Entre celebraciones y malas noticias

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En México existen diversos programas de ciencias sociales que se dedican al estudio de la ciencia, la tecnología y la innovación desde muy diversas perspectivas. En algunos casos, se concentran en el tema de la gestión tecnológica, de las políticas públicas y de los procesos sociales y/o económicos. En este año dos de los más longevos programas de posgrado celebran su aniversario: el Seminario de Administración de la Ciencia y la Tecnología del Posgrado de la Facultad de Economía de la UNAM, los cuales cumplen 45 años, y la Maestría en Economía, Gestión y Políticas de Innovación de la UAM-X, que celebran 25 años. Gracias a diversas iniciativas se han organizado una serie de eventos conmemorativos que nos han hecho reunirnos a investigadores y estudiantes para discutir nuestros marcos teóricos, estudios prácticos y retos.

El ejercicio ha sido sumamente interesante y me gustaría destacar algunas de las cosas que allí se han discutido y ponerlas a debate abierto con todos ustedes. La mayoría de los estudios que hemos realizado en el tema se centran en la hipótesis fundamental de que el fomento de la ciencia y la tecnología son fundamentales para desarrollar innovaciones, las cuales, según una serie de ejemplos internacionales nos muestran que es una posible vía de desarrollo. Innovar es un camino que nos puede resolver problemas y además generar mejores condiciones de vida para la sociedad en general. Esto lo hemos dado por sentado y aunque hemos discutido mucho qué tipo de innovación requerimos o cómo llegar a ella, lo cierto es que hasta el día de hoy la experiencia en México ha sido un tanto desalentadora. Pero no sólo en México, en los países latinoamericanos en general compartimos el mal sabor y escasos resultados. Sin duda, nos lleva a replantearnos qué cosas estamos planteando o haciendo mal.

Desde el modelo lineal de impulso a la ciencia, tecnología e innovación se pensaba que debía apoyarse primero a la ciencia, luego con una base suficiente de conocimiento se desarrollaría tecnología y finalmente innovaciones. Sabemos que esto no es así y que más bien son procesos simultáneos y que se retroalimentan entre si, pero si lo sabemos, qué es lo que estamos haciendo en nuestros países.

De acuerdo a los últimos datos presentados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) en el 2017 el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) fue del 0.52%, lo que significa que con respecto a 2014 se redujo en un .02%, así que en términos reales estamos invirtiendo menos en investigación y desarrollo (I+D), lo cual no coincide con el discurso oficial de la presidencia en el que han expresado que el desarrollo científico y tecnológico del país es fundamental. Y qué decir si comparamos con lo que invierten otros países, nuestra meta de llegar al 1% queda bastante lejos y reducida de las expectativas generadas.

Entonces, regresando al punto inicial, si pensamos que formar un cúmulo de recursos humanos y capacidades científicas y tecnológicas son la base para las innovaciones y para el desarrollo económico, estamos muy lejos de cumplir nuestros objetivos. Además, debemos situarnos en un contexto global donde no sólo importa lo que hacemos como país, sino lo que otros países si hacen.

Y digo lo anterior porque precisamente esto me lleva al segundo punto de discusión que hemos tenido en nuestros posgrados. No tenemos forma de abstraernos de la realidad que implica estar en un mundo globalizado, no solamente importa lo que hacemos como esfuerzo interno, sino lo que un contexto internacional sucede con otros países. Pensemos simplemente en lo que significa tener en el mapa internacional a jugadores de la talla de China e India, países que con sus bemoles han sabido tomar las oportunidades de ser economías emergentes y por tanto aprovechar ciertas oportunidades para reducir sus brechas de crecimiento con los países desarrollados. Al parecer México no ha sabido mirar más allá de la estrategia de la estabilidad macroeconómica y por eso ha olvidado plantearse una política que implique cambios estructurales. Porque de nada vale que incrementemos el número de becas a nivel posgrado si esos alumnos no tendrán oportunidades laborales de calidad, ya que tampoco podemos negar que en muchas ocasiones acceder a una beca de posgrado es una salida para el desempleo.

Lo que quiero expresar es mi preocupación por mirar únicamente al tema de la ciencia, tecnología e innovación como una meta en sí misma. No lo es. Al contrario, es sólo una parte del camino que necesitamos transitar para poder tener crecimiento y desarrollo económico. No pensemos que esto está desligado de una transformación más de fondo que implica verdaderos cambios como, por ejemplo, el establecimiento de una política industrial que aspire a integrar a nuestras empresas en los segmentos más importantes de las diversas cadenas de valor.

Sin duda, es necesario invertir en ciencia, tecnología e innovación, pero no es lo único, aunque es muy relevante, pero ¿para qué le sigo si en realidad tendremos que regresar a plantear por qué esto es importante? Y lo digo porque no sé si se enteraron que parte de los recortes presupuestales a quien más afecta es precisamente a este sector. Entonces, ¿nos importa o no el desarrollo científico y tecnológico? Tal vez el primer paso antes de la política industrial, es convencer a nuestros políticos de la relevancia que esto tiene y, por tanto, regresamos al punto de partida… ¡bonita idea!, ¿no?

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Arturo Aldaco

Un escritor decía a un joven interesado en las letras;
Si puedes vivir sin escribir no te metas en esto.. Esto sucede en el área científico tecnológica. Los verdaderos investigadores trabajan sin pausa y sin apoyo alguno. A estos hay que buscar y reconocer. El talento existe, solo debe buscarse. Y eso es algo que los administradores no hacen.

Marcela Amaro

Estimado Arturo, es muy valioso tu comentario, pero no coincido en que sólo por amor al arte podamos desarrollar investigaciones de calidad y reconocimiento mundial. La ciencia la hacen personas como tú y yo que necesitan estímulos y condiciones de vida suficientes, y sin duda, en la actualidad es cada vez más necesario contar con recursos para investigar, piensa en lo que se requiere en infraestructura, materiales, equipo y muchas cosas más dependiendo del área de investigación.
El talento existe, pero no se desarrolla con condiciones adversas y no entiendo a qué te refieres con lo de los administradores, pero bueno, insisto en que necesitamos más y mejores apoyos.
Saludos y gracias por tu comentario.

Marcela

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