Si nos ponemos a reflexionar por qué compramos un producto en lugar de otro similar, seguramente llegaríamos a la conclusión que no necesariamente se trata por cuestión de precio, sino porque en el fondo nos remite a algo agradable y de esto depende el hecho de que vender emociones para atraer clientes es el secreto de la publicidad exitosa.
Ciudad de México.- Ya no se trata solo de explicar las cualidades de un producto, ahora hay que encontrar la manera de que esto tenga un impacto en las emociones de las personas y que los acerque a la marca en cuestión, algo que se ha denominado como marketing emocional.
De acuerdo al sitio Puro Marketing, esta modalidad es la que más se utiliza actualmente y la que mejores resultados ofrecen, ya que “suele estar presente en el 61 por ciento de los mensajes” que pueden provocar emociones como miedo, ansiedad, orgullo, seguridad o alegría, entre otras.
Esto ha tomado mayor relevancia debido a que la mayoría de las compras, las hacemos por impulsos o por algún sentimiento o emoción que nos despierta de manera casi inconsciente esos mensajes que están diseñados precisamente para atacar alguna parte vulnerable.
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Y tal como lo explica un estudio de la Universidad de Palermo, “cuando compramos un producto no compramos sólo el producto, sino el conjunto de discursos que son parte de la mercancía. La marca se convierte en una experiencia integral que nos hace sentir ser parte de un grupo determinado”.
Algo que puede provocar que de no tener esos productos o de no poder comprarlos, nos sintamos excluidos socialmente, fuera de un entorno del cual queremos participar y en el mejor de los casos ser protagonistas, aunque en la mayoría de las veces esto sea solo una cuestión aspiracional que es creada a partir del uso de un lenguaje emocional efectivo.