Desarrollo y Zonas Económicas Especiales

Lectura: 3 minutos

Sin duda, el panorama económico a corto plazo es más favorable para México que el que se presentaba a inicios de año, cuando las alzas en los precios de las gasolinas y el estridente inicio de la administración Trump, entre otros expedientes, generaban preocupación, volatilidad e incertidumbre.

Prácticamente todos los pronósticos y encuestas apuntan a un crecimiento mayor al que proyectaban hace un par de meses: de estimados que bajaban a alrededor de 1.5% a niveles de 2% o poco más en 2017, y aún más para 2018.

Es buena noticia. El problema es que está lejos de ser suficiente, máxime desde una perspectiva de mediano y largo plazo. México necesita y puede crecer más, y tiene que hacerlo bajo tres principios: desarrollo sostenido, incluyente y sustentable. Éste es un imperativo social, histórico, inclusive ético, por los desafíos que arrastramos en materia de pobreza y desigualdad. Necesitamos acelerar las dinámicas que hacen posible que eso ocurra.

No se trata de milagros, sino de una serie de variables: detonadores, motores o sectores de impulso; incentivos y condiciones para la inversión; enfoque en la productividad, la competitividad y la creación de valor agregado; que todo ello derive en empleos de calidad y oportunidades para la gente, que den pie a la movilidad social y al crecimiento del mercado interno. Mejor aún si hay una visión clara, que nos una y nos dé rumbo, más allá de la diversidad y los intereses de grupo o particulares.

La receta se dice fácil; el reto es aterrizarla, implementarla y darle continuidad. Los motores están ahí, pero no bastan por sí solos. Muchos de los que ha tenido México en su historia se han apagado o desacelerado sin dejar una huella perdurable.

El reto de nuestra generación es hacer que las cosas efectivamente sucedan con las oportunidades que hoy tenemos en áreas como el turismo, la energía, la logística comercial y productiva internacional, industrias como la automotriz y, como una de las mayores promesas emergentes, nuestras primeras Zonas Económicas Especiales.

Este instrumento de política económica ha sido fundamental en experiencias de desarrollo emblemáticas como la de China. Con un plan que descansaba en gran medida en el concepto de Zonas Económicas Especiales, a partir de 1978 inició una fase de crecimiento de 30 años con un promedio anual cercano al 10%, sin parangón en los siglos XIX y XX. Su PIB se incrementó casi 50 veces y su comercio exterior, a una tasa anual de 25 por ciento.

El emblema es Shenzen: un motor de inversiones para el establecimiento de más de 6 mil empresas, con lo cual el PIB per cápita local aumentó 150 veces en 30 años, pasando de un poblado pesquero a una ciudad de 15 millones de habitantes y hoy un centro tecnológico, sede de dos de las cinco compañías de teléfonos más grandes del mundo –Huawei y ZTE– y uno de los puertos con mayor tráfico de contenedores.

Éste es un ámbito en el que México está empezando a escribir su propia historia, con puntos fuertes como el desarrollo y el potencial de nuestra economía en el comercio y los encadenamientos productivos internacionales. Todo ello empata con el imperativo que hoy tenemos de diversificar nuestros mercados internacionales, compatible, a su vez, con la necesidad de reducir brechas de desarrollo regional.

Ése es el espíritu de las Zonas Económicas Especiales en México, y la pertinencia de los proyectos de Lázaro Cárdenas, en Michoacán y Guerrero; Salina Cruz, Oaxaca; Coatzacoalcos, Veracruz; Puerto Chiapas; y Puerto Progreso, Yucatán. Las cinco, con sus respectivos dictámenes aprobados el pasado 22 de junio. Igualmente lo es para las que tendrán lugar en Tabasco y Campeche. Todas, polos de desarrollo en áreas geográficas que combinan rezagos con un enorme potencial y ventajas competitivas.

La capacidad se sustenta en un modelo integral, con el paquete de incentivos más competitivo en la historia contemporánea México y elementos innovadores como un dispositivo de ventanilla única que reducirá y facilitará al máximo todos los procesos de trámites y cumplimiento normativo en todo el ciclo de vida de las empresas.

No podemos dejar ir este tren, más allá de los vientos que soplen en el entorno económico y político nacional e internacional. Es una responsabilidad de nuestra generación. Tenemos que ir al abordaje a tiempo para maximizar la oportunidad.

0 0 votos
Calificación del artículo
Subscribir
Notificar a
guest
3 Comentarios
Más viejo
Nuevo Más Votado
Comentarios en línea
Ver todos los comentarios
RODOLFO MOCTEZUMA

BUEN DIA, ME PARECE CORRECTA SU APRECIACION, SOBRE TODO EN EL QUE MENSIONA QUE DE RESPONSABILIDAD SE TRATA, PERO LAS AUTORIDADES SIEMPRE INVOLUCRAN SUS “CAPRICHOS” EN LAS FUNCIONES QUE SON DESICIVAS PARA CONTINUAR O DESVIAR EL DESARROLLO ECONOMICO. SIMPLEMENTE EN ESTOS TIEMPOS NO HAY ACTIVIDAD DE MANTTO. A INSTALACIONES DE PEMEX, CFE, CARRETERAS, ETC. QUE GENERAN LA ACTIVIDAD ECONOMICA Y EL DESARROLLO DEL PAIS. PORQUE?
ESPERO SIGA DANDO SU PUNTO DE VISTA, QUE ES INFORMACION IMPORTANTE. SALUDOS COORDIALES.

Omar González

Lic. Gutierrez Candini, es un gusto poder contactarlo por este medio y felicitarlo por su nombramiento, en lo personal me dedico a desarrollar proyectos de inversión de infraestructura y proyectos de APP, considero que es prioritario que se haga una combinación de las ZEE+APP para que los instrumentos de apoyo, sean altamente transparentes y den los resultados esperados y de alguna forma, atar las manos de los públicos y privados que quieren abusar de su poder para solamente buscar el beneficio propio, quedo a sus ordenes, reciba un cordial saludos

Querido Amigo y Colega Gerardo Gutierrez Candiani, me queda claro que estás dando tus mejores esfuerzos en este es que es el más importante RETO PROFESIONAL!!! Será necesario que TODOS también aportemos nuestros mejores esfuerzos para apoyarte. Por mi Parte, estoy listo: Tu dí ‘RANA’ y yo ‘SALTO’!!! Fraternalmente Doctor Bricio Arturo Espinosa…9515484386.

3
0
Danos tu opinión.x