Resiliencia

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#Resiliencia

Esa palabra en el título del artículo del día de hoy, tiene una especial fortaleza en los tiempos que estamos viviendo. Por eso le dedicaré un artículo completo.

“Resiliencia” es una palabra poco usada en nuestro país pero que en muchas ocasiones se ha manifestado, no sólo en lo individual sino a nivel colectivo, como en el terremoto de 1985. Me voy a explicar más adelante, pero le recuerdo a los lectores que vivieron esos tristes momentos, así como a quienes solo lo han leído en un libro de historia, que el 19 de septiembre de 1985, la Ciudad de México vivió una gran tragedia cuando apenas empezaba el día, con un terremoto que dejó en escombros múltiples edificios del centro histórico y otras colonias como la Roma y la Condesa. Con el temblor vino el caos, la incertidumbre y los incontables muertos y heridos. Lo positivo de esa triste historia fue la solidaridad con la que los mexicanos trabajamos codo a codo para sacar a la gente de los escombros, apoyar con víveres y, en general, salir adelante. Fue un acto de solidaridad espontánea, donde la colaboración, la compasión y la empatía prevalecieron por encima de la situación económica de México (por cierto, muy mala y con niveles de inflación muy por encima de los actuales), de sus gobiernos (tanto federal como local) y de cualquier tema político o de interés de alguna facción, que estuviera en el escenario en esos momentos. Los mexicanos nos dimos a la tarea de resolver el problema pasando a la acción y los resultados todavía son aplaudidos por propios y extraños. México estuvo a la altura de sus circunstancias y cada ciudadano fue resiliente.

Algunos definen la resiliencia como aquella capacidad que tienen los seres humanos para adaptarse positivamente a situaciones adversas.

La definición de la Real Academia Española nos dice que Resiliencia es:

  1. Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
  2. f. Capacidad de un material, mecanismo o sistema para recuperar su estado inicial cuando ha cesado la perturbación a la que había estado sometido.

De esto que leemos podemos concluir dos cosas:

  1. Que se parte de una situación adversa y
  2. Que se sobrepone de esta situación de forma positiva.

Entonces entiendo que las situaciones que se viven son las que hacen que una persona sea, o no, resiliente. Si prueba que sí lo es, es porque ante situaciones adversas, nunca se ha dado por vencida. Da lo mejor de sí y desarrolla las habilidades necesarias para enfrentar los diferentes retos de la vida.

Ahora, en estos momentos en que México necesita a sus ciudadanos más que nunca, si practicamos la resiliencia creo que podremos ser mejores personas, fortalecer con eso a nuestras comunidades y, en consecuencia, construir un país sólido, próspero y que nos llene de orgullo.

Dejemos de ver si Estados Unidos va a hacer “X” o “Y” y mejor fijémonos en lo que sí nos toca hacer como mexicanos por México.

Transcribo a continuación unos fragmentos del texto de la psicóloga y psicoterapeuta Rosario Linares, que encontré en un blog de psicología (elpradopsicologos.es) y que me cayó como anillo al dedo para entender que, precisamente en la resiliencia, es donde encontramos respuestas claras y soluciones para crecer y mejorar. Estoy seguro que, si seguimos estos consejos y asumimos muchas de las actitudes aquí descritas, saldremos adelante como país, mucho más fortalecidos ahora que nos encontramos en una situación compleja y que pudiera verse “adversa”. Que lo disfruten.

Aquí transcribo:

Las personas que practican la resiliencia:

  1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponen para conseguirlas.
  2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que ya nunca volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil, saca lo precioso.
  3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas, sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
  4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo aprender yo de esto?
  5. Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y tienen (sic) una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su capacidad para asombrarse ante la vida.
  6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
  7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los momentos más difíciles.
  8. No intentan controlar las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y se sienten cómodas aunque no tengan el control.
  9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
  10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha. La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que se proponen.
  11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor, son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo, les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
  12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.

Termina transcripción y termina artículo. No hay más que agregar, que tengan una gran semana de práctica de la resiliencia.

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