Yo empecé a trabajar a los 16 años en 1971, al mismo tiempo que estudiaba, y realmente, mi padre fue mi mentor, pues con él aprendí a trabajar y me formé como persona.
Una de las cosas que más valoro me haya inculcado fue el significado de la palabra empeñada. Es muy sencillo, cuando das tu palabra, ¡la cumples! Es una cuestión de honor. El no cumplirla te degrada como persona.
Yo aprendí que era suficiente hacer un pedido por teléfono, pactar precio y condiciones de palabra y simplemente eso se cumplía. Con una persona que sabías que no honraba su palabra, mejor no tratabas porque no era confiable.
Desgraciadamente se ha vuelto muy común en estos tiempos que te digan: “sí, me acuerdo que te lo dije, pero fíjate que las circunstancias cambiaron y además no recuerdo exactamente en qué sentido me expresé”.
Es por eso que, cada vez que hacemos alguna transacción necesitamos de contratos más largos y más específicos. ¡Cuidado!, no se te vaya a pasar una coma, mejor que los abogados lo revisen, no importa lo que hablaste, sino lo que está escrito.
Creo que podemos estar de acuerdo que en nuestro país poco a poco hemos presenciado una degradación moral que es como un cáncer que nos está minando paulatinamente.
El que tengamos tanta corrupción, impunidad, delincuencia, anarquía e inseguridad es simplemente consecuencia de la pérdida de los valores morales y el orgullo de ser una persona digna y con honor.
Es por eso que yo valoro muchísimo a una persona que cumple su palabra y no miente, sé que es confiable y hacer negocios con él seguramente será redituable.
Los invito a inculcarles a sus hijos y nietos, el valor de la palabra y el honor del compromiso adquirido, estoy seguro que con eso lograremos una sociedad con valores y un buen futuro hacia adelante.
En el mundo es claro que hay países que les va mejor que a otros, yo creo que la gran diferencia es que hay quienes construyen su futuro y quienes van a la deriva. Yo creo sinceramente que la mejor manera de hacerlo es invertir en la gente y prepararla, pero no sólo en el campo tecnológico sino fundamentalmente en su calidad moral, y la cultura del esfuerzo, enseñémosle a los niños y jóvenes de nuestro país a decir la verdad y cumplir con sus compromisos y su palabra.
Si estás de acuerdo, difunde el concepto, puede ser una buena manera de romper la inercia de degradación moral que estamos sufriendo.
Buen escrito y bien escrito. Te doy mi palabra!
Salo. Felicidades y ojalá se pudiera volver al contrato de A La Palabra