Mejoramiento Integral Asistido (MIA) es la empresa mexicana que impulsa exitoso modelo de autoconstrucción de viviendas para personas de bajos recursos.
Ciudad de México.- Con una visión social que busca mejorar la calidad de vida de las personas de bajos recursos de zonas rurales y semiurbanas, Mejoramiento Integral Asistido (MIA) es la empresa mexicana que impulsa exitoso modelo de autoconstrucción de viviendas de bajo costo y que ha permitido a muchas familias contar con un casa digna.
Según explica la propia empresa, está “dedicada a resolver el problema de vivienda de las personas en condiciones de pobreza patrimonial”.
Pero su exitoso modelo de autoconstrucción de viviendas le ha permitido ser uno de los proyectos más innovadores en este sector, por lo que ha obtenido el Premio Nacional de Vivienda en 2005, 2006 y 2008, y fue reconocido como “Emprendedor Endeavor” en el 2009.
De acuerdo a cifras publicadas por El Financiero, MIA “ha construido 35 mil viviendas en 14 estados del país y culminó 2016 con una facturación de 400 millones de pesos”.
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Esto le ha permitido consolidarse como un exitoso modelo de autoconstrucción de viviendas cuya oferta principal es la “Vivienda Progresiva Rural”-dice la empresa-, que lo define como “una novedosa solución integral que incluye financiamiento, capacitación técnica y logística de materiales”.
Para estos procesos de levantamiento de las obras involucran a los miembros de las comunidades locales y en cada proyecto participan de 10 a 20 familias que son capacitados para “construir sus viviendas de manera colaborativa bajo nuestra supervisión”, dice MIA.
El costo de cada construcción fluctúa entre los 110 mil pesos, de los cuales las personas aportan el 5 por ciento del total del costo y el resto puede ser financiado con subsidios gubernamentales, ahorros propios, microcréditos y donativos, afirma la compañía.
Pero este exitoso modelo de autoconstrucción de viviendas ha sido tan viable a nivel financiero, que sus directivos ya piensan en salir al mercado bursátil para levantar fondos y poder seguir invirtiendo en otros proyectos de innovación tecnológica aplicados al sector de la construcción.
Según dijo Guillermo Jaime Calderón, presidente ejecutivo de MIA, “no veo ningún impedimento para que una empresa social también se vuelva una empresa global, billonaria, que cotice en Bolsa”.
