La contaminación del aire podría estar relacionada con el insomnio, según investigadores que estudian el impacto del aire tóxico en nuestro cuerpo.
La exposición al dióxido de nitrógeno y las partículas en el aire afecta la eficiencia del sueño, según un nuevo estudio. La investigación exploró la proporción de tiempo que los participantes durmieron durante la noche en comparación con el tiempo que estuvieron despiertos, una medida conocida como eficiencia del sueño, informa NDTV.
Los resultados revelan que una mayor exposición al dióxido de nitrógeno y partículas pequeñas conocidas como PM2,5s están vinculadas con una mayor probabilidad de tener baja eficiencia del sueño. Eso, dicen los investigadores, podría ser el impacto de la contaminación del aire en el cuerpo.
“Nuestra nariz, senos nasales y la parte posterior de la garganta pueden irritarse por esos contaminantes, por lo que pueden causar algunos trastornos del sueño, así como problemas de respiración”, dijo Martha Billings, profesora asistente de medicina de la Universidad de Washington y coautora de la investigación. Billings agregó que los contaminantes que entran en la sangre podrían tener un efecto en el cerebro y por lo tanto también en la regulación de la respiración.
El estudio, presentado en la conferencia internacional anual de la American Thoracic Society, se basó en datos de contaminación atmosférica capturados para dióxido de nitrógeno y niveles de PM2,5 durante un período de cinco años en seis ciudades de Estados Unidos, incluyendo datos capturados cerca de los hogares de los 1.863 participantes. Los datos se utilizaron después para proporcionar estimaciones de los niveles de contaminación en el hogar.
Los investigadores capturaron los datos en dispositivos portátiles de grado médico usados por los participantes en sus muñecas durante un período de siete días consecutivos. Estos servían para monitorear los movimientos finos mientras dormían, lo cual ofrece información sobre cuánto tiempo cada participante dormía o estaba despierto.
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De los resultados, el equipo agrupó a los participantes de acuerdo a su eficiencia del sueño, encontrando que el cuarto superior de los participantes tenía una eficacia del sueño del cerca de 93% o más, mientras que el cuarto inferior tenía una eficacia del sueño del 88% o menos.
El equipo después dividió a los participantes en cuatro grupos basados en su exposición a la contaminación del aire.
Después de tener en cuenta una serie de factores, como la edad, el tabaquismo y condiciones como la apnea obstructiva del sueño, el equipo encontró que aquellos que estuvieron expuestos a los niveles más altos de contaminación del aire durante cinco años tenían más probabilidades de estar en el grupo que presentaba problemas para dormir, informa News Nation.
Más específicamente, los altos niveles de dióxido de nitrógeno aumentaron las probabilidades de tener una baja eficiencia de sueño en casi 60%, mientras que los niveles altos de PM2,5s aumentaron las probabilidades en casi 50%. Los mayores niveles de contaminación también fueron vinculados a aquellos que pasaron mayores períodos de tiempo despiertos después de irse a acostar.
Sin embargo, no está claro si la contaminación en sí misma estaba afectando el sueño de los participantes o si la mala calidad del sueño podría deberse a otros factores relacionados con la contaminación, como el ruido generado por el tráfico. Además, los datos de una semana de sueño podrían no reflejar el patrón típico del sueño de un individuo.
Roy Harrison, profesor de salud ambiental en la Universidad de Birmingham, dijo que un vínculo entre la contaminación y el sueño no es sorprendente. “Las investigaciones anteriores han demostrado las asociaciones entre las exposiciones de dióxido de nitrógeno y los efectos sobre diversas funciones fisiológicas y bioquímicas en el cuerpo, así como las admisiones hospitalarias y la mortalidad”, dijo. “Por lo tanto, no debería sorprendernos que tales exposiciones también afecten los patrones del sueño”.