Mark Singer, biógrafo del presidente electo, pasó varios meses con el magnate y cree que pocas veces fue sincero durante sus largas horas de conversación
Desde que Donald Trump anunció su candidatura por la presidencia de los Estados Unidos, decenas de periodistas han escrito cientos de cuartillas sobre su polémica figura, pero quizá ninguna de estas páginas ha sido tan fiel como las escritas en 1996 por Mark Singer, veterano de la The New Yorker.
En una reciente entrevista concedida a la revista GQ, Singer mencionó que nunca le agradó Trump, pero en 1996 su editora en TNY, Tina Brown, le pidió escribir un perfil sobre el millonario. En ese tiempo, Trump sólo era un empresario y operador de casinos, y no la controvertida figura que se convertirá en el nuevo presidente de la nación más poderosa del planeta.
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Un reporteo de más de cuatro meses, que dio material suficiente al periodista para publicar no sólo el perfil pedido sino que, años más tarde, el libro El Show de Trump. Tras cientos de horas de conversaciones con Trump en sus oficinas, sus departamentos, sus coches e incluso en un avión privado, Singer se descubrió a sí mismo fascinado con este hombre que “alcanzó el lujo máximo: una existencia sin el perturbador rumor de un alma”.
“Siempre miente”
Al ser cuestionado sobre si esperaba que alguien como Trump ganara la presidencia, el escritor respondió: No, para nada. Es la peor sorpresa de mi vida como ciudadano de Estados Unidos”.
Pero eso no es todo, Singer aseguró que Trump “miente todo el tiempo” y que durante las largas horas que pasó con él pocas veces fue sincero.
“Él no era un político, era un vendedor narciso. Por lo tanto, cuando empezaba a mentir, yo pensaba ´ok, ésta es la forma en que este tipo habla´. Para un periodista, lo mejor es que tu entrevistado te subestime. Si él pensaba que yo era estúpido, yo no iba a desafiarlo. Lo dejaba hablar porque mi tarea no era discutir con él, sino que escribir su historia”
En El show de Trump, singer actualiza el célebre perfil y relata cómo su publicación significó una continua provocación para Donald Trump, quien pasó de ser una figura bufonesca a lo que muchos estadounidenses y habitantes de otros países consideran una amenaza.
