Los 40 años del Foro Internacional de Música Nueva (Parte I)

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Este año el Foro Internacional de Música Nueva “Manuel Enríquez”[1] cumplirá 40 años de programación anual ininterrumpida. Inaugurado en 1979 bajo la coordinación del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical “Carlos Chávez”, es en la actualidad organizado por la Coordinación Nacional de Música y Ópera del Instituto Nacional de Bellas Artes. Su larga trayectoria como espacio dedicado a la presentación de la música contemporánea no podría dejar de vincularse a la figura de su fundador, el compositor y violinista Manuel Enríquez (1926-1994), ni como persona, ni como músico. El “Foro”, como es llamado en el medio musical, logró constituirse durante sus primeros 16 años de actividades, bajo la coordinación de su creador, como una tribuna cosmopolita en la cual transitarían los más destacados artistas de la segunda mitad del siglo XX. Enríquez lograría mantener un entramado de relaciones y contactos con Latinoamérica, Estados Unidos, Europa y Japón, durante un tiempo en que las dictaduras militares, la guerra fría, el muro de Berlín y el bloque socialista parecían configurar antagonismos políticos y geográficos indisolubles. Sus conexiones personales con artistas representantes de diferentes vertientes de las vanguardias de la posguerra lograrían transcender los escenarios geopolíticos de la época para plasmar una red de colaboraciones entre México y diferentes países del mundo. Esta capacidad de tender puentes entre individuos e instituciones, sumada a su habilidad en la gestión de recursos humanos y materiales, permitiría que se presentaran en territorio mexicano a través del Foro las más variadas expresiones en el ámbito de la creación musical contemporánea.

Primer Foro Internacional de Musica Nueva
Cartel del Primer Foro Internacional de Música Nueva (1979).

La identificación de Enríquez con los lenguajes de las vanguardias musicales y su abierto rechazo al nacionalismo oficialista predominante en el escenario musical mexicano hasta finales de los años 50, marcarían la orientación artística del certamen.  Este importante periodo del quehacer musical en México, que va de 1979 hasta 1994 en el contexto del Foro, diferenciaría la vida musical del país y se convertiría en un referente para toda América Latina. Desde sus principios el Foro habría estado comprometido por igual, con la difusión del arte musical internacional y mexicano, con la creación de nuevos públicos, con la abertura de espacios artísticos alternativos y con los jóvenes compositores e intérpretes nacionales.  Durante sus primeros 16 años predominaría un sistema de curaduría centrado en la figura de su coordinador. Aún con la participación de sus colaboradores, sería Enríquez quien desempeñaría un papel fundamental en todos los procesos del diseño de la programación del Foro, desde la logística, hasta la invitación de los músicos participantes con quienes discutiría personalmente la elección de sus respectivos repertorios. Este ejercicio curatorial centralizado sería el elemento distintivo que abría de potenciar nuevas propuestas de formatos y espacios para la presentación de la música de reciente creación, especialmente para aquella de carácter más experimental. Como hombre informado y al día de las más variadas tendencias creativas y lenguajes musicales de su tiempo, Enríquez estaba muy al tanto de los avances del desarrollo tecnológico y su impacto en la creación sonora, así como de los nuevos proyectos interdisciplinarios en las artes. Esto se vería reflejado en una programación que, además de recurrir a modelos concertísticos más convencionales para la música instrumental sinfónica y de cámara, incluiría también, en una misma cartelera musical, presentaciones de música electroacústica, teatro musical, teatro instrumental, danza e improvisación, que muchas veces serían combinados con elementos visuales y recursos sonoros electrónicos.

Las diferentes ediciones del Foro de aquel entonces fueron encuentros que propiciaron sinergias entre artistas y público, entre compositores e intérpretes. Configuraron un punto de convergencia entre una generación de pioneros y sus seguidores, quienes acreditaron que la fuerza de la música, de la experimentación y de la tecnología combinados, podrían cambiar la orientación de los lenguajes artísticos y quizás también de la sociedad. Su pasión e idealismo forjaron el testimonio de un periodo de la vida musical en México que dejaría una honda huella en las expresiones de su tiempo. ¿Qué tan profunda? El cuadragésimo aniversario del Foro Internacional de Música Nueva “Manuel Enríquez” posiblemente sea el momento idóneo para averiguarlo (Continuará).


Notas:
[1] A partir de 1994, a raíz del fallecimiento de Manuel Enríquez (1926-1994), el Foro Internacional de Música Nueva pasa a llevar su nombre.

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