El conflicto israelí-palestino (Parte I)

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Trump sobre el traslado de la Embajada a Jerusalén: “Recibo más elogios de los evangélicos que de los judíos”. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, recibió un gran apoyo de los judíos por su decisión de trasladar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén, pero aún más de los cristianos evangélicos, según una entrevista con el líder estadounidense Mike Huckabee, realizada el 18 de junio y emitida durante el fin de semana.

Lo anterior se publicó el 25 de junio del año 2018 en Diariojudio.com y simboliza en la realidad la imposibilidad de llegar a una solución del problema, pues los pueblos israelí y palestino sólo aportan las victimas necesarias para sostener en vida ese conflicto, mientras que todas las ventajas las tienen los políticos, los militares y militantes, así como muchísimos personajes del mundo, que, en forma directa o indirecta, lo utilizan como alfombra para tapar su propia basura.

Toda mi vida me ha acompañado este conflicto por lo que me he acostumbrado a él,  así también se han acostumbrado los israelíes y los palestinos. Cada uno sabe que puede pagar un precio duro, doloroso, sin embargo, hay un consenso general de aceptación del destino, y, en los últimos años que el conflicto es más religioso que nacional, los pueblos se consuelan en el duelo.

Intento desarrollar un texto que surja de mi vivencia personal y no tanto buscar quién tiene razón, no deseo traer demasiados enlaces de cosas que dijeron otros ni demasiados datos específicos. Al fin y al cabo, todos saben que el ingreso per cápita de los israelíes es de 35.698E (1) en el año 2017, mientras que el de los palestinos es de 2.659E (2) en el año 2016.

Puede perder efectividad un texto de esas características, pero representa, al fin y al cabo, a la mayoría de las personas que tienen alguna opinión sobre el conflicto y emiten un juicio. Es un hecho que la mayoría ignora bastante información sobre la zona, los hechos y la historia, pero eso no impide que tome alguna posición, debido a que es un conflicto con mucho, demasiado, eco público.

Lo más fácil es asumir que los responsables de los conflictos son los otros, ser la víctima es cómodo, es acogedor y pienso, sinceramente, que es la primera opción que elige el ser humano, ser víctima. Desde esa perspectiva, los palestinos han ganado muchos puntos en la opinión pública durante años, por su parte Israel, como potencia o imperio, ha sido el malo del cuento. La historia de persecución del pueblo judío también se resume en una absoluta identificación con la sensación de ser víctimas, y es así como, después de setenta años de la existencia del Estado de Israel y casi un cuarto de siglo después de los acuerdos de paz de Oslo, que venían a finalizar las disputas y el establecimiento de un estado palestino, el conflicto sigue despierto, sin ningún intento genuino de terminar con él porque no resulta conveniente para los dirigentes.

Cuarenta años del enfrentamiento los viví en Israel, donde tuve contacto con palestinos, además de con palestinos-israelíes. No puedo decir que tengo demasiados conocidos, pues, realmente, son dos sociedades separadas que ameritan, precisamente, convivir en buena vecindad, pero en dos estados independientes. La propaganda y la educación que plantean los dirigentes han cambiado la fisonomía del conflicto. El asesinato de Isaac Rabin (1992 – 1995) en 1995 es para mí un antes y un después. A partir de este suceso, dejé de creer posible alcanzar a ver la paz entre estos pueblos. En julio del año 2000, aún continuaba el intento pacificador, fui como turista a Gaza y sentí que se estaba construyendo un país. Con todo eso, me impresionó que el pueblo estaba descontento, pues mientras éste seguía viviendo en la miseria, las inversiones en construcción de lujosas viviendas estaban destinadas para los militantes de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) que volvían del exilio de Túnez. Recuerdo haber escrito entonces que no me sorprenderían manifestaciones populares. Estas manifestaciones explotaron en octubre del mismo año, pero con la excusa de la visita de Ariel Sharon al Monte de los Templos en Jerusalén, con lo que surgió la segunda intifada.

militar y político israelí
Isaac Rabin (1922 – 1995).

Cada momento que enfoquemos o analicemos nos permitirá llegar a la conclusión de que el conflicto está enterrado a partes iguales en hechos, así como en mitos y leyendas. Con el paso del tiempo es difícil discernir la verdad. Palestina es el territorio ancestral de Israel y ese nombre le fue dado por los romanos en el año 135 para borrar el nombre de Israel o Judea, tal como hacen todos los conquistadores. Mil años antes, el Rey David conquistó Jerusalén y, durante estos tres mil años ese territorio, salvo tres periodos de independencia hebrea, fue siempre colonia de imperios. El actual conflicto se relaciona con el tercer periodo, que comenzó con el regreso masivo de los judíos a la zona, a partir de la creación del movimiento sionista en 1897.

La necesidad o la toma de conciencia sobre tener un estado propio la asumió el pueblo judío al convivir en Europa durante la época en que se desarrollaron las naciones modernas y, paralelamente, al sufrir persecuciones antisemitas. Es el único pueblo del mundo, que yo recuerde, que ha recuperado su independencia después de haber vivido miles de años en la diáspora.

Considero que los palestinos han desarrollado su conciencia nacional al convivir con el joven y democrático Estado de Israel. Estoy convencido de que no provino de la influencia de los estados árabes vecinos, que no tienen nada de democráticos, o tienen muy poco. Siempre he pensado que los palestinos perdieron su oportunidad cuando no se integraron a los procesos de paz que firmó Israel con Egipto (1979) y luego con Jordania (1994).

Referencias:

  1. https://www.datosmacro.com/paises/israel
  2. https://www.datosmacro.com/paises/palestina
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