En una medida que puede tener consecuencias importantes para los consumidores, el gobierno federal anunció la cancelación de la subasta eléctrica y las energías renovables se quedan en el limbo, ya que no habrá más inversiones para desarrollar este sector.
Ciudad de México.- El Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) informó que la Subasta de Largo Plazo (SLP), que se encontraba suspendida desde el pasado 3 de diciembre de 2018, ha sido suspendida de manera oficial, algo que el sector empresarial y los expertos temían por las consecuencias que esto puede acarrear.
En un comunicado de prensa, el Cenace señaló que “mediante el acuerdo emitido este 31 de enero, a través de la plataforma electrónica creada para el desarrollo de la Subasta de Largo Plazo 2018 (SLP-1/2018) a los Compradores Potenciales, Licitantes e interesados, la cancelación de dicho proceso conforme al oficio No. SENER.100/2019/075 de la misma fecha emitido por la Secretaría de Energía (Sener)”.
Además agregó que la Sener, “es la dependencia que entre sus atribuciones establece, conduce y coordina la política energética del país en materia de energía eléctrica”, por lo que consideró “la necesidad de proceder a la cancelación de la SLP-1/2018 en observancia del marco jurídico actual y de consideraciones técnicas, económicas y planeación energética”.
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¿Qué significa esto?
Estas subastas que son el resultado de la reforma energética, buscaban diversificar las formas en que se produce la electricidad que todos consumismos en el país, a través de ofertas de los licitantes que en sus primeros resultados, consiguieron reducir los costos a un nivel histórico y nunca antes visto incluso a nivel mundial, pasando de un promedio de 40 dólares por MWhr a un poco menos de 20 dólares.
“Las subastas permiten a la CFE y a otros participantes comprar electricidad a precios muy bajos; de hecho, se han obtenido los precios más bajos a nivel mundial en las primeras subastas y el esquema ha sido reconocido internacionalmente por su éxito y transparencia”, indicó el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) en un comunicado de prensa.
Pero algo importante, tal como lo señala Víctor Florencio Ramírez Cabrera, un colaborador de la Asociación Nacional De Energía Solar (ANES), con las subastas se aceleró “de forma importante la transición energética mexicana hacia fuentes de generación limpia, además de bajar en el largo plazo el costo de la misma”.
Y esto fue visto como el camino hacia la apertura del mercado para una mayor competencia de precios, algo que al consumidor final no solo le beneficiaba en los costos por el servicio de electricidad, sino que además abría una ventana para la generación compartida, en donde los propios ciudadanos producían su electricidad y el excedente lo pueden vender a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Aunado a esto, la CFE también decidió cancelar la licitación de la línea de trasmisión que va de Oaxaca a Morelos, infraestructura necesaria para distribuir la electricidad, por lo que en ese sentido sin la “súper carretera de la electricidad”, como se le llamó en su momento a esto, también frenará el desarrollo y aumentarán los costos.
“Esa decisión, si es temporal, retrasa inversiones en la zona”, dice Ramírez Cabrera, pero “si es definitiva (al menos en este sexenio) frenará de forma abrupta el crecimiento de la eólica en Oaxaca. Y más: dado que las renovables son las fuentes de energía más barata que hay, esto tenderá a mantener precios altos en la energía”.
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Los efectos económicos
Por otra parte, también habrá costos económicos para el país, ya que según cifras del CCE, las Subastas de Largo Plazo se tradujeron en 8 mil 600 millones de dólares en inversión, de los cuales el 65 por ciento “de lo comprometido en la primera subasta ya opera igual que el 18 por ciento de la segunda”, con lo que ya están en construcción 65 plantas generando más de 30 mil empleos directos.
Pero con la cancelación de estas subastas, se pierde una contribución “al incremento del Producto Interno Bruto (PIB) en 29 mil millones de dólares”, dice el órgano empresarial, además de que ya no habrá el aumento de una “capacidad instalada de generación renovable en 235 por ciento respecto a la capacidad instalada en 2015”.
Con lo que también se cancela la posibilidad de que las “inversiones en los próximos 15 años en energías renovables generen más de 200 mil empleos directos e indirectos, e inversiones por 57.8 miles de millones de dólares”, señaló el CCE.
Finalmente, también se desaprovecha todo el potencial que tiene México por sus condiciones geográficas y climatológicas, de impulsar modelos de desarrollo regionales a través de inversiones directas, frenando en cierto sentido la innovación y la aplicación de tecnología local en estos sectores.
Por lo que el CCE considera que cancelar esta subasta implicara “que se inhiban las futuras inversiones del sector privado en energías renovables, las cuales permitirán cubrir la demanda futura de electricidad de todos los mexicanos”.
Así, esta decisión del gobierno federal pone nuevamente en el ojo de la polémica su visión de desarrollo energético más allá de los hidrocarburos y al menos por el momento, genera un punto más de incertidumbre en el entorno, algo que de antemano no le conviene a nadie.