La carta de defunción del NAIM; crónicas de una muerte anunciada

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Inerte, sin pulso y sin esperanzas de ser reanimado, yace el esquelético cuerpo del NAIM sobre lo que fuera un hermoso lago a la espera de convertirse en el hub más importante de México.

 

Con la carta de defunción en mano, cuesta creer lo rápido que menguó la virilidad del NAIM. Apenas meses atrás lucia radiante con tantos proyectos y planes de crecimiento; se decía que su grandeza y poder sería tal que llegaría a dominar el tráfico aéreo de México para convertirse en el punto de conexión clave del América Latina.

Para muchos, sin duda, una dolorosa pérdida, principalmente para los que tenían altas expectativas en su crecimiento, aquellos que apostaron mucho en su creación y confiaban en que en pocos años gozarían de los grandes frutos de su inversión.

Su muerte ha sido una de las más polémicas en la historia reciente de México. Mientras unos la califican de justa y digna, otros más la lloran y advierten sobre el costo que se presume implicará su pérdida y el retroceso para el desarrollo industrial con los planes desvanecidos de tener un hub que ejercería con más fuerza el dominio aéreo del país.

Tal como lo narrara la novela de Gabriel García Márquez, “Crónicas de una muerte anunciada,” la historia de la muerte del NAIM incluye episodios en donde hubo quién se sintió deshonrado y burlado, otros buscaron defender el honor, unos más la consideran una muerte justa y moral, mientras otros la descalifican.

Como en la muerte de Santiago Nasar, nunca hubo una muerte más anunciada que la del NAIM, donde pareciera que también el honor (de defender una promesa de campaña), fue el mecanismo de venganza al que se tuvo que acudir para restaurar la moral colectiva (democracia).

Se cree que para los verdugos del NAIM la existencia del proyecto representaba la aprobación y respaldo a una violación de la dignidad nacional por haberse concebido con actos deshonrosos de corrupción y favoritismo a una élite que ha dominado la economía y el aire del país.

Se podría ver la muerte del NAIM, más allá de una promesa de campaña, como la primera batalla del gobierno por rescatar al país del dominio de algunos cuantos dueños del mercado aéreo del país; sin embargo, este supuesto queda velado y, como en el asesinato de Santiago Nasar, hay aspectos esenciales que nublan la posibilidad de alcanzar el conocimiento pleno de la verdad, sobre todo cuando se trata de indagar a profundidad los hechos.

La muerte de Nasar no devolvió la honra a Ángela Vicario, pero si la enorme satisfacción a los gemelos Pablo y Pedro de haber hecho lo necesario por defender el honor de su familia y estarían dispuestos a volverlo a hacer mil veces si fuera necesario.

Algunos dicen que la muerte del NAIM es inminente, otros más aseguran que sus creadores no descansarán hasta agotar los últimos recursos para reanimarlo; la realidad es que ahora el cuerpo del que fuera el más grande representante de desarrollo e infraestructura de un gobierno, yace inerte en un empantanado terreno a las afueras de la ciudad.

 

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Cecilia Ximenez

Es realmente increíble todavía pienso que no puede ser que el ING Jiménez Espriu a quien conocí de cerca en la Universidad pueda estar convencido de semejante desproposito ojalá hubiera quien lidereara el rescate de este proyecto el país se lo merece y porque no lo reclama para nuestros hijos y nietos

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