Por fin se ha prestado atención a las mujeres que padecen cólicos menstruales. Antaño se pensaba que exageraban, que sus quejas eran sólo “hormonales”. Hablar de “problemas de mujer” solía ser un gran tabú y no había suficiente investigación al respecto, porque no se consideraba algo relevante, puesto que las mujeres “son más resistentes al dolor” y la tradición obliga que “aunque sufran, tienen que ocuparse de todas las labores propias de su género sin quejarse”.
La endometriosis es el padecimiento que produce cólico y que sufren mensualmente el 10% de las mujeres del mundo en edad fértil. En general, las células del endometrio que cubren la pared uterina para que el óvulo se implante y se nutra durante los primeros días del embarazo, se desprenden y se expulsan por la vagina si no hay preñez. Cuando una mujer sufre de endometriosis, durante el periodo parte del líquido menstrual fluye al interior de la cavidad abdominal a través de las trompas de falopio, y se produce una “menstruación retrógrada”. Las células endometriales se alojan y reproducen dentro del abdomen, generando inflamación, ya que el cuerpo las reconoce como “extrañas”. Posteriormente se comienza a formar tejido de cicatrización. Este tejido en ocasiones crece tanto que puede comprimir los ovarios y torcer las trompas de falopio produciendo infertilidad. Además, las células de la menstruación retrógrada pueden producir lesiones en las partes externas la vejiga, el útero, y el resto de la cavidad abdominal que son muy dolorosas. Y, como si fuera poco, forman quistes. El tratamiento actual es operar, eliminar los quistes y el tejido de cicatrización; en casos graves, este procedimiento debe repetirse cada siete años. Por fortuna las mujeres que tienen bloqueadas las trompas pueden embarazarse por fertilización in vitro.
¿Qué nos depara el futuro? En el cercano, poco. La investigación actual es prometedora. Se están empleando chips personalizados con reproducción en miniatura de los órganos que intervienen en la endometriosis. Para el caso de la menstruación retrógrada se construyen mini óvulos, endometrio, hígado, médula ósea y sistema inmune, todos interconectados, en minúsculos compartimentos dentro de un chip. Así se analizan los componentes esenciales que producen el mal y se prueban distintos fármacos a micro escala, en lugar de hacer pruebas directas en pacientes. De esta manera, será posible probar y dosificar el fármaco ideal para cada mujer que reduzca al máximo sus problemas. Por el momento sólo es tema de investigación.
Los órganos en un chip servirán para comprender mejor la fisiología de cada paciente, pues se fabrican con sus células. Se construyen con grupos de órganos interconectados y se analiza la eficacia de los medicamentos. En la actualidad se utilizan, por ejemplo, para conocer cómo el sistema respiratorio responde a la contaminación. En el futuro los órganos en un chip nos ayudarán a detectar cuál es el tratamiento ideal para cada individuo. Sólo grupos multidisciplinarios, que vinculen la ciencia con la industria, pueden llevar a cabo investigaciones tan complejas y prometedoras.
