Esta columna que hoy estreno, “El arte de ser feliz”, estará orientada a descubrir y entender nuestros pensamientos, creencias y emociones que son las cosas invisibles que dan forma a quienes somos y cómo nos comportamos.
Por mucho tiempo nuestras emociones fueron una materia postergada de las ciencias, tanto de las ciencias sociales como de aquellas circunscritas a la salud y a nuestro comportamiento.
Después de que se han realizado viajes espaciales en increíbles naves, de haber inventado telescopios súper potentes y cosas tan sofisticadas como el teléfono, el fax y la internet, y de que gracias al microscopio pudimos conocer el misterioso e increíble mundo subatómico y tener avances trascendentales en medicina, por fin nos estamos ocupando de nosotros mismos y de nuestro actuar emocional.
Las emociones ahora son uno de los temas más recurrentes, fascinantes, y apasionantes; muchos estamos trabajando con ellas y estudiándolas, para entender cómo son y para qué sirven, aunque en esto aún estamos en pañales; lo que se nos va a ir revelando con el paso de los años en este tema va a ser sorprendente y posiblemente contradiga todo lo que sabemos hasta ahora, o bien, lo reafirme, ya lo veremos.
En el transcurso del tiempo se ha visto que las emociones son el motor que mueve al mundo y que gracias a ellas es que hemos evolucionado, nos hemos movido, hemos avanzado; sin ellas la humanidad no hubiera podido sobrevivir en este planeta.
Conocer sobre las emociones nos sirve, en primer lugar, para identificarlas, reconocerlas y ponerles nombre; definitivamente no es lo mismo el miedo que la tristeza, ni la alegría que la envidia, cada una tiene un motivo diferente de ser y se manifiesta de distinta manera.
Una vez que conocemos las emociones podemos descubrir sus causas auténticas, la razón por la cual las sentimos y la necesidad y motivación que están detrás de ellas, lo que nos ayuda a poder cambiarlas, modificarlas, regularlas, tener influencia sobre nuestras respuestas emocionales y la forma en que nos comportamos.
Conocerlas también nos aleja del determinismo biológico y del condicionante cultural; cuando las conocemos y aprendemos a regularlas ya no podemos decir “Pues así soy y no voy a cambiar”, debido a que conocerlas nos ayuda a ser autónomos y creativos.
¿Qué es una emoción?
La emoción es un movimiento extraordinario que agita el cuerpo y el espíritu, que turba el temperamento y el equilibrio. Esto quiere decir que es un cambio respecto a un estado inmóvil inicial: no estábamos emocionados y de repente sí lo estamos.
Por ejemplo: estás tranquilo trabajando y escuchas un fuerte ruido, entonces te pones alerta… hubo un movimiento en ti, algo se modificó; cuando vas tranquilo caminando por la calle y te encuentras con una persona que te gusta muchísimo, eso te provoca un cambio; o el día que ves a tu suegra, si te cae bien o mal, también algo en ti se manifiesta de manera diferente.
Estos cambios incluyen fenómenos físicos en todo el cuerpo: se nos acelera el corazón o se nos disminuye el ritmo cardiaco, nos ponemos fríos o rojos, o nos sudan las manos, la frente, etcétera, o también se nos agita el espíritu y cualquiera de esas sensaciones nos hacen pensar de manera diferente, nos puede enturbiar la razón o, al contrario, nos anima a la acción.
Un ejemplo de lo anterior es cuando nos dan una mala noticia y no sabemos cómo actuar, sentimos que la mente se nos nubla y no sabemos qué hacer, o cuando nos avisan que lastimaron a alguno de nuestros seres queridos, inmediatamente queremos hacer algo, golpear al agresor, ayudar a nuestro familiar, etcétera.
Podemos decir que la emoción se construye desde la infancia a partir de lo que conocemos desde nuestras primeras experiencias; incluso, hay teorías que dicen que esto sucede desde el momento de la concepción. El lugar donde nacemos, la casa, el estado, el país, nuestra familia, nuestra educación, todo esto junto con las sensaciones que hemos experimentado a lo largo de nuestra vida es lo que constituye nuestra emoción.
Cada cultura tiene diferente significado para las emociones, no es lo mismo el miedo para los mexicanos que para las personas que viven en El Congo; tal vez en la Ciudad de México le tenemos miedo a las arañas y allá se reirían, porque más bien tendrían miedo a los felinos y las arañas sólo les causa risa, pero esto también es real para las familias y los individuos: lo que para mí es tristeza seguramente no será igual para ti, lo que a mí me emociona probablemente no te emocionará a ti.
Entonces, la emoción se compone de dos partes:
- Un repertorio innato, con el que nacemos, que incluye las pautas biológicas de la especie y las pautas genéticas individuales.
- Un repertorio adquirido, que son las experiencias vividas y las pautas aprendidas, que tenemos almacenadas en nuestra memoria cerebral y en nuestra memoria corporal.
Estos componentes, como podrás darte cuenta, hacen que hablar de las emociones se convierta casi en un tema individual, muy subjetivo que encierra un sinfín de sorpresas, es por eso que resulta apasionante y encontramos a algunos autores que piensan una cosa y a otros que opinan lo contrario.
En la siguiente entrega te platicaré sobre 4 teorías distintas que hablan de las emociones.
Estoy convencida que adentrarnos en nosotros, en el misterio que somos, es el camino a la felicidad, conocerse no es morirse, es vivir con tu mejor amigo… ¡tú mismo!
Si tienes algún tema en particular del que te gustaría que yo escribiera, escríbelo en “comentarios” y con gusto lo tomo en cuenta.
Esto es para ti, que siempre estás del otro lado leyéndome, gracias.
Magnífico artículo, felicidades!!,
El tema es apasionante!!
Ojalá continúe aportando su experiencia para ayudar a todos en las técnicas del AUTOCONOCIMIENTO.
Felicidades querida Cristina por esta nueva Columna!! Y hablando de emociones, me entusiasma mucho que puedas tenerla y que podamos leer estos frescos y amables análisis sobre algo que a veces nos cuesta mucho entender !
Felicidades por tu nueva columna y que buen artículo!
Muy buena columna Cristina. Muchas veces no sabemos identificar nuestras emociones y sólo decimos estoy bien, o estoy mal. Pero si es muy importante saber exactamente qué sentimos, identificarlo y si el sentimiento está en el rango de lo “mal” actuar, ejemplo en casos de depresión.
Muchas felicidades por este espacio y te estaré leyendo con gran emoción.
Espléndido artículo conceptos claros y de una sensibilidad que hace falta hoy en día
Muchas felicidades , este tipo de lecturas es lo que nos hace falta. Maravilloso para los jóvenes.
Felicidades Cristina por esta nueva columna!
Excelente tema y forma de transmitirlo, muy claros los conceptos. Muchas gracias!
Muchas Felicidades! Excelente columna y muy interesante. Espero leer más de lo que tiene para apartarnos.
Querida Cristy. Hola es un gusto leerte y seguirte. Estoy segura que tus consejos nos guiaran a todos. Besos,Bere
Felicidades Cris!! Me encanta leerte!
Felicidades querida Cristy. Es un orgullo que ahora podamos leer tus inteligentes reflexiones sobre desarrollo humano en este semanario.
Gracias Cristina,me gusta mucho este tema,espero que dedíques algo sobre las emociones en la tercera edad,creo que los adultos no sabemos manejarlas.