Irreverente, sofisticado, callejero y perceptivo de los problemas que aquejan a las personas en cada rincón del mundo que visitó, por eso el chef Anthony Bourdain se convirtió en el defensor de los migrantes mexicanos en Estados Unidos.
Ciudad de México.- Tal vez nadie esperaba su muerte pero la cadena CNN anunció que Anthony Bourdain se suicidó en un hotel en Estrasburgo, Francia. Este chef nacido en Nueva York en 1956, se convirtió en una celebridad mundial porque descubrió a través de la gastronomía, la esencia de los pueblos, las sociedades y las culturas que visitaba.
Al menos así lo hizo en México. En 2013, Anthony Bourdain visitó la CDMX y algunos lugares cercanos; recorrió los lugares más emblemáticos de la capital del país, comió en fondas, puestos callejeros, restaurantes exclusivos y camino por esas calles que a diario recorren millones de personas de manera incógnita.
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Desnudó parte de lo que sucede en México
Fue de Tepito al barrio de Santa Anita; de la colonia Roma a la Central de Abastos y luego fue a Cuernavaca y Oaxaca.
Claro, ese era su trabajo en el programa Parts Unknown de la cadena CNN; sin embargo, en aquella ocasión tocó temas políticos y sociales que han sido parte del sufrimiento de miles de familias en los últimos años: la violencia y la guerra contra el narco.
Platicó con la periodista Anabel Hernández sobre la corrupción, inseguridad y violencia que vive México y se adentró en temas que han sido determinantes en la vida cotidiana de las personas y entonces mostro ese otro lado amargo de la realidad de nuestro país.
México el hermano incomodo
Y su postura fue más allá y en un texto publicado en CNN, se convirtió en un defensor de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, criticó la posición de la sociedad estadounidense y sus “actitudes ridículamente hipócritas” con respecto a México.
“Amamos las drogas mexicanas, nos encanta la música mexicana, las playas mexicanas, la arquitectura mexicana, el diseño de interiores, las películas mexicanas…Entonces, ¿por qué no amamos a México?”, señaló Bourdain.
Y él mismo respondió: “México, después de todo, siempre ha estado ahí para ayudarnos a satisfacer nuestras más oscuras necesidades y deseos” y agregó: “han visto a muchos de nosotros en nuestro peor momento. Ellos conocen nuestros deseos más oscuros”.
Según el chef, sabemos lo que hacen cuando cruzan la frontera buscando drogas o prostitución; nos hemos convertido en el espacio donde se desinhiben lo jóvenes; somos sus proveedores de placeres prohibidos y una vez que regresan a Estados Unidos, sienten “cruda moral” de su comportamiento; “tal vez estamos avergonzados”, señaló
Entonces, definió la eterna relación entre nosotros y ellos como si México fuera su “hermano de otra madre… Un país con el que, nos guste o no, estamos inexorablemente, profundamente involucrados, en un abrazo cercano pero a menudo incómodo”.
Defensor de los migrantes
Pero si en la era Trump los migrantes mexicanos son perseguidos e insultados, Anthony Bourdain se dio el tiempo de convertirse en su defensor desde años antes.
A tal grado que aseguró que “el negocio de restaurantes tal como lo conocemos, en la mayoría de las ciudades estadounidenses, colapsaría de la noche a la mañana sin trabajadores mexicanos”.
E incluso, reflexionó sobre esto y la posición de la sociedad estadounidense desde una perspectiva de superioridad mal entendida, ya que “les gusta afirmar que los mexicanos están robando empleos estadounidenses”, pero aseguró que en realidad, realizan trabajos que sus connacionales rechazan.
“En dos décadas como chef y empleador, nunca tuve un niño estadounidense que entrara por mi puerta y solicitara un puesto de lavaplatos, un puesto de portero o incluso un trabajo como cocinero de preparación” aseguró.
Y concluyó, “los mexicanos hacen gran parte del trabajo en este país que los estadounidenses simplemente no harán”.