Después de 32 años, la Ciudad de México revivió la tragedia y catástrofe que causa un terremoto. El 19 de septiembre la capital y estados del centro y sur del país sufrieron la fuerza de la naturaleza con un sismo de magnitud 7.1 que dejó cientos de muertos, decenas de edificios colapsados y miles de inmuebles dañados.
A pesar de los avances, México no ha dejado de ser un país centralista y gran parte de la actividad económica se concentra en la capital del país. De acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la producción de la Ciudad de México, Estado de México y Puebla, representan en conjunto el 25% del PIB y el estado de Morelos, otro de los gravemente afectados por el sismo, añade el 1.1% del total del PIB nacional.
A diez días de la tragedia, el titular de Hacienda y Crédito Público (SHCP), José Antonio Meade, aseguró que la trayectoria macroeconómica del país no sufrirá consecuencias o inestabilidades a raíz de los sismo del 7 y 19 de septiembre.
“Consideramos que los eventos de septiembre no tendrán impacto ni en el crecimiento ni en la inflación y, por lo tanto, tampoco lo tendrá en la trayectoria de consolidación fiscal al que el Gobierno se ha venido comprometiendo”, dijo Meade en conferencia de prensa.
El mensaje se da dos días después de que altos funcionarios del Gobierno federal, gobernadores de las entidades afectadas y máximos representantes de la iniciativa privada, se reunieran para evaluar los datos de los sismos que se estiman en 2 mil millones de dólares.
En sus estimaciones relevadas previo al sismo del 19-S, el Gobierno mexicano estimó un crecimiento económico de entre 2.0 y 2.6 por ciento al cierre de 2017 y de hasta un 3.0 por ciento para el 2018.
Los datos inflacionarios fueron proyectados con miras a la meta del 3.0 por ciento, establecida como meta objetivo del Banco de México.
Meade descartó que la devastación que generó el sismo vaya a tener impacto en la economía, por lo que las consecuencias económicas no se verán reflejadas en el crecimiento económico del país ni el proceso registrado en la inflación.
“No pensamos que esto vaya a afectar las metas ni de 2017, ni de 2018”, recalcó.
El secretario dijo que el gasto en la reconstrucción de las zonas golpeadas por los sismos requerirá recursos adicionales en el presupuesto de Egresos del 2018 y que el Gobierno deberá hacer uso de recursos del fideicomiso del fondo de este año, de 2018 y hasta más allá, dependiendo de los costos definitivos que resulten del impacto de los sismos.
“Las estimaciones todavía son muy gruesas. Pensamos que dentro de 15 días, conforme al sector asegurador se refiere, tendremos más información que nos permitirá identificar mejor cuál habría sido el impacto patrimonial de la suma de contingencias que hemos enfrentado”, agregó.
Meade precisó que para atender la emergencia ya se realizó un primer desembolso de cerca de 2,000 millones de pesos de gasto del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN), y se aprobó otro de 4,500 millones de pesos para iniciar el proceso de reconstrucción.