La psicología fisiológica y la introspección científica

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La primera persona en recibir el apelativo de “psicólogo” fue, según parece, Wilhelm Wundt (1832-1920), prominente médico e investigador de Leipzig. Se trata de uno de los creadores de la psicología científica, pues su investigación sobre las actividades y capacidades mentales contribuyó al nacimiento de una psicología independiente de la filosofía o de la medicina y, al mismo tiempo, a la germinación de la psicofisiología entendida como el estudio de los fundamentos naturales de las actividades mentales, materia medular del problema mente-cuerpo.

Wundt fue un emprendedor académico asombrosamente prolífico y un profesor de enorme éxito. En su laboratorio recibió y entrenó estudiantes y colaboradores de varias partes del mundo, quienes ya doctorados regresaron a sus países para fundar sendos laboratorios y departamentos de psicología. Además de esta trascedente labor de investigación y enseñanza, Wundt fue el organizador del primer instituto de psicología y de la primera revista especializada en la materia. La pujante escuela alemana que lo antecedió, permitió a Wundt robustecer una psicología objetiva en relación a la anatomía y fisiología del sistema nervioso y a las ciencias físicas. Inicialmente se interesó por los trabajos de anatomía, localización de funciones y fisiología de los sentidos, en especial los desarrollados por Du Bois-Reymond y Helmholtz de donde derivó una psicología experimental y científica, lejos ya de la metafísica del alma o de la “fuerza vital,” aunque consideró necesario desarrollar métodos de análisis de los procesos conscientes mediante la introspección, como veremos en un momento.

Wilhelm Wundt
Wilhelm Wundt hacia 1900. Reproducido de E. Koenig, “Philosophie und Psychologie” (tomado de Wikimedia).

Wundt hizo un examen y pronunciamiento sobre el problema mente-cuerpo en sus Principios de psicología fisiológica de 1874. Allí especificó el tema como la relación que debe existir entre la experiencia interna e inmediata para un sujeto y la experiencia externa que es mediata o indirecta para el científico que la estudia. Este planteamiento instaura dos perspectivas de observación y análisis: la de quien experimenta un estado mental en primera persona y la del científico que intenta analizarlo mediante el interrogatorio, la inspección de la conducta o la aplicación de instrumentos fisiológicos en tercera persona. Esta dualidad le convence de que debe existir una correspondencia entre los procesos mentales y sus diferentes correlatos fisiológicos, en particular las funciones cerebrales. Discurrió que se trata dos perspectivas de un elemento común: la coincidencia entre un acto mental al que el sujeto accede por introspección y un acto cerebral ajustado con el anterior que puede ser crecientemente dilucidado por una neurofisiología instrumentada con métodos físicos. La doctrina que mejor se acomoda a esta convicción es el paralelismo psicofísico que hemos examinado con algún detenimiento y que fue aceptable para prominentes investigadores del siglo XIX y XX. Ahora bien, el paralelismo de Wundt agrega algo importante a la noción filosófica y esto es que nada ocurre en la conciencia que no tenga fundamento en procesos fisiológicos del sistema nervioso.

Carátula de “La psicología de los pueblos” de Wundt editada en 1900 en Leipzig, uno de los 10 volúmenes que dedicó a las facultades mentales superiores, estrechamente vinculadas a la cultura, las costumbres, el lenguaje y los mitos (tomado de Wikimedia).

Además del marco conceptual, el problema práctico y técnico de Wundt era cómo acceder al mundo mental de los sujetos que participaban en sus experimentos. El método de Wundt para desentrañar las operaciones mentales consistió en una introspección rigurosa por parte de científicos entrenados. La introspección experimental pretendía ir más allá de las técnicas iniciadas por Fechner para la psicofísica o por Helmholtz para la fisiología de los sentidos, pues pretendía una descripción detallada y precisa de los eventos subjetivos y privados. El método era mucho más elaborado que la capacidad natural de cualquier ser humano para detectar los estados y procesos mentales propios. Se trataba de un procedimiento por el cual los voluntarios, cuidadosamente entrenados en cientos de ocasiones, eran expuestos a eventos o estímulos sensoriales o bien a problemas concretos para ser resueltos mentalmente. Una vez terminado el proceso mental, los sujetos eran interrogados en detalle para revelar las experiencias que habían tenido en respuesta a los estímulos. Cada experimento era repetido varias veces hasta detectar elementos en común, con lo cual se consideraba que existía un registro objetivo de un hecho subjetivo. La introspección consistía así en una percepción de procesos internos que en teoría podía llegar a ser tan precisa como la percepción de objetos externos cuando es voluntariamente supervisada mediante la apercepción por el propio sujeto. El principio de objetividad se preservaría por la supuesta habilidad de los científicos entrenados en la técnica introspectiva para informar sobre sus procesos mentales en forma objetiva.

Sin duda la pericia y el virtuosismo en el dominio de las técnicas es un ingrediente central y loable de la investigación científica, como lo es el dominio de las técnicas artísticas en la expresión estética. El problema de la introspección es que no hay forma de corroborar la exactitud de los datos, pues las operaciones mentales primarias sólo son accesibles para quien las tiene y siente. El propio Wundt notó que la introspección era difícil de controlar, que diversos sujetos solían dar descripciones distintas ante los mismos estímulos o que el mismo sujeto difería en su descripción en diferentes ocasiones. Y vino a acontecer que, a pesar de su desarrollo en el laboratorio de Wundt y los de sus discípulos, la técnica introspectiva inicial no fructificó en ese tiempo.

Caspar David Friedrich
El pintor alemán Caspar David Friedrich fue pintado al óleo por Carl Johann Baehr en una actitud introspectiva en la época del nacimiento de Wundt, hacia 1836. La introspección fue llevada años más tarde por Wundt a su laboratorio de psicología experimental de Leipzig.

La técnica de la introspección fue desarrollada por tres de los principales alumnos de Wundt: Oswald Kulpe en la Universidad de Wurzburg, E.B. Titchener en la Universidad de Cornell y Karl Girgensohn en la Universidad de Dorpat. El declive de la introspección ocurrió como consecuencia de una célebre controversia entre los alumnos de Wundt en las universidades de Wurzburg y Cornell sobre si el uso de imágenes mentales está o no necesariamente involucrado en la solución de problemas. La larga y áspera polémica fue zanjada en 1913 por el psicólogo estadounidense John B. Watson cuando determinó que el problema no se podría descifrar mediante la introspección, pues ésta no era una técnica científica comprobable y objetiva, ni podría llegar a serlo. Esta crítica, que en parte era certera, marcó la declinación de la introspección como herramienta de investigación en psicología a favor de la medición objetiva del comportamiento, en especial de las conductas de aprendizaje, con lo cual se inició la doctrina y la metodología del conductismo que dominó múltiples escuelas y laboratorios de psicología experimental por medio siglo.

Wundt con sus discípulos
Wundt con varios de sus discípulos en su laboratorio de psicofisiología de Leipzig. Sin fecha (tomado de Wikimedia).

Como veremos en su momento, la introspección fue lentamente revalorada con el advenimiento de las llamadas ciencias cognitivas en la década de 1960, lo cual marcó la posibilidad de retomar el planteamiento de relacionar la experiencia mental con los datos rigurosos y concretos de la neurofisiología o los más laxos y debatibles de las ciencias de la conducta. Todo esto es tema central de la filosofía de la ciencia en el siglo XX y estaremos arremetiendo sobre él en próximos ensayos de este proyecto.

Visitaremos por lo pronto a un contemporáneo de Wundt considerado “padre de la filosofía de las ciencias” y que también mostró un intenso y penetrante interés en el problema mente-cuerpo. Se trata del físico, psicólogo y filósofo austriaco Ernst Mach. A partir de Wundt y Mach, se abre la posibilidad de abordar el problema mente-cuerpo por la ciencia empírica y se comprende que las dos ciencias relevantes serían la psicología, en particular una posible psicología de la conciencia, y una neurofisiología que tenía mucho de física, gracias a la potente y feraz escuela de lengua alemana que estampó la ciencia del siglo XIX y hemos venido revisando.

Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo forman parte del próximo libro del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).

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