La semana pasada, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) presentó los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016. Hay un dato que funciona como portada de un libro lleno de tragedias: en México, 2 de cada 3 mujeres han sufrido algún tipo de violencia al menos una vez en su vida. En Michoacán, la proporción es muy cercana, 65.5% de las mujeres han estado en esa situación. Sin embargo, mientras autoridades tienen la tentación de presumir que el estado se encuentra por debajo de la media nacional, la prensa local registra un alarmante incremento en casos de la forma más brutal en que la violencia de género se expresa, el feminicidio.
Para nadie es un secreto que Michoacán es uno de los estados que más violencia ha experimentado en el país. Sin embargo, la violencia que padecen las mujeres no suele estar en el centro de atención. Las lecciones que dejan casos como los de Ciudad Juárez retratan la importancia de hacer visible lo invisible, es uno de los primeros pasos rumbo a frenar la tragedia. Desde la organización Humanas Sin Violencia, Lucero Circe López Riofrío encabeza esa tremenda lucha en aquel estado. Visibilizar, denunciar y reaccionar son misiones imposibles que, con trabajo, van haciendo posibles.
Humanas es la arquitecta e ingeniera de un edificio al que no se le permite entrar. A pesar de ser impulsoras y promotoras de la alerta de violencia de género en el estado, y de trabajar en conjunto con las autoridades para lograr el decreto, han sido y permanecido excluidas de la conformación del equipo multidisciplinario que debe darle seguimiento. En respuesta, Humanas decidió tomar el camino más largo y complicado con tal de no renunciar a su tarea: monitorear por su cuenta y seguir los pasos de quienes están obligados a hacer el trabajo. Así, documentaron que la alerta de género en Michoacán ¡tiene menos del 13% de avance! Esto desde que se activó, en junio de 2016.
Más de un año después, el avance es marginal. A ese ritmo, advirtieron, la implementación total de la alerta en los 14 municipios michoacanos para los que se definió tardaría 8 años. Además, la cifra es contrastante con la versión de la autoridad local y documentada por la organización, que afirma que la alerta se encuentra lista en un 75%. Mientras tanto, Humanas mantiene un ojo en la diatriba burocrática y otro en el terreno, donde las mujeres siguen muriendo. Según sus datos, van 86 este año y el panorama no es alentador.
La declaración de alerta de género es un complejo mecanismo gubernamental que pone a operar recursos, programas, personal e instituciones para, literalmente, salvar vidas de mujeres y atender a las que sufren violencia o podrían padecerla. Los estados que han logrado declararla, generalmente lo han hecho con reticencias y resistencias de autoridades en varios niveles. Su decreto se traduce en el éxito de unos pocos –casi siempre mujeres– preocupados, sensibilizados, comprometidos y con las energías para nadar contra la pesada corriente de autoridades y funcionarios públicos generalmente desinteresados y/o incompetentes.
Michoacán no es el único caso preocupante en temas de violencia de género. Según la citada ENDIREH, la Ciudad de México, Jalisco, el Estado de México, Querétaro y Aguascalientes también presentan cifras alarmantes en violencia y agresiones contra las mujeres. Todos esos casos se ubican incluso por encima del promedio nacional que tanto preocupa a gobernantes, y que funciona como un árbitro estadísticamente insensible. En todo caso, prácticamente no hay estado del país que salga bien librado. Un escenario alentador sería, por un lado, contar con más Humanas en el país y, por el otro, aunque igual de importante, cuidar y alentar a las que ya tenemos.
Twitter: @ro_pena