Como parte de su plan de gobierno, Alejandra Barrales presentó el plan para aprovechar los terrenos del AICM y dotar al oriente de la ciudad de espacios naturales, educativos y utilizar la infraestructura existente para crear un “pulmón” que además de áreas verdes, también permita captar y tratar aguas residuales que resuelva el problema de escasez del vital líquido en esta zona.
Ciudad de México.- La candidata a la jefatura de gobierno de la coalición Por la CDMX al Frente, presentó su proyecto “La Nueva CDMX”, que contempla convertir los terrenos donde actualmente se ubica el Aeropuerto Internacional, en un área que promueva el desarrollo económico y ecológico de la región oriente de la capital del país.
En las 746 hectáreas que dejará vacantes el actual aeropuerto, una vez que entre en funciones la nueva terminal aérea, Barrales plantea “devolverle la vocación lacustre a la capital”.
Según explicó la candidata, en caso de ganar las elecciones implementará este proyecto que “aprovechará la reubicación del aeropuerto para mejorar la movilidad urbana y apostar a proyectos de captación, infiltración y tratamiento de agua al convertir los terrenos del AICM en un nuevo pulmón”.
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Aprovechar la infraestructura existente
Alejandra Barrales informó que contempla aprovechar la infraestructura existente y convertirá “la actual terminal 1 en la base del desarrollo económico”, para que “las empresas y las grandes inversiones vengan a esta zona a traer empleo, innovación y tecnología”.
Pero con respecto a la terminal 2, la candidata de la coalición Por la CDMX al Frente, ofrece “ubicar ahí Ciudad Universitaria II, un amplio espacio educativo para el que se buscará contar con el respaldo de la UNAM y el Politécnico”.
Finalmente, la actual zona de hangares se destinaría a áreas deportivas y de promoción cultural, con lo que completa su proyecto que lo comparó con lo que sucedió en Berlín, donde su vieja terminal aérea la convirtieron en un parque urbano de 380 hectáreas.
Lo mismo que el aeropuerto de Stapleton en Denver, donde habilitaron mil 900 hectáreas en áreas verdes, hogares, oficinas, comercios y escuelas públicas, por lo que Barrales concluyó que “es la oportunidad que tiene la CDMX de no colapsar”.
