Las medidas implementadas en temas tributarios por parte de las autoridades han tenido un efecto positivo pero muy limitado, ya que el resultado es que aumenta la recaudación fiscal pero no la base de contribuyentes, lo que restringe en muchos sentidos la posibilidad de mejorar y tener más recursos para las inversiones y el gasto público.
Ciudad de México.- Con la presión que se ha generado por la implementación de la reforma fiscal en Estados Unidos, donde se redujo la tasa corporativa de 35 a 21 por ciento, el tema de la recaudación fiscal y la necesidad de modificar el marco actual están en la mesa de discusión, pero la realidad es que si bien es cierto que los ingresos vía impuestos siguen subiendo, la base de contribuyentes es muy estrecha.
De acuerdo a los especialistas, el hecho de pensar en una reforma tributaria que compita con lo implementado en Estados Unidos es riesgoso para México, ya que esto afectaría solo a un porcentaje muy pequeño de contribuyentes, lo que impactaría en sus finanzas y en el consumo interno.
Según explicó Herbert Bettinger, experto en temas fiscales, “cada vez que sube la recaudación para sufragar el gasto público, está afectando la economía de las personas, y al impactar en esto hay menos inversión de las personas, menos gasto y menos ahorro”.
Aún así, según cifras de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), en 2017 la recaudación del Impuesto sobre la Renta (ISR) fue de 1.5 billones de pesos; mientras que del Impuesto al Valor Agregado (IVA), fue de 816 mil 039 millones de pesos y en total, los pagos de impuestos representaron 13.2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
Y de acuerdo al Servicio de Administración Tributaria (SAT), el año pasado tenía 63 millones de contribuyentes, de los cuales 23.5 millones son personas físicas, 37.6 millones son asalariados y 1.9 millones son personas morales, pero Bettinger calcula que solo existen 25 millones de contribuyentes activos y “sobre estas personas recae el pago de impuestos”.
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Bajo el margen de aportación al PIB
Y aunque esto representa cifras positivas, la realidad es que las aportaciones que hacen los impuestos al PIB son muy bajos con respecto a otros países, ya que según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el promedio es de 34.3 por ciento entre sus miembros.
Y si bien los impuestos vía ISR e IVA han ido en aumento, no así los de origen petrolero, que en 2017 apenas aportaron 16 por ciento del gasto público con un total de 827 mil 260 millones de pesos, mientras que en cuatro años antes, representaba el 32 por ciento.
Esto “no es una buena noticia, porque la baja participación de los ingresos petroleros se debe a la producción” y no a un aumento de la base de contribuyentes, asegura Leticia Armenta, economista del Tecnológico de Monterrey, por lo que el modelo actual sigue teniendo muchas deficiencias.
¿Reducir o no la tasa empresarial?
Para algunos especialistas, este aumento en la recaudación de impuestos puede ser la solución para reducir la tasa empresarial en México a por lo menos 25 por ciento y competir en este sentido con Estados Unidos, ya que se puede sufragar los costos con el excedente registrado en 2017 que fueron de 586 mil 246 millones de pesos, de los cuales 143 mil 428 millones de pesos fueron solo del ISR.
Pero según Gabriel Pérez, investigador de la Universidad Panamericana, aseguró en declaraciones para El Financiero, que “una reducción en la tasa sí podría ser costeada con los excedentes” pero solo como una medida emergente”, ya que lo realmente se necesita es una reforma fiscal de fondo y “un aumento de la base de contribuyentes para incrementar los ingresos del gobierno federal” para poder pensar en una reducción de la tasa empresarial.