El pasado lunes se anunciaron los dos ganadores del Premio Nobel de Economía, William Nordhaus quien ha realizado importantes aportaciones para la evaluación de los costos económicos asociados al calentamiento global, y Paul Romer quien ha contribuido a la formulación de la teoría del crecimiento endógeno, a través de una serie de críticas a la teoría neoclásica ortodoxa.
Probablemente la gran mayoría de ustedes no esté familiarizado con los nombres y mucho menos con los temas que manejan, pero me sirven de introducción para plantearles la importancia de los científicos en nuestra vida diaria.
En ocasiones solemos pensar que la actividad científica esta alejada de nuestro día a día, pero no hay nada más equivocado que ello. Sin darnos cuenta, muchas de las investigaciones que realizan, las opiniones que vierten en público y sus propias acciones suelen poner bajo el reflector temas y/o validaciones a ciertos aspectos relacionados con una serie de decisiones que nos involucran como sociedad.
En el caso de la economía, la definición de los Premios Nobel nos ayuda a reconocer las agendas de investigación, los tópicos validados y pone en el espacio público discusiones que van más allá del ámbito académico. Con lo anterior me refiero a que justamente muchos de los temas que se reconocen a través de los académicos premiados toman mayor importancia en la esfera pública y en ocasiones se convierten en políticas públicas.
Ésta es una de las maneras a través de las cuales los científicos impulsan e influyen en la agenda pública. Por ejemplo, a través de los modelos desarrollados por Nordhaus donde se describe la interacción global entre la economía y el clima ha impactado en una serie de políticas de cambio climático tratando de disminuir el impacto de la acción del hombre en el medio ambiente. Desde hace años a la mayoría de la población no nos queda duda de la importancia del cambio climático y, sobre todo, de las acciones de mitigación que debemos tomar, aunque aún existan personajes como Donald Trump que ponen en tela de juicio esto y además toman acciones en detrimento de la conservación medio ambiental, incluso estando en contra de cualquier tipo de evidencia.

Me quiero concentrar en la importancia del planteamiento de Paul Romer, ya que ha sido una voz crítica de la teoría macroeconómica estándar, y ha expresado en varias ocasiones incapacidad de los teóricos macroeconomistas de ver los hechos y considerarlos en sus modelos. Haber sido reconocido por la Academia sueca representa validar que en la teoría del crecimiento no podemos dejar de considerar factores como la innovación. Para la teoría económica el crecimiento ha sido uno de los temas fundamentales de reflexión. Marx, Smith, Malthus y Ricardo, considerados como “economistas clásicos”, pusieron en el centro de sus formulaciones los factores que influyen en la dinámica del crecimiento.
Más adelante, Solow (1956) dio origen a la llamada “teoría moderna del crecimiento” en la cual se identificó que la tecnología era un factor relevante para el crecimiento. De allí han surgido importantes aportaciones en el tema, Romer (1987, 1990a y 1990b), Grossman y Helpman (1991), y Aghion y Howitt (1992), quienes introdujeron el avance en la tecnología como resultado de actividades de Investigación y Desarrollo (I+D). Lo anterior no es banal ya que la teoría ha influido en la política económica mundial. Recuerde que cada una de las decisiones que se toman son elecciones de seres humanos como usted y como yo, que se han formado bajo estas teorías. Por tanto, lo que implica dar el reconocimiento del Premio Nobel, no solamente es un acto simbólico, o más bien, sí lo es, y lo es tan profundamente que en muchos casos puede tener la fuerza de modificar agendas de investigación, teorías y políticas públicas.

No es intención en esta columna impartir una clase de economía, además de que no soy experta en el tema de las teorías del crecimiento, pero me parece sumamente relevante mencionar el reconocimiento de que la tecnología y la innovación importan un elemento fundamental para el crecimiento. Sé que es mucho pedir que sea considerado como el elemento necesario para mejorar la productividad de las empresas y, aún en términos amplios, que el conocimiento es el factor productivo más importante. Sin embargo, en términos del avance científico y de las posibles implicaciones de política económica, me parece un gran avance.
Referencias: