Sin aumento de deuda, con un combate inédito de la corrupción y una distribución estratégica; es como López Obrador pretende convencer a las calificadoras que su administración es confiable.
Ciudad de México.- ¡A jugar con lo que hay! Es la condición presupuestal con la que arranca la cuarta transformación de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), comprometida no sólo con la sociedad mexicana de cumplir sus promesas de campaña, sino también con los mercados sedientos de confianza; un tema que están en la mira de las calificadoras.
A dos días de que se cumpla el plazo para presentar el Paquete Económico que incluye el Presupuesto de Egresos 2019, el presidente López Obrador y su equipo financiero, echan un último vistazo a lo que será la distribución del gasto público, ampliamente comprometido por un exorbitante pago de deuda,pensiones y nóminas del Estado.
El compromiso es amplio y muchos se cuestionan ¿cómo le va a hacer para cumplir con todo? Sin embargo, AMLO ha asegurado que su política de austeridad y la estrategia de combate a la corrupción permitirán una disminución considerable de fuga de recursos.
En recientes declaraciones, el primer mandatario detalló que de primera instancia, “de las 18 secretarías, de seis a ocho tiene incremento significativo y 10 tienen una disminución por el plan de austeridad.” Entre las que más recursos tendrán en el proyecto de presupuesto del gobierno mencionó: Defensa, Trabajo, Bienestar, Pemex, Comisión Federal de Electricidad, y Defensa.
Así mismo detalló que ante la situación de emergencia en el país, ciertas dependencias federales tendrán hasta más del doble de recursos que los que fue autorizado para 2018.
“Todo el gobierno va a aplicar austeridad republicana pero hay secretarías que por la situación de emergencia en que nos encontramos deben de tener más presupuesto.”
En juego la confianza de las calificadoras
Los ojos de los analistas de las tres agencias de evaluación crediticia, Moody’s, S&P y Fitch, se encuentran puestos en el paquete económico que este sábado AMLO presenta al Congreso. Un documento del que se podría determinar la capacidad de México para cumplir con sus obligaciones de crédito.
Obrador deberá demostrar que sus expectativas sobre el gran marco macroeconómico con el que se calculan los ingresos del país – PIB, inflación, tipo de cambio, deuda, precio del petróleo, precio del dinero- son realistas o descansan en el optimismo e idealismo de un país “bien portado.”
Hasta el momento, Moody’s coloca la calificación de riesgo soberano de México en el nivel A3, grado medio superior, pero el foco amarillo es que cambió recientemente a negativa su perspectiva. S&P y Fitch tienen la nota mexicana en BBB+, un grado de calidad medio inferior, en perspectiva estable. Habrá que esperar a ver hacia dónde se dirige la brújula.