Asentamientos extranjeros en México: europeos en El Oro de Hidalgo

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En día de hoy, El Semanario viaja a El Oro de Hidalgo, Estado de México, que por la fama de sus diversas minas atrajo a extranjeros de todo el mundo, extranjeros que dejaron marca y descendientes en tierras mexicanas.

 

Ciudad de México.- En tiempos prehispánicos, El Oro de Hidalgo estuvo habitado por mazahuas, quienes al ser conquistados en 1474 por Axayácatl fueron obligados a pagar tributos con maíz, frijol y telas.

Con la llegada de los españoles se descubrieron las vetas de oro y plata de la región. Pronto llegaron los jesuitas y algunos mineros que compraron terrenos para su explotación, sus minas de oro fino fueron consideradas las segundas más ricas del mundo, solamente comparadas con las de Transvaal, en África.

Fundado en el siglo XVIII, El Oro de Hidalgo creció de manera inesperada gracias a la fama de sus diversas minas, las cuales atrajeron a personas de todo el mundo, en particular captaron la atención de compañías inglesas. Esto último, se refleja en sus construcciones ya que a simple vista se pueden apreciar todos los estilos europeos de esa época como el Teatro Juárez y el Palacio Municipal.

El auge minero ocasionó un importante movimiento migratorio en el lugar, ya que El Oro de Hidalgo se encontraba en su época de esplendor a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando se descubrieron más yacimientos ricos en otros minerales preciosos, los cuales fueron un imán para chinos, libaneses, franceses, norteamericanos, alemanes, italianos y escoceses.

Todo esto derivó en un asentamiento importante de europeos radicando o bien dejando raíces en esta parte del país. Al recorrer sus calles empedradas, puedes apreciar que desde su arquitectura hasta las particularidades de sus habitantes nos cuentan la historia que no nos tocó vivir. Lamentablemente, no existe un registro preciso de cuántos extranjeros o descendientes de éstos habitan en este municipio.

El Oro de Hidalgo, es uno de los pueblos mineros más antiguos del país, aunque actualmente ha dejado su antiguo oficio para convertirse en un atractivo para muchos viajeros, que buscan en este lugar, relajación, diversión y cultura.

Ubicado en la serranía de Tlalpujahua, en los límites con el estado de Michoacán, El Oro es una de las poblaciones que ostenta con más ejemplaridad la riqueza arquitectónica de una villa que vivió épocas de bonanza gracias a la explotación de sus minas.

No se pierdan la próxima entrega de El Semanario, en donde descubriremos Chipilo, Puebla, escondite de una rica historia de mezcla mexicana e italiana.

Por María Navarro

 

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