La etología humana y la expresión facial de la emoción

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En los años sesenta del siglo pasado aparecieron dos importantes contribuciones inglesas sobre las bases biológicas de los comportamientos sociales. Una fue Animal Behavior de Robert Hinde (1966), en el que se articulaban la psicología comparativa, que relacionaba el aprendizaje en diversas especies animales, y la etología, que estudiaba las conductas de cada especie en su ambiente natural. Por la misma época, El mono desnudo, del etólogo Desmond Morris (1967), llegó a ser un bestseller polémico por tratar la conducta humana desde un punto de vista etológico y evolutivo, algo que se ha aceptado cada vez más. En 1979 apareció el primer texto de etología humana, escrito por Irenäus Eibl Eibensfeldt (1928-2018), alumno y colaborador de Konrad Lorenz. Este libro relata la investigación sobre gestos de la emoción humana filmados por el autor en grupos aislados de cazadores-recolectores como los pigmeos de África y los aborígenes australianos. Con una cámara modificada para registrar a 90 grados, filmaba la cara de un individuo por un breve lapso y luego volteaba a ver a la persona y le hacía un saludo para registrar su respuesta facial. En los años setenta pasó por México y presencié su película en la que se veía la similar reacción de docenas de individuos de culturas diversas.

Desmond Morris
La etología humana se inicia con dos textos: “The Naked Ape”, de Desmond Morris (1967) y “Human Ethology”, de Irenäus Eibl-Eibesfeldt (1979).

Desde los mismos años setenta, la expresión facial de las emociones fue analizada extensamente por Paul Ekman, psicólogo norteamericano de la Universidad de California en San Francisco, nacido en 1934. El estudio se convirtió en la justificación, prevista por Darwin un siglo antes, para afirmar que la expresión de un grupo de emociones es una dotación de la especie humana seleccionada por su valor comunicativo y adaptativo. El argumento de Ekman sostiene que el gesto facial de seis emociones (alegría, tristeza, rabia, miedo, repulsión y sorpresa) es universal en varios sentidos: porque todos los seres humanos expresan facialmente de la misma manera cada una de estas emociones, incluidos a bebés y personas ciegas y sordas; porque estos gestos se reconocen con términos equivalentes en diferentes lenguas; y, porque se desencadenan ante estímulos similares y tienen manifestaciones fisiológicas comparables. La idea de Ekman tiene un equivalente en los colores, pues la variedad de matices que los humanos pueden distinguir es resultante de la combinación de tres colores básicos captados por tres tipos de conos de la retina.

sentimientos
Paul Ekman hacia 1980 y la traducción al castellano de su libro sobre la expresión facial de las emociones.

En el último tercio del siglo XX se acumuló mucha evidencia empírica sobre los gestos típicos de las emociones básicas, pero también de que la experiencia y la expresión emocional es muy amplia y sutil, pues ocurre una gran variedad de gestos que exteriorizan sentimientos complejos y se expresan en formas que no parecen matices de un patrón facial fundamental, sino semblantes anatómicamente particulares que son percibidos e interpretados por quienes los observan, en especial durante las interacciones cara a cara. Una de las pruebas más patentes de la inmensa variedad de la expresión emocional se encuentra en el libro de arte de 1990, publicado por el dibujante Gary Faigin, con el título de La guía completa de las expresiones faciales para el artista. Después de hacer un análisis anatómico y funcional de la musculatura facial, Faigin dedica un capítulo entero a cada una de las seis emociones básicas de Eckman y muestra que dentro de cada categoría ocurren expresiones muy diferentes, aparte de las que se consideran típicas. Así, en el caso de la tristeza se suceden gestos distintos conforme el sentimiento se desarrolla en el tiempo o bien, durante diferentes episodios de la emoción. La expresión facial puede variar desde el borde del llanto, con ojos y boca contraídos y las cejas inicialmente levantadas que se mueven hasta llegar a su contracción. Al llorar, se entreabre la boca mostrando la fila inferior de los dientes y, si la emoción crece en intensidad, el gesto evoluciona hasta la sacudida y el grito, de tal manera que no sólo es un patrón fijo del rostro el que expresa el sentimiento, sino una pauta móvil. La expresión propia del puchero o del mohín, refleja una tristeza dotada de frustración y reclamo que es reconocible. Por otro lado, algunos de estos gestos ocurren durante la excitación sexual y reflejan una emoción distinta de la tristeza.

expresiones faciales
El actor Tim Roth expresa de forma moderada los gestos faciales típicos de las seis emociones básicas de Ekman (tristeza, ira, desprecio, ira, sorpresa y miedo) y se identifican los componentes faciales de cada una de ellas (Tomado de: http://psicologiadelapersonalidadatualcance.blogspot.com/2014/03/paul-ekman.html).

El libro de Faigin propone al menos seis variedades de expresiones faciales para cada una de las emociones básicas y que reflejan no sólo la gama de experiencias emocionales humanas, sino también la capacidad comunicativa del rostro. Por ejemplo, en el marco general de las expresiones de alegría, se observan variantes de sonrisas como la sonrisa astuta, la libertina, la avergonzada, la fingida y otras más que involucran diversos mecanismos cerebrales relacionados al control voluntario de la musculatura del rostro. Este tipo de investigación ha mostrado que la sorpresa no es una expresión simple dotada de diversas intensidades, sino que hay diferencias entre una sorpresa alegre y una sorpresa por susto. En la expresión natural pueden mezclarse los gestos de dos emociones supuestamente antagónicas, como la alegría y la tristeza, para dar lugar a gesticulaciones híbridas que reflejan una experiencia emocional compleja que puede fluctuar entre opuestos afectivos aparentes, como ocurre, por ejemplo, en episodios de llanto que se mezclan con risa. Los observadores de todos estos gestos reconocen la emoción del emisor de la expresión automáticamente y pueden reaccionar a ella de maneras muy diversas de acuerdo a la personalidad, las circunstancias o las costumbres.

sentimientos
La portada de “Facial Expression” del artista Gary Faigin y el dibujo de las seis expresiones en gran intensidad de las emociones “básicas” (Tomado de:
https://www.amazon.com.br/Artists-Complete-Guide-Facial-Expression/dp/0823016285).

Ahora bien, existe una escuela diferente que cuestiona no sólo el concepto de emociones básicas, sino la evidencia que se esgrime para justificarlas. Desde la década de 1970 el psicólogo James A. Russell, nacido en 1947 y profesor de la Universidad de California en Los Ángeles, ha argumentado que no todos los gestos faciales son señales, y que otros estados mentales como el sabor, la atención o la solución de problemas modifican el gesto facial. También señala que el gesto no es una señal suficiente o necesaria de emoción, pues se puede fingir un gesto sin sentir la emoción correspondiente o, a la inversa, puede sentirse una emoción y no expresarla en la conducta. Para esta doctrina no hay emociones básicas, sino que el aparato afectivo humano está estructurado por dos ejes fundamentales, uno de placer-displacer y otro de tensión-relajación. La propuesta se basa en el hecho de que toda emoción se experimenta como agradable o desagradable en diversos grados, punto que fue sostenido por Aristóteles y se ha reiterado a lo largo de la historia. También se afirma que toda emoción tiene un elemento intrínseco de excitación o de relajación. Este modelo “circunflejo” del sistema afectivo propone que estos dos ejes se cruzan en forma de gráfica cartesiana conformando cuatro cuadrantes: emociones excitantes y agradables, como la alegría; excitantes y desagradables, como la ira; depresoras y agradables, como la calma o la serenidad; y, depresoras y desagradables, como la tristeza. Veremos adelante que los dos modelos del sistema afectivo son compatibles.

emociones
El modelo “circunflejo” del sistema afectivo de James A. Russell está constituido por dos ejes, uno de “valencia”, que va de desagradable a agradable (horizontal) y otro de “excitación”, que va de activación a relajación (vertical) (Imagen: https://www.mdpi.com/2076-328X/3/3/501/htp).

La emoción humana es un tópico de indagación muy pertinente a la relación mente-cuerpo que ha convocado a psicólogos, etólogos, neurocientíficos, sociólogos, filósofos de la mente y artistas. Hoy se estima que toda emoción tiene un componente innato y uno adquirido, que la experiencia emocional y los cambios corporales tienen una relación recíproca y que tanto la experiencia afectiva como su expresión lingüística, gestual y corporal se modulan por la historia y la cultura. El sustrato cerebral de la experiencia, la expresión y el reconocimiento emocional ya se ha definido con el nombre de neurociencia afectiva, una interdisciplina de gran porvenir.

Los contenidos de la columna Mente y Cuerpo forman parte del próximo libro del autor. Copyright © (Todos los Derechos Reservados).

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