Mucho se ha discutido sobre la utilidad de los recursos materiales y su influencia en la calidad de vida de las personas y si bien, las dudas que surgen sobre si el dinero da felicidad o es pura vanidad, pueden tener diversas respuestas de acuerdo al entorno en donde se ubiquen las personas, lo cierto es que prácticamente todos los individuos deseamos tener una estabilidad financiera prominente, pero algunos estudios revelan que eso no significa que quien lo logre se sienta plena y satisfecha.
Ciudad de México.- Según el estudio denominado Ingresos Sobre los Cuales el Dinero no Predice la Felicidad, asegura que acumular recursos monetarios es uno de los principales deseos de las personas, pero que existe un punto en donde una cuenta bancaria boyante no influye en el bienestar emocional de las personas.
A esto se le denomina el “punto de saciedad” y “es cuando más dinero ya no se correlaciona con una mayor felicidad”, pero esto es diferente dependiendo del lugar donde viva cada individuo, por lo que en el fondo, la cantidad de capital puede tener un valor diferente en cada región.
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Sin embargo, tal como lo afirma un texto del Foro Económico Mundial y que retoma Entrepreneur, “una cierta cantidad de dinero te hace más feliz. Permite una buena calidad de vida y la capacidad de disfrutar actividades de ocio, buena comida y satisfacción en el trabajo”, por lo que las personas pueden identificar esto en una primera etapa y antes del “punto de saciedad”, como la fórmula de la felicidad, pero en definitiva es pasajera y engañosa.
Ya que como señala el monje budista Matthieu Ricard, considerado en su momento como el hombre más feliz del mundo, el secreto para vivir en este mundo lleno de satisfacciones y tranquilidad emocional, consiste en trabajar para alcanzar un “florecimiento personal y esforzarse por cumplir sus aspiraciones más profundas”.
Esto debido a que el monje aprendió durante su transe hacia el bienestar pleno, que “la autorrealización proviene de afectar positivamente a los demás y de la transformación de uno mismo para servir a los demás” y la felicidad no depende necesariamente de “la influencia, el respeto y la riqueza” que persiguen muchas personas.