Una revisión a la reactivación económica en México tras la pandemia
Se podría casi apostar que más de una persona desearía que el 2020 fuera reseteado y todo volviera a empezar como si la realidad que se vive se tratara de una horrible pesadilla, que con sólo abrir los ojos el panorama fuera distinto y las cosas fueran como antes; si, con complicaciones y retos diarios por vencer, pero sin tanto dolor, desolación, crisis y el oscuro panorama que ha generado un virus mortal que pareciera haber tomado el control de la vida humana como si se tratara de una película de ficción.
El mundo se enfrenta en este 2020 a uno de sus mayores retos de la historia. El virus SARS-CoV-2 vino a desnudar la condición real de una sociedad sumergida en precariedad, sectores olvidados y una notoria brecha entre las grandes potencias y los países en vías de desarrollo, realidades de las que ninguna nación ha salido bien librada.
México no es la excepción y su ya lastimada economía ha sido arrastrada por los efectos de la pandemia a niveles históricos más bajos, un atolladero que requiere de medidas extraordinarias para poder sacar a flote no sólo a las industrias sino a una sociedad completa ya de por sí sumergida en la pobreza y la precariedad.
“Lucha por tus sueños, permítete gritar alto, claro y limpio, porque es tu obligación y deber”, se repite Yolanda Morales al citar un poema español que leyó en algún lado y que aplica perfectamente en estos tiempos de pandemia después de que se vio obligada a cerrar su negocio de artículos de playa y su restaurante en una zona turística del país y sabe que para recuperar sus sueños debe existir algo más que el deseo y una mentalidad positiva.
Al igual que ella, miles de empresarios, familias y comercios se han visto afectados por la pandemia y los apoyos otorgados por el gobierno no les han sido suficientes para sortear la crisis generada por poco más de dos meses de inactividad.
Los impactos de la pandemia han afectado al cien por ciento de la población en aspectos económicos que se reflejan en la caída de la actividad económica y el Producto Interno Bruto, el aumento del desempleo, las turbulencias en los mercados financieros, la caída en los ingresos tributarios y los daños en otras variables económicas que arrojaron números desfavorables en el segundo trimestre del año.
Las cifras oficiales reflejan la realidad de una crisis económica en México sin precedentes. La caída de los sectores productivos como el automotriz y turístico han sido de los más afectados por la crisis y la cúpula empresarial ve limitada la intervención del gobierno federal.
Desde el inicio de la nueva normalidad en la que se asumieron medidas sanitarias extremas que obligaron la reapertura de actividades productivas bajo una nueva normalidad, los empresarios expresaron su preocupación por la lenta reactivación económica tras la pandemia e hicieron un llamado al gobierno mexicano a tomar mayores medidas e incentivos a la inversión.
En sus intentos más recientes por lograr una reactivación económica exitosa de manera conjunta. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) presentó al gobierno mexicano un paquete de reactivación completa integrado por proyectos de inversión en energía y otras áreas que permitan generar empleos.
La mirada está puesta en aprovechar los beneficios del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) recientemente firmado y que entró en vigor el 1 de julio.
El dirigente de los empresarios, Carlos Salazar Lomelín, confirmó que el paquete de reactivación económica busca arreglar los inhibidores de la inversión y señaló que la inversión debería ser una obsesión. “Deberíamos llegar a 25 por ciento con relación al PIB, oportunidades tenemos todos los rincones del país y el plan de infraestructura es una de las oportunidades que tenemos. Otra es el T-MEC, y que nos permita tener el crecimiento anhelado.”
Pero, ¿qué medidas debería de adoptar México para alcanzar una buena reactivación económica?
Ante la situación de la pandemia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) entregó una serie de propuestas para enfrentar los efectos de la crisis en las empresas y los sectores productivos al estimar que 2.7 millones de empresas podrían verse obligadas a cerrar y generar la pérdida de 8.5 millones de empleos en la región de América Latina.
La CEPAL enfatizó la necesidad de dar una respuesta a gran escala para evitar la destrucción de capacidades productivas. Para ello propuso cuatro conjuntos de medidas:
1. Ampliar los plazos y los alcances de las líneas de intervención en materia de liquidez y financiamiento para las empresas.
2. Cofinanciar la nómina salarial de las empresas durante seis meses para evitar la destrucción de capacidades.
3. Realizar transferencias directas a los trabajadores autónomos.
4. Apoyar a las grandes empresas de sectores estratégicos que resulten gravemente afectadas por la crisis.
Pero los ingresos en México son limitados para adoptar medidas más eficientes contra la crisis y los empresarios insisten en que la adquisición de deuda es una opción viable en estos momentos.
“Insistimos en la necesidad de la toma de deuda y era para apoyar a las familias mexicanas, incrementar los programas sociales en personas que no están sujetas a estos programas y seguimos aplaudiendo que se destine dinero a los programas sociales que se requieren en México. No hay duda que hay que apoyar al más necesitado.” – CCE.
Sin embargo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador está casado con la idea de mantener finanzas públicas sanas y no endeudar más al país que arrastra compromisos de pago adquiridos en administraciones anteriores por alrededor del 65 por ciento del PIB y adquirir más deuda asfixiaría aún más al país.
Tal vez lo que le convendría a México es ganar márgenes de maniobra como lo hizo Argentina al reestructurar su deuda que asciende a 65 mil millones de dólares en bonos en moneda extranjera.
Argentina también ha convertido 8 mil millones de deuda en dólares a pesos a través de canjes voluntarios y está a punto de completar una reestructuración de más de 40 mil millones en préstamos en dólares bajo ley local.
En la agenda del Gobierno argentino está como prioridad el canje de deuda en dólares bajo ley local, que resolverá las reestructuraciones de la deuda provincial y centrará la atención en negociar un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reemplazar una línea fallida de crédito por 57 mil millones de dólares obtenida en 2018.
Argentina también está preparando su presupuesto para 2021, lo que dará una idea de su plan para reactivar una economía que probablemente se contraiga alrededor del 12.5 por ciento este año, el tercero consecutivo de recesión.
¿Quién redactó el artículo? Hizo Buen trabajo