus altos cargos ejecutivos y en sus consejos de administración, mejoran sustancialmente sus resultados en términos de productividad, innovación y rentabilidad.

mujeres en el mundo laboral

Entonces, ¿por qué si la incorporación de las mujeres en la economía tiene un alto valor para la competitividad de México, es hasta ahora que se está convirtiendo en un tema verdaderamente estratégico?

La razón es a fin de cuentas bastante sencilla: la única forma de mantener la dinámica competitiva generada por el bono demográfico que está agotándose, es buscar los mecanismos de inclusión de las mujeres en el mundo laboral.

Se estima que en México el 56% de las mujeres en edad de trabajar están fuera de la economía laboral. Esta cifra representa un potencial considerable de talento y de mano de obra.

Dado que las empresas globales siempre tienen dificultades para encontrar el talento capacitado que necesitan, tenemos aquí una propuesta interesante para mantener la competitividad de México frente a la economía digital, también llamada cuarta revolución industrial.

La pregunta de fondo es, ¿cómo acercar de forma eficiente y masiva al mundo de la economía laboral a tantas mujeres que por tradiciones culturales y sociales le dedican gran parte de su tiempo a sus hogares?

La tecnología de la información nos ofrece pistas para aportar respuestas concretas al desafío de entrenar a este talento y conectarlo con los empleos ofrecidos, considerando la distancia entre el lugar donde habitan y el lugar de producción. El desarrollo del trabajo a distancia, trabajo remoto o también llamado en algunos países teletrabajo,[1] es probablemente la respuesta masiva más adecuada.

En un futuro próximo, menos de 10 años, se estima que cerca de la mitad de los empleos en el mundo serán ejecutados fuera del lugar de producción o de las casas matrices de las empresas.

Ya existen plataformas digitales como Sheworks.com que permiten el acceso de miles de mujeres al mercado laboral, dándoles capacitación online y acercándolas a miles de oportunidades de trabajos en el mundo, con herramientas que permiten la rendición de cuentas en tiempo real.

Es de vital importancia que México emprenda una gran reflexión sobre el futuro del trabajo remoto que permitirá empoderar a millones de mujeres manteniéndolas o incorporándolas al mundo laboral.

En la Alianza del Pacifico, el gobierno de Colombia ha sido precursor en la materia con la publicación del “libro blanco del teletrabajo”,[2] que es un resumen de recomendaciones de políticas públicas para el desarrollo del trabajo remoto.

En el Consejo Ejecutivo de Empresas Globales, la equidad de género es de suma importancia. Así lo demuestra el hecho de que de los ocho vicepresidentes que conforman nuestro Comité Ejecutivo, tres son mujeres, y todas son CEO’s (o Directoras Generales) de grandes empresas en México. También contamos con un Comité de Equidad e Inclusión que promueve, entre otras cosas, el acceso de mujeres a la educación en materia de tecnología de la información y en carreras STEM (por sus siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas).

Estoy convencido de que frente al agotamiento de su bono demográfico, es indispensable para México promover el empleo de las mujeres. Educación, capacitación, marco normativo para el teletrabajo y acceso universal a internet, serán ejes clave para lograr esta meta.

[1] La Organización Internacional de Trabajo -OIT- define teletrabajo como una forma de trabajo en la cual: a) el mismo se realiza en una ubicación alejada de una oficina central o instalaciones de producción, y, b) la nueva tecnología hace posible esta separación facilitando la comunicación.
[2] http://teletrabajo.gov.co/622/w3-channel.html
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