De qué manera influye el precio de la gasolina en tu vida diaria

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El abrupto incremento al precio genera que los productores tengan que modificar los precios rápidamente, basados en nuevos costos.

Ciudad de México.- La Secretaría de Hacienda y Crédito Público emitió la metodología mediante la que determinará los precios máximos de los combustibles a partir del próximo año. La dependencia estimó un aumento de 14.2 por ciento en el precio de la gasolina Magna, 20.1 por ciento de la Premium, y de 16.5 por ciento para el diesel.

A partir de esto, se deduce que el precio de la gasolina Magna se ubicará en los 15.99, el de la Premium en 17.79, el del diesel en 17.05 pesos por litro. Con esto, se presenta el riesgo de incurrir en un repentino aumento general de la inflación.

“Esta medida está siendo criticada incluso por miembros de la esfera política, porque es un atentado a los intereses nacionales, pues los salarios mínimos están muy deteriorados”, señala Fabio Barbosa Cano, académico del Instituto de Investigaciones Económicas

El incremento a los precios de las gasolinas, como producto contemplado dentro de la canasta básica, afecta no sólo en lo que pagarás cada semana para llenar el tanque de tu auto; influye directamente en el incremento de precios a otros bienes, pues incrementa sus costos de producción, aunque de manera marginal.

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Los principales productos afectados son los alimentos básicos, pues estos tienen precios con rendimientos marginales muy reducidos, por lo que un repentino aumento en el precio de los insumos, como en este caso, suele desembocar en un abrupto incrementos de precios.

La mayoría de los alimentos primarios que se consumen en las ciudades (donde vive el 80% de la población en México, según cifras de INEGI) son transportados por tierra, por lo que estos productos resienten de manera directa el incremento a los precios de los combustibles.

El incremento en el precio de los alimentos básicos genera, a su vez, que otros productos que utilizan aquellos bienes como insumo aumenten sus precios añadiendo el costo marginal incrementado de cada uno de los componentes. Así, al incremento en el precio de los alimentos de la canasta básica le siguen aumentos a otros bienes secundarios contenidos en la cesta de bienes. Ropa y calzado verán aumentados sus precios.

Finalmente, se podría esperar que los operadores de trasportes públicos y privados exijan un incremento a las tarifas que compense el costo aumentado de su insumo de trabajo. Microbuses, taxis y líneas aéreas podrían ser los primeros en elevar sus tarifas.

Un elemento adicional debe considerarse en la ecuación. Ante el incremento en el precio del “nivel mínimo de bienestar” que representa la canasta básica, la población pierde poder adquisitivo, con lo que se presenta la necesidad de incrementar los salarios.

Probablemente el mayor temor entre la población. Un aumento al salario mínimo podría derivar en un aumento en los costos fijos de producción, por lo que los empresarios podrían verse motivados a subir los precios de los bienes que producen para procurar un margen de ganancia, generando así una espiral inflacionaria. Sin embargo, los costos adicionales generados con el incremento de los insumos no necesariamente tendría que generar esta reacción.

Así, los productores nacionales han enfrentado en 2016 una situación difícil. De acuerdo con el INEGI, en noviembre el Índice Nacional de Precios al Productor escaló 7.87 por ciento anual, y colocó la inflación anual en 3.31 por ciento.

México tiene el salario mínimo más bajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), por lo que una manera en que los empresarios podrían evitar subir precios sería elevando su productividad, al tiempo que reducen gastos en otras áreas menos prioritarias.

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Tipo de cambio

Por otro lado, la devaluación del peso frente al dólar añade una presión adicional. Cerca del 50% de los combustibles consumidos en México son importados, por lo que una moneda nacional deprimida puede influir en una elevación de precios adicional.

Por otro lado, varios de los alimentos básicos consumidos en el país provienen de la importación. Por ejemplo, México importa anualmente 4 mil 837 millones de dólares en maíz, o mil 290 millones de dólares de trigo, por lo que estos insumos primarios podrían multiplicar la inflación a lo largo de la cadena productiva.

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